La creación de su universo.

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Un tembloroso suspiró surgió de los labios de la de cabello plateado, arqueando su espalda al tacto de Valentina sobre su piel, caricias lentas y suaves que estaban reconociendo cada centímetro de su cuerpo.

La humana aún no podía creerlo realmente, su cabeza comenzaba a doler por las ideas contrarias de que tenía a su estrella frente a ella, pero quizás era solo otro sueño, sus manos se habían guiado solas hacia el delgado cuerpo debajo de ella, buscando tocar, no en un sentido erótico, sino para confirmar que era real, que era completamente físico y estaba allí.

Juliana estaba con ella, en verdad estaba con ella.

Dejó sus labios en la mejilla de la otra, presionando sobre la ligera capa de grasa de esta, sintió la necesidad de apretar sus mejillas, pero continuó besando su mandíbula, fue hacia su cuello, sus manos tocaban su torso, haciéndola suspirar, Juliana jadeó cuando Valentina succionó su cuello.

Sus manos fueron hacia la cabellera de la humana, varias canas que estaba más que segura que era por todo su estrés decoraba mechones, al verlas, acarició su cabello como si estuviera consolando por todo el pasado.

—Juliana —murmuró su nombre con suavidad, como si fuera una palabra tan delicada que si la decía de otro modo se rompería —¿Quieres hacer el amor conmigo?

Las estrellas en sus ojos bailaron y brillaron con más ganas, recordando escenas de películas humanas donde se entregaban uno al otro en nombre del amor.

Asintió ligeramente, Valentina atrapó sus labios con los propios, mientras la despojaba de sus ropas, y cuando quedó completamente desnuda, tomó las manos de la estrella para guiarlas hacia su ropa, para que Juliana la desnudara también.

Y Valentina no se hizo esperar, primero atacó uno de los pechos con la boca, y así con el otro, mordisqueando y succionando los pezones. La más pequeña se retorcía de gozo, con los dedos clavados en los hombros de la mayor. La rubia tenía un cuerpo magnífico y hermoso, deslizándose hacía dentro con una suave embestida que consiguió hacerla sollozar en una oleada de genuino placer, que le recorrió todo el cuerpo, desde la cabeza hasta los pies.

Piel con piel, se dejaron llevar por los roces, por su encuentro, por el tacto y por grabar cada una de esas sensaciones en su alma, lo hicieron con lentitud, para no perder ningún detalle.

Juliana se dejó hundir en las sensaciones, suspiros y leves gemidos le hacían saber a la humana que lo estaba haciendo más que bien, cerró sus ojos al sentirse rodeada y cálida de la luz de su Estrella Binaria, que la rodeaba completamente.

Valentina exploró su cuerpo, con sus manos y con sus labios y con su boca, mostrándole a la de cabello plateado algo tan hermoso y especial como era el paso pura excitación, en combinación con el más puro amor.

La hizo ver estrellas de otras galaxias, sentir cada supernova en su orgasmo, se lo hizo saber con cada gemido, cada vez que suspiró su nombre, cada vez que susurró un "Te amo".

Se sintieron amadas y correspondidas, dos seres de la lejanía del cosmos que habían coincidido crearon su propio universo allí mismo. A cada nueva embestida, Juliana emitía un suspiro y Valentina un ronco gemido.

Cuando llego al clímax, Valentina gimió agónicamente al tiempo que descargaba su esencia dentro de ella. La plenitud del instante produjo en Juliana una grata sensación de satisfacción que se desencadenó en varios lapsos del más puro e incandescente placer. El orgasmo final la dejo agotada.

Después de vivir el amor por primera vez en su vida, Juliana se sintió mejor que nunca, mejor que en mucho, mucho tiempo, completamente llena y unida a su alma gemela, que le correspondía en totalidad, enamoradas completamente, como siempre habían estado, vivieron su amor esa noche como nunca antes.

Bitter Star |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora