Salsa De Tomate

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Gaster era un hombre ocupado.

Sin especificar en su trabajo o condiciones, simplemente era un hombre ocupado.

A, y con un niño.

Un niño en la fase donde no sabe comunicarse y no reacciona a más que sus instintos primarios.

Por eso y un conjunto de variables cotidianas alineandas por pura casualidad, el niño adquirió un gusto excesivo y desagradable que preservó durante el resto de su vida.

No se debe subestimar la importancia de las primeras experiencias y estímulos.

Además de ocupado Gaster era un hombre ordenado, bueno, eso solo lo diría él porque en realidad mantenía todo en una especie de caos organizado en el que solo él entendía donde estaba cada cosa y porqué.

Si, solo él porque su magia azul a veces se equivacaba un par de milímetros y agarraba el objeto justo al lado del que en realidad debería.

Y sólo Gaster pondría el biberón justo al lado la salsa de tomate.

En su defenza, los tarros de tamaño similar debían ir juntos, y la salsa de tomate era el único condimento que le agradaba.

El laboratorio era más un hogar para él que su propia casa y eran pocas las cosas que consideraba necesarias en ella.

Según eso, tal vez la salsa de tomate no solo le agradaba...

El punto es que hiba tarde, era un genio pero se despertó tarde y el niño a su lado justo tenía hambre.

¿Porqué creían sus compañeros que dormía en el laboratorio?

¿Porque era un adicto al trabajo?

¿Porque era un amargado sin vida social fuera del trabajo?

Bueno, tampoco es que la tubiera...

¡Pero no era por eso! Era porque se quedaba dormido al ninguna cantidad de despertadores poder despertarlo.

Amaba su trabajo, pero no podía hacer nada contra la absurda cantidad de descanso que exigía su cuerpo combinando con el mal funcionamiento, o tal vez ausencia, de su reloj biológico.

La atención y cuidados que requería un niño no se podían describir correctamente con la palabra "ocupado", y así mismo no podía decirle a uno que dehecho estaba ocupado y se sirviera algo de comer.

Así que en medio de su ajetreo usó magia azul para poner el biberon en su boca mientras trataba de ponerse la bata de laboratorio.

Llevaba años usándola, ¿Porqué siempre era difícil ponérsela?

Ah, porque sabía que era difícil y evitaba hacerlo lo más posible...

Tal vez debió hacerle caso al que dijo que si lo prácticaba suficiente eventualmente se volvería bueno en eso.

Pero era una bata, ¡una bata! ¿Que tan difícil era ponerse una bata?

Corrección, ¿Que tan malo era poniendose una?

Mientras Gaster divagaba sobre batas, el joven e inexperto niño hizo lo que un joven e inexperto niño haría en la fase donde solo responde a estímulos primarios cuando algo entra en su boca.

Comerlo.

Apesar del sabor extraño y desconocido un nuevo estímulo en su aburrida vida de bebé era bien recibido.

Así que siguió comiendo.

Cuando porfin lo notaron y cambiaron la salsa por el biberon, ya era demaciado tarde.

Aunque su mente no lo recordara, su alma sí.

Su inconsciente nunca olvidaría que la salsa de tomate rompió la monotonía de su aburrida vida de bebé, y buscaría salsa de tomate para romper la monotonía de su aburrida vida no tan de bebé.

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¿Que tal quedó?

Se me ocurrió esto mientras ponía guirnaldas.

De la nada me acordé de un cómic que había visto hace más de un año (me atrevo a decir que dos) y me dio mucha gracia.

Hace tanto tiempo que lo vi que solo recordaba la idea, por lo que tuvo varios cambios a pesar de ser mi inspiración, y solo lo note hasta después de escribirlo.

Aun así no lo cambiaría.

Nota: Tube que esculcar toda mi galería para encontrarlo.

¡Saludes!

Undertale - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora