Relojes.

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No hay una sola manera de aprender a vivir, en cada universo el sol brilla diferente.
La vida tiene guardados pequeños frascos de esperanza que nos va dando poco a poco.
La esperanza no se toca pero se siente y se vive.
Nos aferra a la vida y a las ganas de conseguir metas y objetivos.

Los procesos evolutivos se orientan,en primer lugar, en la esperanza del individuo, que se mantiene aferrado al suelo con el fin de crecer.
No la pierdas.

Guárdala en frascos pequeños, y ves echándolos de poco a poco. Tú aura tiene que estar limpia, y aunque no creas en estas vivencias, la esperanza forma parte de nuestra existencia.

Y esa existencia se basa, en muchos casos, en el conformismo de esa esperanza. Es decir, al tener esperanza parece que vivimos más tranquilos, que el suelo no se rompe y que podemos consagrar logros y felicidad.

Pero aunque confíes en todo ello, también tienes que ejercer tu propio concepto de autocrítica. Confiar en ti y demostrar a la vida que aunque la esperanza y por consiguiente la fe, son esenciales en la espera evolutiva, tu también puedes ser tu propia felicidad y ambición.

No se trata de buscar relojes ajenos, porque no todos funcionan igual.

El tuyo tiene números diferentes, más tuyos, más reales. Agujas más a ti, que se mueven conforme vives y sueñas.

Y el tiempo se disipa de forma completamente diferente.

Por eso, cuando alguien te diga que te regala parte de su felicidad, tiempo o esperanza di que no lo necesitas.

Que tú tienes ya construido tú castillo de arena, y que no quieres que nadie te lo arruine.
Que a veces,las agujas de ciertos relojes, en vez de sumar minutos, te resta experiencias y vida.

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