Tobias (Cuatro - Four)

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- Todos sabemos tú número, Tobías Eaton - dice Tori.

Aún sigo teniendo un poco de miedo cuando alguien dice mi nombre en voz alta, es casi como si fuera una palabra prohibida. Por un largo tiempo solo me perteneció a mí, hasta que se lo dije a Tris, luego Verdad me lo arranco por medio del Suero de la Verdad, y ahora parece pertenecer a todo el mundo.

Mi camiseta tiene mangas largas que se aprietan en mis muñecas, así que la subo tan rápido como puedo hacía mis codos y me siento, ofreciendo mi piel blanca para que Tori la marque. Ya estoy harto de la vergüenza al estar en este cuarto que no debería permanecer en silencio. Ella me levanta una ceja.

- No recuerdo haber puesto un tatuaje en tu brazo - me dice, golpeando mi brazo superior ligeramente. - Vamos, déjale ver a todo el mundo el fino y buen trabajo que hice en tu espalda -.

Ella me preguntó una vez, porque tenía tantos tatuajes si siempre los mantenía ocultos, incluso en la parte más calida de verano cuando la mayoría de los osados utilizaban ropa corta. Nunca le di una razón sensata, pero sigo recordándola:

Quería los tatuajes para cubrir todos los lugares en los que él me hizo daño, la parte trasera que tenia el cinturón y el lado que contenia su puño.

Se que mucha gente odia las cicatrices, pero antes de que entrara en Osadía, yo siempre había querido tener una. Quería tener una clase de recuerdo de que aunque las heridas se curan o sanan, no desaparecen totalmente, las cargamos donde sea y siempre, y esa es la forma de las cosas, la forma de las cicatrices. Así obtuve los tatuajes en lugar de cicatrices.

Y los escondí, porque no quería que la gente viera mis heridas, aun sí ellos no sabian lo que estaban viendo.

Aprieto los dedos alrededor del dobladillo de mi camiseta y la pongo hasta mi cabeza. Me siento recto, mi espalda hacía el cuarto, las llamas de mi lado expandiéndose y contrayéndose con mis respiraciones aceleradas. Tori limpia la piel de mi brazo y siento las miradas sobre las llamas, mi piel se calienta más y más por cada segundo que siento las miradas.

Hay silencio mientras dibuja el número, y al principio siento como si sus miradas fueran crueles, como si me estuvieran escrudiñando. Pero cuando dibuja las últimas líneas, me doy cuenta que los Osadía gritan cuando se sienten unidos y hacen silencio cuando tienen respeto hacía alguien. Para ellos yo sigo siendo el hombre con solo cuatro miedos.

Miro hacia abajo cuando Tori cubre con una venda el 4, y me doy cuenta que esto, como los otros tatuajes, es algo de lo que me siento orgulloso de portar, orgulloso de incluso tenerlo fuera de la alambrada y lo que sea que venga después.

Tatuajes (Leal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora