Capítulo II: BLACK CITY

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El día prosiguió sin mayores inconvenientes. Emilio conoció al resto de sus profesores, quienes, para su sorpresa, parecían igual de amables que la profesora Catembell.

Después de historia de Black City con la profesora Catembell, le siguieron ciencias con la señorita Nortwell, matemáticas con el profesor Napal y Lengua con la profesora Duvan.

En la hora del descanso para almorzar, Emilio, Matías y Kathe se sirvieron puré de patatas y pastel de frambuesa. Matías era quien parecía más hambriento y concentrado en cada mordisco que daba.

—Creo que la clase de matemáticas con el profesor Napal fue muy interesante —dijo Kathe de pronto.

—¿Con Napal? —preguntó Matías con la boca llena de tarta.

Kathe asintió con la cabeza y lo miró con desagrado. Matías hizo un gran esfuerzo por pasar el resto de la tarta y nuevamente se dirigió a Kathe.

—Pero se ve que es un completo idiota —dijo Matías, incrédulo.

Kathe lo miró con reproche y negó con la cabeza.

Las clases continuaron después de una hora y Emilio pensó que la clase del profesor Napal era increíble cuando terminó la clase de Geografía con el profesor Ferrel, quien apenas sabía dónde se ubicaba Black City.

—Discúlpenme un momento —les decía mientras buscaba Georgia en América en el globo terráqueo.

La clase de música no fue mucho mejor que el resto, pero la clase que más le gustó a Emilio fue la de Deportes, la cual marcaba el final de las clases de ese día.

—Escuchen bien muchachos —dijo la profesora O'Kelly, una mujer baja, morena, de ojos negros y cara pequeña —. Tendrán que trabajar duro si quieren entrar al equipo de fútbol de Black City, cuando entren al décimo grado, según el rendimiento mostrado del séptimo al noveno grado, serán seleccionados o no, en el equipo —explicó —. Si son seleccionados, entrarán en las inferiores, si mantienen ese buen rendimiento hasta el doceavo grado, ascenderán al equipo mayor —terminó de relatar.

Emilio sabía que no era el único al que le había entusiasmado la idea, pues todos los demás chicos del séptimo grado, estaban igual de eufóricos por la noticia.

—Seguro que no importa el rendimiento —aseguró Matías cuando se dirigían al comedor para la comida —. El equipo de Black City nunca a ganado algo en su historia, siempre terminan últimos en la temporada —explicó.

—No lo creo, la profesora O'Kelly parecía hablar enserio —opinó un chico junto a ellos.

—Oí que es su primer año dando clases en el colegio, nadie sabe qué tan capaz sea —dijo otro chico junto a Emilio.

Durante el trayecto al comedor, se percató que la mayoría de alumnos, salían por el gran portón de la entrada, mientras que otros se dirigían a las dos grandes mesas y tomaban asiento. Entonces entendió que los alumnos que se quedaban a comer, eran los que necesitarían una habitación. Mientras que los que salían, probablemente se dirigían a sus casas. Emilio y Matías tomaron asiento junto a los demás estudiantes de séptimo y algunos pocos de otros grados.
Durante la comida, un gran ambiente reinó en el comedor. Todos charlaban acerca de lo dicho por la profesora O'Kelly. Emilio no sabía que tan enserio había hablado la profesora, pero de lo que estaba seguro, era de que todos querían entrar en el equipo.

Al final de la comida, todos se despidieron con entusiasmo y se marcharon a sus habitaciones. Emilio se levantó de la mesa junto a Matías y se acercaron al cartel que anunciaba los dormitorios de chicos. Junto al cartel, había una hoja pegada a la pared, donde había distintos nombres de alumnos y junto a ellos unas palabras que Emilio no entendió.

En Un Mundo Sombrío: El Inicio Del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora