3.-Encanto

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Secretos

Parte 3

Encanto

— ¿Qué pasa si bebes veneno? —pregunté a Yuridia estando en su habitación.

— ¿quieres suicidarte? ponte al sol, clávate una estaca de plata en el corazón, fuera de eso nada puede matarte.

Pasé algunos días sin ver a Verner, hasta que apareció en clases una noche.

— ¿Has probado la vacuna? —preguntó mientras caminábamos de regreso a las habitaciones después de clase.

—No —contesté — si es tu forma de matarme estas equivocado, soy un simple vampiro, pero no soy tan tonta.

—No te haré daño —me dijo al entrar al edificio, nos habíamos retrasado así que ya todos estaban en su habitación y el resto había vuelto a casa.

— ¿Por qué cazador? — cuestioné sin meterme, él sonrió.

—De acuerdo — susurró y de pronto haló mi brazo izquierdo y me pegó contra la columna en espiral para subir las escaleras y acaricio mi mejilla con su mano — porque no eres cualquier vampiro, eres... mi vampiro —sentí una extraña sensación de calor invadirme.

—Verner —susurré apenas.

—Solo confía en mí, Diana —dejó un beso en mis manos y subió las escaleras, yo fui a mi habitación algunos minutos después.

Me sentía rara, ese término de propiedad que Verner había usado para mi me resultaba extraño.

—Hola Diana —Verner me interceptó en un pasillo después de clase.

— ¿Por qué me sigues? —pregunté sentándome en una banca al salir al jardín.

—Quiero hacerlo —se sentó a mi lado.

— ¿Por qué? —cuestioné mirándolo, quería que todo quedara claro cuando era posible.

—No sé, tal vez debí haber buscado otro vampiro — confesó.

— ¿Para qué? — indagué prestándole atención, suspiró, elevó la vista al cielo y entrelazó sus manos apoyando sus codos en sus rodillas.

—Desprecio a los vampiros tanto como cualquier otro cazador —me dijo — seré honesto contigo Diana, cuando yo nací, mis padres fueron asesinados por un vampiro, además ese vampiro se llevó a mi hermano mayor, fuimos gemelos, tengo motivos de sobra para odiar a los vampiros, pero no puedo, veras, Galván me contó esto, él fue quien me rescató y me cuidó y una vez me preguntó algo que me puso a reflexionar, me dijo: ¿si tu hermano vive entre los vampiros? Y le respondí: no sé si sepa la historia. Tal vez él no odie a los vampiros. Y me volvió a preguntar ¿y si tu hermano vive entre los vampiros y es un vampiro? No tuve respuesta a eso, sería mi hermano a pesar de todo, Diana yo solo busco una oportunidad para conocer a mi hermano si aún vive, por eso fui voluntario en este proceso.

—No pretendo ayudarte —contesté y me levanté — Verner ¿puedes venir a mi habitación?

Accedió, y decidí que probaría la vacuna, fue Verner quien me la aplicó, se sintió extraño pero la sed desapareció, Verner decidió conseguirme más y acepté, sin entender por qué, quise ayudar a Verner en lo que fuera posible, quería probar si era posible la "sana convivencia" entre vampiros y cazadores.

—No vendrá —me dijo Lidia cuando yo buscaba a Verner en el salón — ¿Sabes lo que hace cuando no viene? —Verner se ausentaba a veces hasta por dos o tres días — sale de cacería, es muy bueno en eso.

Ignoré sus palabras, Verner era un cazador, era lógico que tuviera misiones así, aunque jamás había dicho algo sobre eso.

Las semanas se fueron y seguí consumiendo las vacunas sin decirle nada a Yuridia, aunque después de un tiempo comencé a sentirme muy débil, tanto que una noche me quedé en mi habitación y no fui a clases.

Mi cuerpo ardía y la sed apareció repentinamente con más fuerza, me levanté de la cama, necesitaba beber, pero terminé en el piso al resbalar, parecía que me quemaba.

— ¿Diana estas bien? —Verner entró a la habitación y su olor a sangre tibia me alteró a un completo descontrol, no sé qué pasó con exactitud.

Solo recuerdo que el sabor de la sangre de Verner era exquisito, él forcejeó y me aprisionó contra el piso mirándome con angustia.

—Serás mi estigma, la marca de mi única traición Diana —su sangre goteó en mi rostro y luego él se marchó con prisa, el sabor incomparable de su sangre me hizo recapacitar, lo había mordido, ahora mi veneno fluía en su sangre.

"Serás mi estigma" yo lo convertiría en lo que un cazador más odiaba, un vampiro.

"La marca de mi única traición" no entendía bien eso, pero me sentía culpable.

Creí que se haría una revuelta con ese acto, pero nadie lo supo y Verner no apareció sino hasta una semana después.

—Verner —se paró frente a mí, levantó la vista y me reflejé en sus ojos café con sorpresa e incomprensión.

—Soy inmune —me dijo — el superior Galván me revisó, soy humano porque soy inmune a tu veneno Diana.

— ¿Cómo? —me resultaba extraño, jamás había oído algo así.

—No lo sé, ni mi superior lo entiende —confesó.

—No importa, me alegra que aún seas tú —le dije con sinceridad.

—A mí también.

Sin olvidar el hecho, seguimos como antes, decidí dejar las vacunar y conseguir alimento como siempre, aunque a veces deseaba volver a probar aquella sangre tan deliciosa.

—Si no te apuras llegaremos tarde a clases Diana —me apremió Verner mientras me esperaba en mi habitación.

—Te has saltado clases enteras ¿y te preocupa llegar tarde a una? —ironizo guardando un libro en mi mochila, Verner se levantó de la cama. Lucia tan fresco, tan cálido, tan...

— ¿Qué pasa? —me preguntó mirándome con atención.

—Nada.

—Dime ¿en qué pensabas? —insistió con una sonrisa que mostraba interés.

—Necesito beber, eso es todo —expliqué.

—Y esa mirada ¿significa que puedo ser la fuente que sacie tu sed? —su pregunta me hizo sentir descubierta.

—Tal vez...

—Se franca conmigo —insistió — ¿quieres beber de mí?

—Sí —confesé, no había remedio, él no se daría por vencido hasta que yo respondiera.

—Entonces hazlo, soy inmune a tu veneno después de todo —lo miré sorprendida

—Pero... eres un cazador, tus reglas dicen que...

— ¿Crees que no lo sé?

—Verner...

—Este es el único pecado por que no seré perdonado —sus palabras no mostraban remordimiento, estaba seguro como siempre lo hacía. Ayudar a un vampiro, el mayor delito de un cazador.

Me acerqué a él y apoyando mis manos en sus hombros, lo mordí, escuché el leve gemido que emitió, me abrazó por la cintura y no dejé de beber hasta que él se apoyó en mí por completo para sostenerse, lo abracé.

— ¿Te dolió? —pregunté tontamente, él rió despacio sin responder — gracias Verner.

—Jamás pensé que podría amar tanto... a un vampiro —dijo antes de desmayarse por completo, lo acosté en la cama pensando en sus palabras.

Traté de hacerlo a un lado y llevar la vida como siempre, aunque no habría de gozar por mucho tiempo de esa felicidad.

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