Capítulo 6

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Capítulo 6

"Nadie te comprende mejor que tu mismo, pero si alguien intenta hacerlo es porque te ama"

Alguien se sentía orgullosa de mí, me sentía feliz pero solo fue un momento, había una extraña combinación de odio que supuraba muy en el fondo, pero la venganza no me dio cierta satisfacción que buscaba, tenía comportamientos extraños, sentía la necesidad de hacer algo para curar la impotencia que aun estaba presente, mi madre cada año me regalaba peluches, jugaba con ellos de una forma no tan común, no comprendí mi comportamiento, había días en los formaba en distintas filas a cada uno de ellos para luego patearlos, no sabia que eso estaba mal, pero a nadie parecía importarle en su momento. Pasaban los días, tan rápido que luego de volver a la escuela era extraño, todos los niños me veían de una forma rara y extraña, Carla y Ángel seguían siendo los mismo sin embargo durante mi estancia en casa en ningún día de la semana se pasaron por la casa para ver si estaba bien o para pasarme los trabajos atrasado y apuntes, sin mencionar que Carla vivía a una cuadra de mi casa. Todo parecía marchar bien a pesar de ver a ese par de niñas en la parte de atrás, aún seguía usando una gorra, luego de sentarme en el mismo lugar de enfrente, el director llego al salón con una sorpresa que nadie imaginaba, ese día se unía una nueva compañera su nombre era Casandra, era mucho más grandes que todos inclusive más alta que los niños casandra tenía diez años, solo dijo su nombre en su presentación y que de igual forma provenía de una ciudad, su madrasta la había traído consigo, su padre era soldado así que estaba fuera por mucho tiempo, durante largos periodos, su madre al parecer era drogadicta y alcohólica o al menos Lidia decía eso, ella era demasiado buena, pero con una fachada que demostraba todo lo contrario, no tenia miedo de ser su amiga, quería serlo, no solo fuimos compañeras, ella era mi vecina, por la tarde antes de salir de clases, cuando estaba recogiendo mis cosas para irme a casa, unos niños incluyendo el par de diablitos se me acercaron para no perder la tradición de molestarme, comenzaron a gritar todos al mismo tiempo que era una "llorona", trate de no prestarles atención, Casandra de un empujón aparto a ese par de diablitos que estaban frente a mi y dijo que no me preocupara, para ser su primer día ya todos le temían, no era de esperar más era dos años mayor que la mayoría de nosotros, para agradecerle el que me había defendido de esos niños le regale una manzana, luego dijo que era la única niña que le había hablado, era demasiado gentil pero con una fachada de superioridad y a simple vista podía parecer muy enojona, pero nada de eso estaba en lo cierto, espere a que Janeth me recogiera de la escuela, ya mayoría de las veces ella lo hacía, cuando salimos de la escuela afuera estaba la madrastra de casandra esperando por ella, le grito que se apurara, no esperaba mucho de la señora María, me refería a ella como bruja y Casandra estaba de acuerdo conmigo, pues no era nada cercano a una madre, parecía estar contenta Casandra pero en el fondo extrañaba a sus padres, me conto que tenía una hermana mayor que ya tenía una pareja pero nunca era responsable además aun no era mayor de edad y por lo tanto no le quedaba de otra que vivir con su madrastra quien no disimulaba sus malas atenciones hacia mi querida amiga casandra, pues ya consideraba que era como mi salvadora, los niños dejaron de molestarme durante su estancia, en algunas ocasiones ella me invitaba a la casa de la madre de María a jugar con ella, jugábamos con lo que podíamos, algunas veces tomaba juguetes de escondidas para llevarlos, pero Lidia nunca aprobó que jugara con otros niños, inclusive no dejaba que jugara con mis primas, quería que jugara con su hija la pequeña Sofía era muy pequeña para jugar, pues solo terminaba despedazando los juguetes me daba coraje cada vez que despedazaba a mis muñecas o cualquier otro juguete, entonces me escapaba en algunas ocasiones para verla, Lidia y la señora María realmente se odiaban ambas decían lo mismo de si mismas, no importaba cual era el problema entre ellas eso no nos importaba, entonces la abuela, madre de la señora María nos corría de su casa en muchas ocasiones que no estaba de más regresar a casa y ver televisión, que mas podía hacer.

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