Mírame.

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Kyoka se dirigía al hospital. Había muchas parejas que disfrutaban de un paseo antes de ir a cenar con sus familias. Recordaba las dos anteriores navidades que pasó con el peliverde. Nunca pensó que pasaría una en un hospital.

Llevaba un regalo de un tamaño considerable, no sería la canción que, junto a Yaomomo y Uraraka habían hecho, no considero que fuera la ocasión adecuada. Al llegar a la habitación, el peliverde estaba dormido la chica sonreía pues le parecía tiento verlo ahí, tan tranquilo, tan vulnerable.

La noche descendía y el frío ascendía. Kyoka ayudaba a Izuku dándole de comer. Reían y reían olvidandose de lo malo del mundo. Algo egoísta tal vez, pero bello para ambos. Olvidaron por un momento UA, olvidaron por completo la música. Era un tiempo solo para ellos, sin nada más de por medio. Solo dos corazones confundidos y enamorados.

Izuku insistió en que apagaran las luces. La luz de la luna era todo lo que necesitaban para alumbrar la pequeña habitación. Las estrellas se camuflajeaban con las luces de la ciudad, como si el cielo y la tierra estuvieran fusionadas. En los bares había felicidad, en los hogares había unión y, en todo rincón de la ciudad, había amor.

- Este es mi regalo, Izuku. - Dijo Kyoka entregándole una caja.

El peliverde quitó con delicadeza la envoltura casi sin romperla. El regalo, eran unos audífonos que el peliverde quería desde hace tiempo. Estaba muy emocionado, tanto que parecía un niño pequeños pero Midoriya se sentía mal puesto que él no tenía un obsequio.

- Quisiera tener algo que darte. - Dijo Izuku cabizbajo.

- El mejor regalo que puedes darme, es que salgas de aquí sano. - Comentó Kyoka sonrojada. - Y también...

- ¿Si?

- Que cuando llegue el momento... Por favor... Mírame...

La pelimorada abrazó al peliverde bajo la luz de la luna. Este la abrazó con el brazo que tenía disponible y puso su rostro sobre la cabeza de la chica. Ambos se sentían bien. Se sentían a salvó. Kyoka escuchaba latir rápidamente el corazón de Izuku, algo que le parecía tierno mientras hundía más y más su rostro en el pecho del chico.

Izuku abrió sus ojos. Al ver el reflejo de ambos en el vidrio de la ventana, no se vio como los dos músicos que son, sino como dos personas y más se vio a si mismo por un camino que, piensa él, que ha Sido el equivocado, algo que no admitiría abiertamente. Después de todo, no sabía que pasaría ni con Kyoka ni con Yorushika cuando tomo la decisión de irse.

Eso pensaba, pero algo dentro de él había muchos pensamientos sobre Yorushika y Kyoka. Sabía que si fuera a quedarse en UA y no regresar a I-Island, sería ella quien lo detendría. Siempre sería Kyoka y esto lo sabía la pelimorada.

A la mañana siguiente, Izuku fue dado de alta afortunadamente. Todo el camino fue asistido por Kyoka. Toshinori los observaba desde el espejo retrovisor evocandole sentimientos de paz y felicidad. Veía una foto de Inko durante un alto.

- Él volverá a sonreír, Inko. - Dijo Toshinori en voz baja.

Kyoka preparaba la cama del peliverde pues aún tenía que utilizar su férula por unos días más. Izuku veía sus cosas de Yorushika y una canción incompleta. La pelimorada se acercó a él y vió dicha canción que tenía de título "Agujero En Mi Corazón".

- A pesar de haber renunciado a la música, me sigue llamando. - Dijo Izuku melancólico.

- Si, eso me pasaba. - Comentó Kyoka abrazando al peliverde. - Llama a todos los demás, incluida a Uraraka.

Todos estaban ya reunidos en la habitación de Izuku. Kyoka tomo la guitarra del chico y se puso en el centro. Sabía que ahora era el momento y, justo como pidió la pelimorada, Izuku la miraba con detenimiento mientras que la chica tomo aire y coraje. Entonces comenzó a cantar...

La Chica Semitransparente Parte III: Tú Eres Mi Música.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora