Condenados a vivir una eternidad intentando destruir a los desviantes, para así proteger a los humanos.
Aún cuando entre ellos se destruyen.
Los eternos están dispuestos a seguir las órdenes de Ajak sin titubear.
Pero algo pasa, y ya no confían en a...
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Capítulo cuatro: misión
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Mezopotamia 5000 A.C
-no quiere salir de ahí- comentó Thena desde la puerta.
Luego del incidente, Adeen no había salido de su habitación, nadie había entrado y nadie había hablado con ella.
La sensación que ella tenía en ese momento era asfixiante, la consumía a cada segundo que pasaba, la palabra monstruo se repetía constantemente en su cabeza.
Incluso cuando nadie se lo había dicho, ella estaba convencida de que así la veían.
Ya habían pasado tres dias y se negaba a salir, algunos decidieron darle su espacio, otros se preocuparon al tercer día, pero definitivamente todos compartían la misma preocupación cuando el sexto día llegó y aún no salía de su habitación.
Ella tenía una misión, una sola misión, y ni siquiera eso pudo hacer bien.
Ella debía cuidar a los humanos, protegerlos de los desviantes, pero en su lugar era ella quienes los lastimaba.
"Arishem debe estar tan decepcionado de mi"
"The a no debe querer verme"
"Druig estará enojado por no haberlo protegido como debía?"
"Ikaris debe estar tan decepcionado de que no me controlara"
Incontables pensamientos pasaban en ese momento por su mente, tenía pánico a que Druig leyera su mente y descubriera todo lo que pensaba.
Pero le aterraba aún más la idea de tener razón, y que nadie ahí la quisiera.
Qué pasaría si decidían que era un peligro para la misión? La encerrarían por la eternidad por el bien de los demás? La matarían?
No quería pensar en eso, pero una pequeña voz en su cabeza no estaba de acuerdo, le recordaba cada imagen de ese día, le recordaba que no fue lo suficientemente fuerte para controlarse a sí misma.
Desde hacía casi una semana que no tocaba un vaso de agua o una porción de alimento, así como tampoco había generado una mínima flama de fuego.
Estaba aterrorizada de volver a perder el control y que ya no esté Druig para frenarla.
Unos toques en la puerta interrumpieron sus pensamientos, cuando estaba por contestar, cómo ya era costumbre, que se largara sea quien sea, la puerta se abrió y el de ojos celestes se adentró en la habitación.
Al pasar cerró la puerta detrás de él, camino hacia donde Adeen se encontraba y se sentó a un lado de ella en la cama.
-no fue tu culpa- dijo Druig, se escuchaba muy seguro de sí mismo.
-si lo fue, no fui capaz de controlarme- rebatió la pelirroja rápidamente.
-habrán momentos donde te cueste un poco más, pero con el tiempo podrás controlarte perfectamente-
-no quiero controlarme con el tiempo, quiero poder controlarme ahora, no quiero seguir poniéndolos en riesgo-
-no creo que se pueda ahora-
-por que no? Todos ustedes se pueden controlar perfectamente, por qué yo no puedo?- se separo un poco de él para verlo de frente- estoy dañada? Arishem se equivocó conmigo?-
Los ojos de Adeen comenzaron a cristalizarse, no quería llorar, al menos no frente a él, no quería que la vea aún más débil de lo que se ve.
Respiro profundamente y apartó la mirada para que no notara las lágrimas, pero él tomó su rostro entre sus manos y la obligó a que la mire-nada está mal contigo, solo eres diferente, eso no es malo-
Con sus pulgares limpió suavemente las mejillas de la pelirroja mientras ella admiraba cada uno de sus movimientos- no me gusta lo diferente- declaró ella.
-lo diferente nos hace especiales, si fuésemos todos iguales sería aburrido, te imaginas a todos igual de feos que ikaris?-
Ella rió por el comentario de Druig y él sonrió, le gustaba verla reír, le gustaba el sonido, la melodía que hacía su voz al divertirse, los pequeños hoyuelos que se formaban en su mejilla y la manera en que sus ojos se achicaban al reír.
A ella le gustaba su sonrisa, la menta en que se curveaba perfectamente, cómo su nariz se movía cada vez que sonreía, y la menta en que sus ojos casi desaparecían.
Cuando Adeen se calmó, ambos cayeron en cuenta de su cercanía, sus respiraciones se mezclaban, dejando un aire caliente a su al rededor, las manos de él seguían en las mejillas de ella, sus frentes estaban casi unidas y sus piernas casi entrelazadas, mientras estaban sentados uno frente al otro.
Y a Adeen se le pasó por la mente la idea de besarlo, Justo al mismo tiempo que Druig se cuestionaba a qué sabrían los labios de ella, creía que podrían saber a canela, no sabía por qué.
Y se fueron acercando lentamente, muy lentamente, pero otra vez aquella voz en su cabeza, le recordó a Adeen que estaban ahí solo por una misión.
En cuanto terminaran la misión podrían estar tranquilos y hacer lo que quisieran, pero por ahora solo debían cumplir con su deber.
Por lo que con un leve carraspeo de garganta, Adeen se separó de Druig, poniendo una cantidad considerada de espacio entre ellos.
-podemos volver a nuestros entrenamientos? Cuanto antes maneje mis poderes mejor- comentó la pelirroja.
El corazón de Druig dejó de latir por un segundo, luego de latir a una gran velocidad, él en serio creía que sus sentimientos eran correspondidos, pero pronto vio que no era así, eso lo corroboró al intentar besarla y que ella lo evitara.
Con desilusión en sus ojos, puso la mejor sonrisa que pudo y asintió- comenzamos mañana por la mañana en donde siempre, descansa- susurró levantándose para salir de la habitación.
Pero antes de que pudiera abandonar el lugar, Adeen tomó su muñeca, frenándolo -Gracias, por todo lo qué haces-
El sonrió y dejó una suave caricia en la mano de ella- con gusto mi bella Adeen- soltó su mano y finalmente salió de la habitación.
Desde la puerta, apareció Ajak mirándola tristemente.
-por qué me miras así?- preguntó Adeen.
-no deberías guardarte ese tipo de cosas-
-no se de que me hablas- dijo la pelirroja, mientras que Ajak se acercó a ella.
-se que es difícil para ti, pero tenemos mucho tiempo por delante en este planeta, puedes permitirte amar Adeen, no es un crimen- comentó tomando sus manos.
-estamos aquí porque tenemos una misión, es lo único que debería importarnos hasta cumplirla, terminar con los desviantes, aún quedan muchos de ellos, te recomiendo recordárselo a los demás, no podemos tener distracciones- soltó las manos de la morocha y se alejó un poco de ella -buenas noches Ajak- y cerró la puerta.
Era complicado, pero así pensaba Adeen, sabía que estaban ahí solo para cumplir una misión, y lo único que ahora le importaba, era controlarse para cumplir con su único propósito.
Aunque si eso era lo único que le importaba, entonces por que estuvo toda la noche lamentándose no haberlo besado?
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Holisssss como están? Espero que bien.
Que les va pareciendo la historia hasta ahora? Necesito opiniones jsjsjsj