XI

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Al abrir la puerta Shadow ya sabía que algo andaba mal, Sonic no estaba en la sala e incluso si pudiera escuchar hasta el caminar de las hormigas, estaba seguro que no escucharía al erizo en ningún lugar de la casa.

Dejo el disco sobre la mesa y empezó a buscar por toda la casa confirmando que no se encontraba por ningún lugar.

—Mierda. —Sacó su teléfono para llamar a la eriza. —Contesta contesta.

—¿Shadow? Estoy un poco...

—¿Sonic esta contigo?

—¿Ah? No.... ¿No está en casa? ¿Seguro?

—Acabo de revisar, no esta en ningún lado.

—¿Techo? —Shadow negó en cuanto llego al lugar. —Maldición, no se me ocurre ningún otro lugar.

—Iré a tu casa.

—Ok. —la llamada se corto y cinco segundos después en su puerta ya se encontraba el erizo. —Ah.... ¿Estás bien?

—¿Parece que estoy bien? —Su voz tenía un tono molesto. —Perdón yo....la última vez que él...

—El cementerio... —dijo la erizo. —Tal vez está en el cementerio. —La eriza agarro un abrigo de su perchero. —¿Qué esperas? Sé que tienes la esmeralda contigo.

Antes de poder responder, fueron rodeados por esa luz características y un segundo después estaban en el cementerio frente a la tumba del zorro.

Um... —Amy miró a todos lados, el cementerio estaba completamente vacío. —Nadie nos vio...pero...Sonic no está aquí.

—¿algún otro lugar? —Amy frunció el ceño ante su tono de voz.

—Tal vez la cabaña en el bosque. —dijo. —Pero lo dudo mucho...

Al llegar entraron rápidamente a la cabaña y buscaron, Sonic tampoco estaba ese lugar.

—¿En qué otro lugar crees que podría estar? —Amy negó. —Vamos, tiene que tener alguna especie de lugar...

—Solia ir muy seguido a un pequeño café, pero no creo que esté ahí, ese lugar está cerrado a esta hora...

—¿Y otro? —Shadow estaba perdiendo la paciencia.

—No lo sé... —Amy por otro lado se encontraba al borde de las lágrimas.

—Se conocen desde niños, podrías saber un poco más de...

—Oh ¿ahora es mi culpa?

—Yo nunca dije que fuera tu culpa. —el erizo se defendió.

—¿Y por qué me estas hablando así? tu voz suena como si me hecharas la culpa de todo. —Amy se acercó al erizo. —Yo no fui quien destruyó los aparatos de Tails para que a la mañana siguiente estos explotaran. Tú hiciste todo esto.

—Fue un accidente.

—¡Un accidente que podría haberse evitado de la forma más sencilla posible! —Casi en un reflejo, Amy había invocado sin querer a su viejo martillo de batallas.

—¡¿Ahora todo es mi culpa?! ¡Tú no eres capaz de decirle a Sonic que mate a su amigo!

—¡PORQUE SI LO HAGO SONIC VA A MORIR! —la eriza apuntó con su martillo directamente al erizo, que logró esquivar el impacto.

Maldito MasoquismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora