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"No lo veo muy claro Mew." Estaba empezando a estresarme demasiado. "Es que, porqué debo ser el que lleva la corbata y el chaleco rosa?." Me crucé de brazos al ver los dos atuendos.
"Dile eso a Tul, fue el encargado de escoger los colores. Además se encargó también de todo Max, tú solo pusiste las ganas y el dinero." En eso tenía razón, Tul con entusiasmo se encargó de la logística de la boda, los invitados, etc.
"Si, pero no es un color muy masculino." Seguía con el berrinche que venía haciendo desde la mañana, el día estaba caótico. Todo estaba saliendo al revés, devolvieron las flores porque era otro tipo para los centros de mesa, había un retraso en cada cosa y Gulf estaba corriendo la maratón de su vida.
"Un color, no define tu sexualidad. El rosa, el fucsia, tonos pastel... También lo usan los hombres." Me pasó el traje con un golpe en el pecho.
"De acuerdo! Pero tú también debes usar un tono parecido." Levantó una ceja.
"Y yo porqué?." Sonreí, tomando el teléfono y enviando unos cuántos mensajes conseguí que los padrinos vistieran el rosa. "Que maldito."
"Eres mi dama de honor, no?." Huía de los zapatos que me estaba tirando. "Ya, ya." Me sobaba el brazo, uno de esos me había alcanzado. La boda era al atardecer y esperaba que por lo menos la vida tuviera la decencia de dejarme casar sin ningún contratiempo más.
"Nos vemos Max." Asentí, le marqué a Tul para ver cómo le estaba yendo.
"Hola Maxi bebé." Me reí al escuchar su dulce pero gruesa voz al otro lado de la línea.
"Tú donde estás metido, hoy desperté abandonado en mi apartamento sin ningún tipo de desayuno y con Mew trayendo mi traje. Buena jugada vaquero." Protestaba burlonamente, pero si podía hacerle reír y escucharlo me basta.
"Son las reglas del juego señor Rosita." Me quedé en silencio. "Venga Maxi, póntelo, lo escogí especialmente para ti."
"Y no se supone, que... La esposa es la que lleva el rosa?." Juré que por el sonido de su respiración si me hubiera tenido cerca me habría volado todos los dientes.
"No soy la esposa! En esta relación no hay esposas. No vayas a hacer que me arrepienta de mi decisión." Bufé, que amenazas. Aún aunque le dijera que era mi esposa, o él tratara de intimidarme lo último que pasaría sería eso.
"Está bien, pasas entonces por mi para irnos juntos?." Me miraba al espejo, se me notaban hasta las ojeras porque a Tul le había dado por darme una faena monumental.
"No." ¿No? ¿No entendí? ¿Cómo que no?.
"Y por qué no?." Fruncí el seño por su respuesta, no era lo que esperaba.
"Porque es tradición que no me veas hasta que llegue al altar." Solté una carcajada. No me lo podía creer.
"Y así me estás diciendo que no eres mi esposa? Eres terrible Tullie, entonces no te vas a ir conmigo porque no debo verte hasta que llegues al altar, en donde te estaré esperando. Sabes bien que quien llega de segundo es la esposa." Se estaba empezando a salir de casillas.
"Adiós Max." Me colgó.
Me dediqué a organizar todo, Mew me había abandonado. Todos en general lo hicieron. Estaban muy extraños, ni siquiera Tul me contestaba porque andaba de novia tradicional. De solo recordar eso, me reía demasiado. Tan infantil, pero me gustaba. Si él era feliz todos éramos felices. Una llamada entró a mi teléfono.