1978 Diez años
Rachel acompañaba a su amiga todos los días después de clases al Arcade, ella iba para distraerse de las lágrimas de su madre. El sonido de los juegos le recordaba a su papá. Miró a su única amiga que conocía de la escuela, admiró su sonrisa y disfrutó de hacerla reír, mientras jugaban Space Invaders Rachel la dejó jugar primero aunque fuera la novedad. En la fila detrás de ellas estaba Michael, acompañado de Lucas.Los dos miraban embobados a la morena, mientras Rachel miraba embobada a su amiga y esta a su vez se distraía del juego para mirar a Michael. Vaya triángulo, pensó Lucas que al parecer era el único que era consciente de la situación. Cuando a Rachel le tocó pasar, logró una puntuación máxima.
--Apuesto a que te superó tres veces en puntuación.
--Eres tú el que se va a llevar una paliza, pendejo.
Dijo molesta porque en su opinión arruinaban el momento perfecto para impresionar a su amiga.Él pasó y cuando comenzó a jugar no podía dejar de pensar en la palabra pendejo. ¿Será un insulto? ¿Un halago? ¿Por qué su amiga no deja de mirarme? ¿Tendré algo en los dientes? mientras estos pensamientos lo atormentaban perdió la partida, con la puntuación mínima y la morena soltó unas carcajadas que la dejaron sin aliento. Lucas negaba con la cabeza y sonreía.
--Mañana, aquí, a la misma hora, quiero la revancha.
Michael se dio la vuelta a la salida en un intento de ser épico, seguido de cerca por Lucas.
--¿Te dejaste perder?
Preguntó Lucas
--Obvio - que no, respondió y pensó Michael.
...
--¿Venimos mañana? Será divertido verlo perder- comentó Rachel cuando esos dos no se veían ya.
--Mañana no puedo-- dijo y acto seguido su amiga celosa se marchó del lugar sin despedirse.
Tres meses después...
Rachel llegó a la entrada del Arcade y al primero que encontró fue a Lucas con su cabello rubio, piel clara y ojos azules. Vestido con una camisa amarilla, pantalones de mezclilla y unos tenis blancos. Para Rachel parecía un modelo sacado de los comerciales de tenis converse.
--¿Qué desayuna Batman?- Dijo él a forma de saludo.
Respondió con un suspiro, creía saber a dónde llevaba el chiste.
--¿Qué?
--Un Bat-ido.
--No puedo creer que sigas contando el mismo chiste, ya no hace gracia ya me lo contaste varias veces esta semana.
Él se siguió riendo. Pero Rachel prometió en su fuero interno que la próxima que se lo contara iba a darle un golpe en el estómago y de los que duelen.
--Aquí viene Michael, espero que hoy por fin gane, o mañana tendré que volver por la revancha.
Lo divisaron entrando al parking del Arcade junto con otro chico más flaco, con apagados ojos grises, cabello color arena. Vestido con un cuello en v, chaleco de lana rojo, pantalones negros de vestir y tenis blancos que desde la distancia se notaban desgastados. A su lado Michael se veía incómodo y contrariado. La presencia del desconocido aplacó a Rachel y a Lucas porque no lo abuchearon cuando se plantaron frente a ellos.
--Hola soy Jake, soy huérfano y su amigo me trajo por que me tiene lástima o su mamá se lo pidió.
Honesto, me agrada. Pensó Rachel.

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No me lo recuerdes
RomansaRachel fue feliz, pero en el ahora esta sola y sumida en un bache del cual cree que nunca va salir, hasta que se reencuentra con los amigos que ella misma dejo, quienes no se han rendido en la dificil tarea de amarla, ¿la vida es tan valiosa o es un...