1.- Estuche de recuerdos

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Secretos

Parte 1

Estuche de recuerdos

A través de la ventanilla del taxi puedo ver los edificios altos, los árboles y la gente que camina por las calles, contemplo mi reflejo a través del retrovisor; cuando el auto se estaciona, suspiro, al fin he llegado.

Bajo y llego hasta la acera, las manos dentro de los bolsillos de la chamarra de piel roja se mantienen a la vista oculta, los árboles de la calle soplan una brisa fresca, está atardeciendo y las nubes en el cielo empiezan a tomar un color dorado.

Los charcos en la acera reflejan el ambiente húmedo después de una lluvia, las ultimas de otoño, las botas café fueron una buena decisión para este día, no me gusta mojarme.

Examino el paisaje, me trae recuerdos, esa pared vieja y deteriorada que separa la estructura interior de la calle y los transeúntes curiosos o desconocidos, aunque no recordaba que hubieran tantos edificios cerca como ahora.

Camino hasta la entrada, los altos portones de madera se han envejecido con el tiempo, ya no parecen tan altos como antes, pero los recuerdos invaden mi mente, aquellas memorias, como fotografías antiguas, relacionan lo actual con lo pasado y comienzo a sentir nostalgia.

—Al fin llegas, te has retrasado Diana —dejo de ver la madera corroída y veo la persona que se acerca caminando a mí desde las puertas de la entrada. Una mujer delgada y no tan alta, la conozco, lleva un vestido largo de color blanco, zapatos cerrados negros y un suéter holgado color gris, el cabello oscuro y corto desordenado.

—Solo un poco —contesto caminando hacia ella con las manos entre los bolsillos — este lugar no es de mis favoritos, Catalina.

—No quiero preguntar por qué, así que te hare otra pregunta ¿Qué interés tienen los vampiros en este lugar? —dijo con los ojos oscuros estrechados.

Vampiros. Esa era la historia oculta que no quería recordar. Mi esencia, yo era un vampiro, lo que explicaba el rojizo oscuro en el color de mis ojos. La blanca piel y la sensación fría al tacto humano.

—Un interés particular que no concierne a los cazadores —respondo empezando a caminar hacia el interior.

Cazadores. El otro complemento de mi historia, que por ahora solo quiero borrar, Catalina es una cazadora de vampiros, tal como lo era la persona que estoy comenzando a extrañar.

—Vamos Diana —dice mientras me sigue para alcanzarme — tenemos un convenio de paz.

Convenio. Ese es el punto que tiempo atrás me llevó a este lugar.

—Solo es un convenio, no hay alianza entre dos rivales — contesto.

Alianza. Otra cosa que jamás pudo realizarse, es imposible cuando no hay confianza.

—De acuerdo empecemos el recorrido te mostrare el lugar, comenzaremos por este pasillo, hace unión con todos los demás —señala el otro lado del jardín.

Unión. El comienzo y el fin de todo, el único conflicto que jamás se resolverá.

—Este lugar era una escuela ¿no? —miré la espalda de Catalina.

—Lo era —contesto sin fuerza.

Hace mucho tiempo. Lo era. Y en estas paredes está escrita la única historia de mi vida. La más larga, la más corta, la más trágica, la más hermosa.

"— ¿tienes hambre? —y su mano se enlazaba a la mía — te llevaré a la cocina— y su sonrisa se dibujaba como una luna de verano."

—Este era un comedor —Catalina abre la puerta y mi recuerdo se pierde entre los muebles que ya no existen, más que unas mesas viejas y llenas de polvo acumulado.

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