capítulo 7

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Capítulo 7

Lo que duele no es el daño que te causan, sino quien lo provoca. Cualquiera puede superar con facilidad los golpes de la vida, pero cuando las lagrimas que emergen del sentimiento más profundo es provocado por alguien que más amas, resulta casi imposible salir del circulo vicioso. ¿en cuantos pedazos pueden cortarte, para poder dejar de sentir culpa por la vida que a uno le toca vivir?, el destino simplemente es un simple concepto, una creencia que se vuelve parte de la vida de aquellos que no pueden conspirar más allá de lo que esta al alcance, es bien cierto que las situaciones no son favorables muchas veces.

En verdad he perdido la cabeza, ahora solo repito las mismas acciones intentando encontrar respuesta en ellas, el pasado pesa tanto que incluso puedes descargar todo aquello miserable que un día te hizo estallar en cientos de pedazos, nunca encuentras las palabras adecuadas para decir lo siento, entonces un pensamiento erróneo te suprime a no poder dejar aquello que tanto daño te ha hecho por el simple hecho de tener miedo a estar solo, sin portar que sea de la forma más perjudicial, duele más pensar en lo que podría haber sido.

Esta noche me consume de nuevo la inmensidad de mis sueños, hoy he abierto los ojos, he visto su rostro por primera vez y era como ver el mismísimo infierno y en el he visto la luz que tanto había estado buscando con desesperación, quería escapar, sabía que no podía quedarme, aunque lo anhelara, la explosión de un sinfín de sentimientos revolvió mi estomago ¿todo era un juego?, quería sacarme de mi propia desgracia, sin embargo no estaba en las condiciones de hacerlo, esta vez me gustaba estar en la desgracia existiendo mientras buscaba las respuestas en sus ojos invadidos por el cansancio y largas noches de desvelo, no había paredes que me reclutaran, era libre de hablar con la verdad al mismo tiempo que omitía ciertas cosas, nunca me había cegado tanto, el océano me estaba tragando hacía lo más profundo, perdida en un par de ojos tristes, me parecieron demasiado honestos que podía tocar el cielo y arder en el infierno al mismo tiempo, dos almas en colapso que se sostienen antes de caer al vacío, quería sentir algo real por muchos años y ello era lo mas real que pude haber tenido, durante toda la noche el miedo estaba presente, de alguna manera saber que en cualquier momento ese momento de felicidad pueda dejar de existir y marcharse de la misma forma en como apareció, pensé "como podría vivir sin esto que ahora siento", dicen nada puede llenar ese vacío, pero me sentí completamente por un instante, las paredes se estaban cerrando frente a mi me preguntaba ¿si lo intento?, ¿si lo intento?, a tal grado de amar la desgracia en la que estaba. Era todo lo que necesitaba, pero no lo que merecía, pero al mismo tiempo lo odiaba, solo quería desprender eso tan complicado que estaba causando conflicto en mis pensamientos idolatras.

Así o mas miserable estoy, ni siquiera las lágrimas pueden brotar sin ser mal interpretadas, no hice ni el más mínimo esfuerzo para hacer que estas piezas encajaran en el rompecabezas de mil piezas.

Esa era la sensación que anhelaba sentir durante tanto tiempo, una explosión de sentimientos que completaran mi ser, pero solo estaba sujeta a lo que estuviese mas cerca de ello, solo quería un abrazo de mi madre, un aplauso por mi logro tanto empeño que puse para obtener un lugar en aquel cuadro, esa satisfacción no me llenaba en lo más absoluto, quería gritárselo, estaba demasiado afónica como para hacerlo o posiblemente solo era una escusa más para no hacerlo, me dejo en el auto luego de que ella se bajo para visitar a una de sus amigas subí el volumen de la música para quedar más afónica de lo que ya estaba cantando lo mas fuerte que pudiera, me pase al asiento trasero con irá y resentimiento observaba la muñeca que estaba aun en su caja, totalmente nueva solo le eche un vistazo, era aquella muñeca que la pareja de mi madre me obsequio en navidad, ya había pasado un año de aquel obsequio, ese día fuimos a comprarla en una enorme tienda de regalos, pero Catalina estaba demasiado molesta que tomo la muñeca y la aventó a la cajuela del auto entonces sentí un nudo en la garganta que me asfixiaba, desde entonces solo observaba aquella muñeca cuando me subía al auto, un año y ni siquiera me dejó abrirla en navidad, maldije con todas mis fuerzas que le pasara algo inclusive muchas veces le desee la muerte de mil maneras que cualquiera podría imaginarse y de la forma mas cruel, entonces mi madre abrió la puerta, me pase al asiento delantero de nuevo, no conversamos en absoluto, solo me mostro las fotos que había tomado con la cámara luego de recibir el reconocimiento, aún seguía esperando aquel "Felicidades", nada de eso salió de sus dulces labios, como de costumbre me recogía todos los días de clases, era demasiado prisionera aun sin cadenas lo era.

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