Capítulo 8

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Capítulo 8

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Capítulo 8

"El anillo"

Me dirigí hacia la ciudad de los Cristales Rotos, donde la corte blanca tenía su sede para las reuniones. El viaje fue largo y estuvo lleno de pensamientos sobre la promesa que le hice a Liova; debía encontrar la forma de regresar.

Las reuniones se llevan a cabo en la ciudad de los Cristales Rotos, la cual creo que el ser supremo creó específicamente para este tipo de eventos. Nunca he podido ingresar, ya que tengo prohibido hacerlo. Solo me quedo en la puerta, esperando que Galios salga y me dé instrucciones sobre lo que debo y no debo hacer, o, en otras ocasiones, soportar reprimendas por mis actitudes que, según él, son infantiles.

Las torres en la ciudad eran de cristal, pero estaban rotas. A pesar de eso, resplandecían bajo la luz de la luna, reflejando un caleidoscopio de colores grisáceos que parecían bailar en el aire. Cada paso que daba resonaba en las calles vacías, creando un eco que se perdía en la inmensidad de la ciudad, la cual parecía estar cubierta de cenizas.

Había estado mucho tiempo en el mundo de los novats, y por eso estaba casi seguro de que llegaba al final de la reunión. Se supone que Galios me iba a esperar en la puerta, pero no me sorprendería que ya no me estuviera esperando.

«Puedo aguantar una reprimenda más», pensé.

Me dirigí al salón de reuniones, donde la junta parecía haber empezado.

—Tarde —me dijo el custodio de la ciudad a las puertas de la reunión.

—No medí bien mi tiempo —respondí.

Aquel custodio repitió mis palabras con refunfuño, al parecer esperaba una mejor respuesta de mi parte. Ignorándolo, ingresé con cautela a la reunión y me coloqué en el asiento al lado de Galios, tratando de no interrumpir. Sin embargo, mi llegada no pasó desapercibida. Él me miró de reojo y sentí temor de lo que me pudiese decir cuando la reunión concluyera.

Traté de incorporarme y entender lo que decían.

—La corte roja ha hecho una petición mediante el sensoria de la corte humana.

Todos en los diferentes niveles del salón escucharon con atención.

—Continúe, general —ordenó el jefe.

—Piden que el Zayd sea extendido. —Algunos de los representantes se sorprendieron ante esto—. En el tiempo de los novats, eso equivale a un mes más de los cinco que ya tienen.

La sala quedó en silencio tratando de procesar aquello que había dicho el general Thalorion. Galios y Zephyros eran los únicos quienes no se notaba sorprendidos con la notica. Yo aún no podía descifrar si eso era algo bueno o malo.

—No hay que ceder —dijo Lunaris en una actitud beligerante ante el jefe en el salón.

—La actividad demoniaca ha ido en aumento, y debemos recordar que existe un trato para con el príncipe de la tierra —agrega el general de la ciudad de Ámbar, Thalorion.

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⏰ Última actualización: Oct 20 ⏰

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