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Estoy en frente de su ataúd, las personas están diciendo palabras sin sentido que intentan rimar juntas para crear una oración y así poder aliviar su dolor; lo sé porque yo también lo hice. A mi lado derecho está mi padre, a mi lado izquierdo Ben; nuestros padres son muy amigos, por lo que su dolor es genuino; estamos en la primera fila, hay más personas detrás de nosotros, no estoy muy consiente de quiénes y la verdad tampoco me importa.

No saben cuanto me gustaría gritarles a todos para que se largasen de aquí y poder estar a solas con ella, pero ¿De qué serviría? No le voy a hablar a un cuerpo sin vida mientras trato de hacerme creer que ella sigue aquí, de que puede escucharme... No me malinterpreten, pero eso es tonto. ¿Cómo se supone que sigas viviendo si ya una parte de ti murió? Dolor, es lo único que puede describir lo que siento. Somos muy frágiles, y por culpa de eso lastimamos a quienes más nos aman, algunos disimulan ese dolor porque se convencen de que pueden vivir sin ellos, bueno, yo no lo haré, me duele y haré todo el ruido que necesite para sanarme. Sé que hay más personas que están sufriendo, pero no me importa, seré egoísta hasta que deje de brotar sangre de mi herida. Llámame como quieras, yo me llamaré ser humano.

–Nunca olvidaré el primer día que la vi –por fin salgo de mis pensamientos y escucho decir a alguien que acaba de pasar al frente –se varó mi auto y la única persona que me ayudó fue ella, minutos después me di cuenta que ella iba a ser mi nueva jefa –Loren ayudaba a todos sin importarle qué –fue mi amiga durante siete años –sus ojos se llenan rápidamente de lagrimas –Mario me pidió que hablará hoy –su voz se comienza a quebrar –quería contarles lo mal que me siento por su pérdida, por lo que todos estamos pasando, pero no lo haré, les contaré lo asombrosa que ella fue: Si tenías un mal día y necesitabas hablar con alguien, ella era la persona indicada, no importaba si hubieras hecho algo malo o algo de lo que te avergüences, ella nunca te iba a juzgar. Fue una de las... –se queda mirando su ataúd, logro ver una lagrima sobre su cachete –Wao... –lo dice casi en un suspiro –Nunca pensé que tendría que utilizar la palabra "fue" con ella –agacha su cabeza, toma aire y la vuelve a levantar –fue una de las personas más maravillosas que jamás conocí; ella te ayudaría siempre, así tú le hayas hecho algo horrible, porque ella era así, buena. Les pido algo –nos mira a mí y a mi padre –nunca la reemplacen, por favor, nadie nunca podría llenar su lugar –se queda unos segundos viendo a su ataúd y luego vuelve a donde estaba.

¿Cómo reemplazas a alguien que se suponía que iba a ser eterna? No se puede, es imposible; puede que las personas superen la muerte de sus amigos, pero nunca, NUNCA, la de los más cercanos. Mi mamá era mi mejor amiga, así que no esperen a que yo la supere.

En toda la ceremonia no le quite la mirada a su ataúd, más personas pasaron en frente para hablar, pero a ninguno escuché, la verdad no escuché nada más que mi ruidosa mente.

Al llegar a casa, Mario y yo nos quedados en la sala, ninguno decía nada y es que... ¿Qué se podía decir? Mi mamá era la que llenaba esta casa y ahora sin ella, los dos estamos un poco perdidos en nuestras emociones.

–¿Quieres que... –dice después de unos segundos de silencio –Quieres que ordene comida?

–No tengo hambre, gracias –le digo sin ánimos.

–Mesiak, tienes que comer algo, hoy no desayunaste y.

–Comeré –lo interrumpo, no quiero a nadie sobre mí –lo prometo.

–Okey –me pongo de pie.

–Estaré en mi cuarto –él asiente con la cabeza y me dirijo a este.

No lo quiero alejar de mi vida, créanme, es lo último que quiero, pero esto es lo que necesito. Me quito los zapatos y me acuesto en la cama, ni siquiera me quito el traje; me quedo observando el techo y eso hace que ella venga a mi mente: Nada y mucho. Son las palabras que podrían describirme.

¿Por qué ella? De todas las personas en este mundo y tenía que ser ella. Ella. Siento furia, mi corazón arde, mi sangre pesa, mi mente quema y estoy seguro que la vida me odia, lo sé. Cada lágrima que sale de mis ojos se quema en mis cachetes, mis ojos están rojos de tanto sobármelos para evitar que las lágrimas salgan, pero he hecho eso en vano porque nunca las puedo evitar; mi nariz y mis labios están rojos como una manzana por tanta presión. La energía le dijo adiós a mi cuerpo y ahora este solo depende de mí; las yemas de mis dedos están frías, pero ese frío quema, y lo peor es que ese mismo frío es el que siento recorrer mi cuerpo. Mi garganta me chuza haciendo que se me sea difícil respirar y ya me está comenzando a doler la cabeza por eso.

Todo se siente tan irreal, pero cada segundo que pasa me confirma que esta es la cruel realidad y el tiempo no se detendrá por mí, y si me dejan serles sincero, no me importa, creo que ya nada me importa a estas alturas de la vida.

La quiero a mi lado. Yo sé que fui un buen hijo con ella, sí, a veces teníamos nuestras altas y bajas, pero ¿Quién no? Siempre traté de ser lo mejor para ella y sé que ella lo puede confirmar, pero muy profundamente escucho que no fui suficiente para ella, que pude haber dado más de mí y eso hace que mi mente se retumbe de dolor.

Estos fueron mis pensamientos durante la tarde; me siento, tomo mi celular y miro la hora: 6:30. Mis ojos se abren al ver cuanto tiempo me perdí, casi cinco horas; tengo que empezar a controlar esto, mi mente puede tomar control sobre mí y eso a la larga no será bueno. Me levanto y salgo de mi habitación con dirección a la cocina, comeré algo y no porque tenga hambre, sino porque se lo prometí a mi papá; salgo con la intención de no encontrármelo, no quería hablar con él porque él me recuerda a ella. No está, así que me tranquilizo, pero me duele quererlo lejos; me dirijo al refrigerador y veo que él me guardó comida en el horno, se me forma una pequeña sonrisa al ver que él se acordó de mí aún así cuando yo lo alejé de mi lado; saco la comida, agarro un tenedor y me siento en la mesa: Él me pidió mi comida favorita de King's. Mañana trataré de no ser tan cortante con él, yo no soy el único que está sufriendo en esta casa, ella era el amor de su vida y perdió a alguien que se suponía que iba a estar para siempre; tengo que dejar de pensar en mí y comenzar a pensar en nosotros, ya que de ahora en adelante seremos él y yo contra el mundo.

Termino de comer y me dirijo a mi cuarto, hoy es domingo y mañana tengo que ir al colegio; este último año escolar apestará, lo puedo sentir. 

Mesiak: La verdad sobre la mentira (I Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora