𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 | Compilación de one shots sobre los Peaky Blinders que traduciré al español de varias autoras en Tumblr.
「 𝐏𝐞𝐚𝐤𝐲 𝐁𝐥𝐢𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬 • 𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 」
one shots de personaje de peaky blinders.
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Créditos a su autora aidangillens en Tumblr.
Título: Margaritas.
Advertencia: Ninguna.
—¿Qué hay de ese, eh?
Aberama señaló el ramo de rosas rojas.
Arrugas la nariz con disgusto.
—Las rosas son románticas, amor. Queremos algo que diga: "Estoy saliendo con tu padre"... no, "Me estoy follando con él".
Aberama meneó la cabeza con una sonrisa antes de asentir divertido.
—Las margaritas son bastante bonitas, ¿no?
Aberama inclinó la cabeza hacia un lado, considerándolo.
—¿Crees que a Bonnie le gustarían?
Te encogiste de hombros, pensando que serían bonitos.
—Oh, por qué no. Si no le gustan, podemos ir a recoger algunas flores silvestres.
—Ese chico y sus flores—señaló las margaritas y el vendedor las agarró, el hombre estaba apunto de pagarlas.
—Yo pagaré, soy yo quien da la noticia de todos modos. ¡Gracias!
Aberama inclinó su sombrero hacia el hombre detrás del puesto de flores y colocó su mano en tu espalda, llevándote hacia otro puesto.
—Oh, ¿y si le hago un pastel? Sería divertido, ¿eh?
Se encogió.
—¿Tú cerca de un horno? Prefiero ver a una vaca intentar hornear—le golpeaste ligeramente en el brazo—. Solo estoy bromeando a medias, pero quemarías la mitad de Birmingham, querida.
—¿Por qué nadie cree que sepa cocinar!? ¡Soy increíble en eso!
—Dile eso a esos pobres huevos que quemaste esta mañana.
Simplemente pusiste los ojos en blanco y presionaste un beso en la mejilla de Aberama,
—De todos modos, te encanta cocinar para mí—susurraste en voz baja y te acercó a su costado por la cintura asintiendo—. ¡Dios mío, tienen conejos!
Le entregaste el ramo antes de salir disparado hacia el recinto del conejo.
Si hubieras sabido que había un zoológico de mascotas, seguramente habrías traído algo de dinero extra para comprar un conejo... o dos.
—¡Más despacio!
—¡Tiene miedo de romperse un hueso, Sr. Gold!
Aberama te dirigió una mirada "molesta", pero la sonrisa en tu rostro era contagiosa y una parecida creció en la suya.
—¡Vamos, vamos a ver los conejitos! ¡Seguro que serán adorables!
Él te siguió, permitiéndote arrastrarlo de su mano.
—No tan adorable como tú, querida.
Sentiste que el calor recorría tu piel por el cumplido cuando finalmente llegaste al recinto donde se guardaban los conejos.
Las jaulas estaban apiladas y dentro de ellas había conejos adultos, mirando a su alrededor ante toda la conmoción. Pero no les estabas prestando atención, tus ojos estaban fijos en el suelo donde se sentaban los bebés. Estaban abrazados y un joven los estaba atendiendo.
—Hola, ¿estás aquí para comprar?
Sacudiste la cabeza.
—No, solo quería echar un vistazo. ¡Son tan lindos como pueden ser!
Él se rió y asintió con la cabeza,
—¿Puedo sostener uno?
El joven explicó que había que tener cuidado de no aplastarlo y lo obedeció con facilidad. Antes de que te dieras cuenta, un pequeño conejito marrón se sentó en tus manos.
El cálido cuerpo del conejito encajaba justo en el centro de tu palma, seguramente no era muy viejo. Podías escuchar a Aberama discutiendo las razas con el joven cuando una cara en la multitud parecía extremadamente familiar.
—Mierda.
Aberama recogió el conejito con facilidad y se lo entregó al hombre, le diste una expresión de cachorro pateado, sin entender por qué hizo eso.
—Ese es Bonnie. ¿Quieres conocerlo ahora o simplemente marcharte?
Bonnie ya venía hacia ustedes dos, era demasiado tarde para irse. Y ya tienes las flores y todo, ¿por qué huir ahora?
—¡Quiero conocerlo, por supuesto!
La mano de Aberama encontró su lugar en la parte baja de tu espalda de nuevo cuando te acercaste a Bonnie.
—¿Padre?
Bonnie preguntó antes de mirarte, luego de nuevo a Aberama.
—¿Quién es... quién es ella?
—Hola—extendiste la mano para estrecharla y, sorprendentemente, Bonnie la estrechó—. ¡Es un placer conocerte finalmente, he oído mucho sobre ti!
Le dio a su padre una mirada confusa mientras tú hacías todo lo posible por mantener la sonrisa en tu rostro, Aberama asintió a Bonnie.
—Nos hemos estado viendo desde hace bastante tiempo.
—¿Viendo? ¿Cómo románticamente? ¿No es un poco joven?
Luchaste por no poner los ojos en blanco, pero entendiste cómo se sentía Bonnie. Fue un poco extraña tu relación con Aberama. Tener solo veinticuatro años mientras Aberama se acerca a los cincuenta y cinco hace que los demás miren tu relación con sospecha.
—Sé lo que estás pensando, pero no es así. Ella y yo... nosotros —se volvió para mirarte con una tierna sonrisa—. Nos amamos. Y esperábamos contártelo esta noche.
El mercado a tu alrededor seguía vibrando, como si no le estuvieras dando una noticia seria a Bonnie.
—Espero que podamos aprender a ser amigos, Bonnie.
Empezaste con una sonrisa mientras el joven parecía pensarlo detenidamente.
—Quiero decir, es un poco extraño... pero no me importa con quién salgas, papá. Todo lo que importa es que estés feliz. Y si... ella es esa persona para ti, por supuesto.
Una sonrisa apareció en tu rostro mientras mirabas a Aberama.
—Gracias hijo.
Las margaritas se sentaron en la mano de Aberama, así que las agarraste y extendiste tu brazo hacia Bonnie.
