4.- Transición

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Secretos

Parte 4

Transición

Una noche fui a la habitación de Verner en el tercer piso, quería que nos fuéramos juntos a clase, era la primera vez que yo lo buscaba, al llegar encontré la puerta abierta y entré.

— ¿Por qué haces esto? —escuché una voz acalorada, me acerqué a la estructura de madera que separaba la cama del resto de la habitación.

—Porque quiero hacerlo así —Verner discutía con Lidia.

—Estas traicionándonos Verner —acusó Lidia con seriedad.

—No lo entiendes Lidia.

—Acabas de decir que la amas, amas a esa cosa.

—Diana es un ser no una cosa —aclaró Verner.

— ¡Es un vampiro Verner! ¿Cómo puedes pensar si quiera en amarla?

—Yo no la amo Lidia —dijo Verner — no de la manera en la que tú piensas.

Me alejé un poco y tomé un libro que estaba sobre la mesa, parecía un diario, lo abrí y al hojearlo encontré una secuencia, una fotografía, un nombre y una fecha.

Eran todos vampiros y casi todos estaban fechados, al parecer era la lista de cacería de Verner.

— ¿Entonces qué haces con ella? —preguntó Lidia justo cuando llegué al último nombre agregado.

—Porque ella es...

Allí en esa página encontré la respuesta, mi nombre y mi fotografía aun sin fechar, y solté el libro.

— ¡Diana! —Verner me miró y miró el libro en el suelo —Diana no es lo que tú piensas ¡Diana!

Salí de allí corriendo, sin poder creer lo que había visto, sin querer creerlo.

—Diana espera —Verner me alcanzó — puedo explicarlo Diana.

—Suéltame — corrí hasta el jardín.

— ¡Escúchame por favor Diana!

—Yo... yo pensé que... que tú...— balbuceé apenas, parada del otro lado de la fuente.

—Déjame explicarte.

—No quiero oírte más, yo... dijiste que me amabas y yo...— le había creído, había empezado a hacerlo.

—Y lo hago —dijo — créeme Diana.

—Mentiste, me mentiste Verner —exclamé.

—Nunca te haría daño —Verner corrió hasta mi — jamás lo haría.

—Yo era parte de tu juego —dije — la última pieza para completar tu rompecabezas.

— ¡Jamás Diana! No lo malinterpretes.

— ¡No me toques! —me aparté.

— ¡Te ha dicho que no la toques! —Yuridia lo alejó de mí empujándolo.

—Yuridia...— susurré.

—Estoy cansada de esta vigilancia —dijo Yuridia caminando hacia Verner.

Las cosas pasaron tan rápido que no puede meditar en lo que sucedía, los cazadores intentaron detenernos, yo no quería morir así que me defendí, ante la vista de todo el alumnado, algunos interfirieron.

Cuando noté que estaba empapada en sangre, alguien me sujetó y logró tirarme, me levanté y sin pensarlo mucho lo ataque, golpeando con todas mis fuerzas y aprovechando el filo de mis uñas, la dureza, velocidad y resistencia que me daba el ser un vampiro.

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