( Capitulo ocho. )

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Dos meses después.

- Los sábados para JongSeong eran los sagrados, no hacía nada, se quedaba en casa viendo alguna serie o simplemente dormía y lo mejor era que no tenía universidad, pero ahora se despertaba para irse corriendo a vomitar en el baño, la mayoría del tiempo tiene mucho sueño. El pequeño bulto en su vientre ha ido creciendo un poco más, ha tenido que usar ropa más suelta para que no se note su vientre abultado y también lo usa por comodidad. La mayoría del tiempo llora por los constantes vómitos y mareos. Sin embargo, a pesar de todo eso, ahí está HeeSeung tomándolo en brazos y Jay lo odia por ser tan comprensivo y porque para la suerte del mayor él no fue el que quedó embarazado y tuvo que pasar por diferentes cambios.

Se levantó del inodoro y se fue directo a enjuagarse la boca y la cara, con mucha fatiga bajo las escaleras. moría por unos panqueques con chocolate, pero paró en seco. Parpadeo para ver que seguía despierto. HeeSeung se encontraba en la cocina entablando una conversación con su madre, caminó hacia ellos. HeeSeung al verlo le sonrió.

─ ¿HeeSeung, que mierda haces aquí? ─ exclamó. Solo rogaba que él pelinegro no le hubiera contado algo a su madre porque lo vería muy molesto.

─Hij...─habló su madre.

─ ¡No le creas nada de lo que te haya dicho! ─ gritó sin dejar que terminara de hablar. Byul-Yi lo miró sin entender nada

─ Los dejaré solos ─ habló Byul-Yi sonriendo ─ Fue un gusto conocerte HeeSeung.

─ Lo mismo digo Byul-Yi ─ dijo amablemente el pelinegro. Jay lo miró sorprendido.

Se acercó a HeeSeung cuando su mamá se encontraba fuera de su vista, por un momento se calmó porque claramente Lee no le había contado algo, porque su madre no le dijo nada acerca de ello.

─ ¿Qué haces aquí? ¿Y porque llamas a mi madre por su nombre? Eres un irrespetuoso. ─ cuchicheo, mientras tomaba unas cosas de la alacena.

─ Tu madre me dijo que la llamara así, y vine a ver como estabas. ─habló el pelinegro sentándose en un taburete de la cocina.

─ Nos vimos ayer en la escuela ─ contestó con las cejas alzadas.

─ Eh...bueno, quería conocer a tu mamá creo que es importante ¿no? porque por si no te has dado cuenta pronto se notará tu embarazo y no quiero que tus padres me maten ─ respondió un poco avergonzado. El rubio relajó sus facciones.

─ Eso ─ sonrió ─ Está bien.

─ Deja eso, te llevaré a comer en algún lugar ─ habló cuando Jay empezó a revisar el refrigerador. Se levantó de donde estaba. ─ ¿Hay algo que se te antoje?

El rubio hizo una cara de pensativo para molestar al pelinegro, porque se moría por unos panqueques y una taza de chocolate.

─ Me muero por unos panqueques ─ de solo pensarlo se le hacía agua la boca.

─ Bueno, creo que primero tienes que cambiarte ─ observó el pelinegro.

─ ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo como estoy vestido? ─ bromeó. Obviamente no iba a salir en esas fachas, tenía: una pijama, sus pantuflas y el cabello revuelto.

─ Claro, era de esperarse ─ Jay frunció el ceño al oírlo ─ de un vago.

─ Pues con este vago te acostaste y con el que esperas un hijo ─ respondió molesto.

─ Touche ─ río. Miró a Jay, quien tenía la mirada seria ─ ¡Hey! no te molestes solo era una broma

─ Cállate y cargarme hasta mi habitación. ─ dijo con un puchero en su rostro y sus brazos estirados en dirección de HeeSeung. El pelinegro rodó los ojos, Jay era un caprichoso y flojo, pero por algún motivo no podía decirle que no. Se agachó y flexionó las piernas. Cuando Jay ya estaba encima de él lo tomó bien de los glúteos y lo llevó a su habitación.

Miró con ternura a un Jay devorando sus panqueques, las comisuras de sus labios estaban manchados de chocolate

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Miró con ternura a un Jay devorando sus panqueques, las comisuras de sus labios estaban manchados de chocolate. El pelinegro en cambio había pedido una ensalada y una soda.

─ He decidido que en esta semana le diré a mi madre acerca de ti y lo del embarazo. ─ comenta revolviendo su ensalada.

─ ¿Ya has pensado cómo se lo dirás? ─ preguntó con la boca llena y la cara manchada de chocolate.

─ No ─ arrugó su nariz ─ No pensaba memorizar un discurso para que después se me olvide en ese momento, prefiero que las cosas fluyan.

El pelinegro no se andaba con rodeos o indirectas. Cuando algo le disgusta es directo, y es algo que ama de sí mismo porque no tiene que abstenerse de guardarse algo, hasta el momento siempre ha sido así.

𓏲  𝗨𝗻𝗮 𝗹𝗹𝗲𝗴𝗮𝗱𝗮 𝗶𝗻𝗲𝘀𝗽𝗲𝗿𝗮𝗱𝗮 ! #𝗛𝗲𝗲𝗝𝗮𝘆﹆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora