ADICTO A TI

Capítulo 35

Despertó solo en la cama. Era casi medio día.

"Seguramente ya se fue." Pensó recordando que la noche anterior Tin le había dicho que tenía un nuevo trabajo por hacer.

Se levantó de la cama volviendo a sentirse adolorido en la parte de sus caderas. Dolía, pero era tolerable.

"No puede ser." Después de un rato se encontraba en la ducha rememorando lo sucedido. Lo habían vuelto a hacer aun cuando se dijo a sí mismo que debía mantener distancia.

¿Por qué caía tan fácil? Era incluso vergonzoso admitirlo.

Le gustaba lo que le hacía sentir el mercenario en la cama, pero tenía la sensación de que algo faltaba.

A esas alturas ya no era bueno ni lamentarse, ya lo había hecho la primera vez y en ambas ocasiones fue su decisión volver a sucumbir ante el deseo. No tenía ni idea de lo que pasaba por la mente de Tin y aquello era algo que lo dejaba meditabundo.

"Creí que era cosa de una vez." Se equivocó rotundamente.

Ya limpio y vestido, llegó a la cocina encontrándose con Hin.

- ¿Cómo la pasaste anoche?- La pregunta lo tomó con algo de sorpresa.

- ¿Co...cómo?- "¿No se estará refiriendo a lo que creo que es o si?"

- Oh bueno, es que me dio sed y por casualidad oí unos ruidos extraños viniendo de tu habitación.- Las mejillas del pelinegro comenzaron a agarrar color.

- Yo...umm estaba teniendo una pesadilla.- Fue lo primero que se le ocurrió manteniendo la mínima esperanza de que el castaño le creyese.

- Y por qué le decías 'no te detengas' a la pesadi...- Antes de terminar Can puso ambas manos en la boca del castaño para que ya no hablara.

- No digas nada.- Dijo completamente abochornado, había sido descubierto.

- No iba a decir nada, sólo que me pareció curioso ¿Mean fue a tu habitación?

- Él...sí.- Para que tratar de negárselo. Ya sabía lo suficiente sobre su extraña relación.

- ¿Te trata bien?- Hin lo miró a los ojos.

- ¿Cómo?- No entendía a lo que se refería.

- Que si es bueno contigo cuando...ya sabes.- El castaño quería cerciorarse de que nada malo le estuvieran haciendo a su amigo.

- Cre...creo que sí.- Estaba bastante seguro de que no lo lastimaba ni lo forzaba en el acto.

- Can sabes que yo nunca te juzgaré por nada, y si necesitas mi ayuda no dudaré en brindártela. Si te sientes incómodo hablando de este tema ya no preguntaré ni diré nada al respecto.

- No...de hecho...-Lo pensó un par de segundos pero continuó hablando.-..Creo que eso es lo que me hace falta, alguien con el que pueda hablar. Todo esto es nuevo para mí, yo...yo no sé cómo sobrellevarlo.

- ¿Él fue tu primera vez?

- Sí...

- ¿Cómo te sentiste?-

- Bien, me gustó...aunque al terminar ya no tanto.- Aquello hizo que Hin se preocupase levemente.

Y fue ahí cuando le explicó lo que le mercenario le había dicho después de la primera vez.

- Ese infeliz.- Hin comenzaba a molestarse. Pero antes de seguir insultando a cierto mercenario, Can hizo una pregunta que terminó por enfadarlo.

- ¿Es normal que las personas no besen en la boca cuando hacen...eso?- La pregunta iba completamente en serio. Tal vez era normal no besarse durante el sexo a excepción del cuerpo. Su poca experiencia era quien hablaba.

- ¿Ni siquiera se dignó a besarte ese imbécil?- Cualquier respeto que Hin le tenía a Tin se esfumó.

- No lo ha hecho.- Can no creía que la vez en el hospital fuese válida. "Entonces no me besa porque no quiere." Fue inevitable sentirse algo desanimado.

- No creí que Mean fuera de ese tipo, por un momento imaginé que tú no le eras indiferente, y que te trataba distinto en el buen sentido. Por lo que me estás diciendo es un completo estúpido.

- Bueno...él ha hecho varias cosas por mí, no ha sido tan malo.- Quería excusarlo.

- Eso lo dices porque te "atrae".- Evitó mencionar algo referente al amor, no queriendo incomodar al contrario.

- Bueno...sí. Aunque la verdad me gustaría que fuese más amable, tal vez un poco ¿cariñoso?- Las palabras salieron antes de siquiera ser procesadas.

"Realmente está enamorado." Fue el pensamiento de Hin, viendo los ojos soñadores de su amigo quien parecía estar renuente a aceptar sus sentimientos por el mercenario, no obstante sus comportamientos y palabras demostraban lo que realmente sentía.

No podía permitir que su amigo continuase cayendo ante aquel bastardo. Se notaba a kilómetros que para Can todo aquello era un mundo completamente nuevo, era demasiado inocente en ese aspecto dejándose guiar por el placer sin ver más allá. Debía alejarlo del mercenario, quien al parecer sólo lo buscaba para satisfacer sus propias necesidades.

- Can, creo que debes mantenerte alejado de él. No quiero que esto termine mal.- Hin sabía que existía la gran posibilidad de que cuando el pelinegro por fin aceptase sus sentimientos la realidad lo golpearía repentinamente, teniendo como único resultado un pobre corazón roto.

 - Lo sé, pero aunque trato de evitarlo mi tonto cuerpo reacciona ante él.- "Estúpido Tin."

- Sólo puedo decirte que no dejes que Mean te trate como él quiera, tú vales demasiado, Can. Y si ese imbécil llega a hacerte algo malo por favor no te lo guardes.- Por más que quisiese decirle a Can que se alejara por completo de Tin, lo veía realmente imposible. Las circunstancias no eran las mejores.

- Descuida. Seguro ya no vuelve a acercarse. - Le dio una leve sonrisa. Pero dadas las recientes situaciones nada era seguro.

Sin querer aceptarlo, Cantaloupe esperaba que no fuese la última vez, inclusive sabiendo que el mercenario no lo trataba como era debido.

"Estoy loco, ya no hay duda."

💥💥

Tin estaba a nada de terminar con el trabajo, después de haber roto el cuello de varios guardaespaldas que no le ofrecieron mayor esfuerzo, frente a él se encontraba su objetivo.

Fue mucho más rápido de lo que creyó, ni siquiera pudo sentir algo de adrenalina que le hiciera olvidar a cierta persona en específico.

Estaban en un callejón justó a lado del club.

- Lo siento, sólo hago mi trabajo.- Y con eso apuntó con su arma directo a la cabeza del hombre que rogaba por piedad, sólo le bastó una bala para acabarlo.

Dándose cuenta del panorama en el que se encontraba, inevitablemente llegó a su mente un vago recuerdo.

Giró su cabeza hacia la salida del callejón. No había nadie.

¿Por qué trataba de encontrar a alguien que sabía no estaba allí?

- Maldito mocoso.- Se fue de la escena desplazándose entre las sombras.