Candy tenía sentimientos encontrados el pequeño casi no hablaba, solo balbuceaba pequeñas frases, asi que todavía no podía ser llamada mamá por Daniel, y ahora por un giro del destino se había convertido en madre, y escuchar que el joven le preguntara "¿Es tu hijo?" algo la hizo estremecerse dentro de ella, tantos sentimientos, el primero que se sentía que robaba ese privilegio a su hermana, y el segundo era que hacía casi dos años en un examen que le mandara hacer su ginecóloga no le había dado muchas esperanzas de ser madre, tal vez Daniel sería su único hijo.
Un hijo que le regalara la vida de una de las maneras más crueles, arrebatándole la muerte, la vida a su hermana, tenía tanto miedo de no poder estar a la altura de las circunstancias. Candy nunca se había sentido tan insegura, es más ni siquiera cuando la llamaran huérfana en el colegio, ella en el fondo sabía que no era hija de sangre de la familia que la había adoptado; la amaban en sobremanera y que decir de su abuela Martha una gran consentidora de ella y Paty.
¿Se aprende a ser madre? ¿Se nace para aquello, simplemente no lo sabía? Patricia había nacido para ser madre y al recordarlo se le llenaron los ojos de lágrimas, respiró hondo, y le dio ánimos escuchar esa voz de su hermana «claro que seras la mejor madre» desde que había fallecido, había momentos que pareciera escucharla hablarle al oído, ella sacudió la cabeza.
—Disculpe, me distraje, ¿quiere que le lleve su equipaje? — pregunto a su huésped observando desde el segundo peldaño de la escalera.
—Creo que por las circunstancias no saque mi pequeña maleta de la valija de mi auto, solo traje conmigo esta mochila, así que no tengo ropa, pero no se preocupe todo estará bien.
—Oh entonces supongo necesita un cepillo y pasta dental, eso lo tengo en otras cajas empaquetado permítame un momento —Candy se alejó aprisa, sabía que Daniel no tardaría en llorar y de paso debía preparar su biberón.
—Muchas gracias, valoro mucho la atención al cliente.
Por el informe que le había dado su padre y había leído cuidadosamente, Terry sabía que Candice, había tenido que dejar su carrera de doctora para dedicarse de lleno y por completo al pequeño Daniel, frente a él estaba una mujer vulnerable, lo veía en sus demacradas mejillas, en la tristeza que emanaba de sus hermosos ojos verdes, no había podido evitar admirarla, y esas pequeñas pecas en su nariz la hacían ver tan tierna. Pero verla tan vulnerable sabía que tal vez sería más fácil cumplir su cometido, pero en lugar de sentir alegría por ello sintió un poco de culpa, sabía que se tendría que aprovechar eso de ella. Terry subió al escuchar que el balbuceo del bebé se había convertido en llanto, sin saber cómo llegó a la habitación del pequeño, abrió la puerta y caminó hacia su cuna y lo levantó en brazos.
Candy escuchó el llanto de Daniel y se apresuró, cuando miro ya no se encontraba Terrence esperando por ella al pie de las escaleras, apresuró el paso aún más y cuando llegó a la habitación del pequeño Daniel, le sorprendió ver qué Terry lo tenía entre brazos y el pequeño se acurrucaba entre su pecho como si lo conociera. La imagen la enterneció en sobre manera.
El volteo y la miro en el umbral de la puerta y no puedo evitar admirarla, era tan bella, como podría conseguir el objetivo o propósito por el cual había llegado ahí, tratando de hacer lo correcto para ese niño y ahora estaba admirando a la mujer se suponía debía despreciar y después solo quitarle al niño.
—Disculpa es que escuche que lloraba, y tú estabas ocupada espero no haya problema.
—No, de hecho me sorprende que se refugie en tu regazo eso lo hacía solo de más pequeño con sus padres, yo... yo..., lo amo tanto sé que lo sabe; pero no soy buena tratando de que duerma y hacer que se calme, de hecho hay momentos que me pregunto ¿si seré capaz de ser una buena madre?
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A TWIST OF FATE
FanfictionCandy y Terry no se imaginan que una tragedia que afectará la vida de ambos los unirá. En medio del dolor un pequeño bebé hará que sus vidas coincidan sin esperarlo, haciendo que su vida y sus caminos tengan un giro del destino. Historia escrita pa...