El gran (y ligeramente aterrador) Renacimiento de Remus Lupin

Fuera de tono

Sirius: tengo a harry hoy, ¿puedo ir? le encantaría volver a verte

Remus se había quedado mirando el mensaje durante un par de minutos. Sirius quería ir a su casa. Eso fue algo importante, ¿no? Definitivamente, su lugar era más personal que el mostrador de Clair de Lune. Probablemente lo estaba haciendo más grande de lo que debería ser. Además, Sirius solo quería venir porque tenía a Harry. No porque quisiera.

Remus: Suerte, hoy es mi día libre. ¿Qué hora?

Sirius: mira por la ventana

Remus frunció el ceño y se levantó de su sofá para caminar hacia la gran ventana del lado de la calle. Cuando miró hacia abajo, vio a Sirius sonriendo de nuevo hacia él. Harry estaba atado a su pecho, la cara del niño presionada contra la camiseta de Pink Floyd de Sirius. Se veía adorable.

Harry, por supuesto. Remus estaba hablando de Harry. No solo llamaba adorable a Sirius.

Abrió la ventana y asomó la cabeza, "¿Cuánto tiempo llevas parado ahí?"

"Unos diez minutos", se encogió de hombros Sirius. "Te tomó mucho tiempo responder."

Remus se rió y negó con la cabeza, "Bajaré para dejarte entrar".

Cuando cerró la ventana y se dio la vuelta, se dio cuenta de que su piso no parecía que daría una buena impresión. Fue un poco desordenado. Tazas por todas partes - Remus tenía la terrible costumbre de usar una taza nueva por cada taza de café, en lugar de usar la misma durante un día entero. Sus registros estaban en el suelo desde que había elegido uno antes. Por el amor de Dios, la vieja guitarra de Gideon todavía estaba en la esquina.

Remus sabía que no tenía mucho tiempo para arreglar nada, así que todo lo que hizo fue poner sus discos en su lugar. Luego bajó las escaleras, atravesó un Claro de Luna vacío y se dirigió a la puerta. Sirius saludó con una sonrisa torcida cuando apareció Remus.

"Lo siento, no pude encontrar mis llaves," mintió Remus, cuando abrió la puerta. Sirius se sacudió mientras Remus cerraba la puerta detrás de él.

"¡Wemus! ¡Wemus!" dijo Harry emocionado desde el portaaviones.

"Hola, Harry", dijo Remus con una sonrisa. Le sorprendió que el chico ya supiera su nombre. Sirius siguió a Remus a través de la tienda y subió las escaleras. "Bueno... Bienvenido a mi humilde hogar. No es mucho, lo sé".

Dejó que Sirius entrara y trató de ver su sala a través de los ojos de un extraño. Tonos tierra en las paredes y reapareciendo en sus almohadas y macetas. Alice había obligado a Remus a comprar toneladas de plantas para su piso y la tienda. Amaba las plantas. Remus sonrió para sí mismo cuando recordó su viaje para comprar plantas. Alice básicamente había guardado todas las plantas de la tienda en el carrito que Remus estaba empujando. Sus ojos volvieron a centrarse en su piso. Una enorme estantería llenando una de las paredes, cada estantería llena de amados libros. Un pequeño aparador que contenía todos sus discos, con el tocadiscos encima. Maldita guitarra acústica de Gideon en el soporte.

Remus amaba su piso, lo amaba. Todo estaba de la manera que él quería y se sentía como en casa. No eran solo cuatro paredes. Era la cálida sensación que tendría cuando entrara después de un largo día de trabajo.

"¡Me encanta! Es tan... tú", dijo Sirius, dejando que sus ojos recorrieran cada centímetro de la habitación. Sus ojos se detuvieron en la guitarra. "¿Tocas?"

Las orejas de Remus se pusieron rojas. "No, es... Eh... es la guitarra de mi ex. Nunca vino a recogerla y no tengo las agallas para deshacerme de ella. Un poco estúpido".