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Es un día nublado y las clases terminan con normalidad para Momo Yaoyorozu. Sin embargo cuando se estaba por marchar del establecimiento escolar, uno de sus compañeros la detiene.
—Hola Yaoyorozu,¿Puedo preguntarte algo?—saluda Midoriya muy nervioso.
— Si, claro—sonrie.
—¿Por qué borraste la foto que subiste? La de Instagram —cada vez que hablaba se podía notar que le faltaba el aire.
— Es que después de un rato me dejó de gustar...—responde como si nada la vicepresidenta.
—¿Me la mandas?—suelta el de pecas rápidamente, por suerte lo logro escuchar.
Un silencio incómodo inmunda unos pocos segundos después de que la boca de Izuku haya soltado esas palabras.
—¿Pará?—pregunta extrañada.
— Es que a mí si me gustó—y por fin se atreve a mirarla a los ojos.
Yaomomo ahora parecía un tomate, ¿Para que querría una foto suya?.
—Saliste muy bonita.
—Bueno...—susurra sonrojada.
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