Cap 2. La llegada a la fiesta

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Irina y yo estamos en mi habitación, sacando ropa que, sinceramente, ni recordaba que tenía en mi armario. La fiesta es elegante, así que opto por un vestido negro, largo, con corte de sirena, algo que hará que mis curvas resalten aún más. Llevaré taconazo, un maquillaje sencillo con labios rojos y el pelo suelto y ondulado. No sé hasta qué punto iré adecuada, pero la decisión ya está tomada. Mientras espero a que Irina termine de arreglarse y Rubén pase por nosotras, miro detenidamente las invitaciones. La fiesta será en uno de los edificios más altos de la ciudad, el cual tiene una especie de terraza cerrada en la azotea, con una zona libre, perfectamente decorada para poder estar, también al aire libre. Nunca he estado ahí pero he visto muchísimas fotos en internet, realmente me parece un sitio precioso.
La fiesta empieza a las 20:00, según sé habrá una especie de barra libre tanto de comida como de bebida, así que será cena con baile, o algo así quiero pensar debido a que tenemos que ir de gala. Rubén pasaría por nosotras a las 19:30 para poder llegar a tiempo y encontrar un lugar para aparcar el coche sin problema. El timbre de la casa me saca de mis pensamientos. Abro la puerta y ahí está Rubén, con un traje negro y camisa también negra, nunca me he sentido atraída físicamente por él pero se reconocer que hoy estaba muy guapo.
- Hola Aroyita - me saluda con un beso en la mejilla, el cual respondo con mucho cariño. Siempre me llama Aroyita, la verdad, no se de donde sacó el mote, pero se que es con cariño y, sinceramente, no me disgusta.
- Irina debe estar por terminar ya, pero pasa y ponte cómodo, ¿quieres algo de beber?
No puede responder a mi pregunta cuando Irina sale de su habitación, lleva un vestido plateado, hasta debajo de la rodilla y unos tacones. El maquillaje es muy sencillo y el peinado también, pero es que realmente ella no necesita más, es una chica preciosa.
- Ya estoy, podemos irnos - Dice Irina con una sonrisa en la cara.
- Si, vámonos antes de que tenga que fregar el suelo porque este hombre nos lo llene de babas - Respondo riendo, Rubén se había quedado hipnotizado con ella.
Irina se ríe y él me mira mal, pero esas bromas que solo entre nosotros comprendemos son las que me hacen darme cuenta que soy muy afortunada en mi vida por tener a dos amigos así.

Nos montamos en el coche, Rubén e Irina se sientan en la parte delantera mientras que yo me siento atrás. Cuando el coche arranca, no puedo evitar pensar en Pedro. Miro la hora en el móvil, 19:32 pm, debe estar casi listo para su cita, así que decido mandarle un mensaje deseándole suerte. Me ha hecho daño lo que me ha dicho, pero no fue su culpa, realmente Pedro nunca supo de mis sentimientos por él, y aunque los hubiera sabido, no puedes obligar a nadie a que te quiera. Me responde al momento con una foto, está muy guapo, seguro que le irá bien. Es un buen chico, merece ser feliz.
Por otro lado, en mi cabeza no sale la imagen de un hombre misterioso, el Sr Bravo, ¿por qué pienso ahora en él? Supongo que será que me voy a presentar en su fiesta sin tan siquiera conocer algo más de él que su apellido, y eso me pone nerviosa.

En unos minutos llegamos al famoso edificio, tenemos suerte y encontramos un aparcamiento muy cerca, cosa que agradezco ya que no estoy demasiado acostumbrada a los tacones que llevo hoy. Nos bajamos del coche y nos dirigimos a la puerta del edificio. Un hombre alto está en la puerta y nos pide las invitaciones para poder entrar. Una vez que se las damos, nos abre la puerta.
- En el ascensor, suban hasta el piso 16, ahí la segunda puerta a la izquierda es donde deben ir, está todo indicado.
Los tres agradecemos las indicaciones y nos dirigimos al ascensor. Cuando llegamos al piso 16 y entramos por la puerta, el ambiente es increíble. Hay muchísima gente que no conozco, pero realmente pensé que habría mucha más. Hay sillones de piel oscuros con mesas a la misma altura para poder sentarse y charlar, ya que la música no está demasiado alta. Al fondo, justo al lado de un ventanal que da a la parte exterior de la azotea, hay una barra con unos taburetes. Decidimos sentarnos ahí y pedir tres copas de vino. A nuestra izquierda hay un sofá con una mesa un poco más baja que el resto, como si ese lugar fuera especial o diferente. Yo no me había percatado de que estaba ahí hasta que, mientras los tres hablábamos de cómo nos había ido el día, noto que alguien me está mirando fijamente.

EL HOMBRE MISTERIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora