🎄Capítulo II. Rockin' around the Christmas tree.🎄

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Diana se despertó con su bolso debajo de su cabeza y agarrando el asa con fuerza, los músculos de la mano y el brazo tensados por el miedo a que alguien le robara sus pertenencias. La poca luz que entraba denotaba que era de día, pero por los grandes ventanales del aeropuerto se podía vislumbrar como la nieve seguía cayendo y no parecía parar. Las pantallas anunciando los vuelos seguían poniendo que todo estaba cancelado hasta nuevo aviso. La gente parecía haberse tranquilizado y los puestos de información seguían teniendo gente, pero ya hablaban como personas civilizadas. La calefacción estaba en todo momento puesta y si lo necesitabas podías pedir mantas y almohadas para dormir. Había en un ala del aeropuerto vestuarios masculinos y femeninos para poder ducharse si se necesitaba. 

Diana se desperezó, bostezó y se levantó y con el reflejo del cristal intentó arreglarse el cabello lo suficiente hasta que pudiera peinárselo en los vestuarios. Agarrando su maleta y bolso, decidió marchar hacia los vestuarios. Una vez allí, tras caminar por varios metros, unos pocos más y sería como si hubiera dado la vuelta al mundo, entró en los vestuarios y se posicionó cerca de una de las muchas taquillas, metió las cosas de valor y cogió una toalla que llevaba en la maleta y las cosas del neceser. 

Tras darse una ducha en las que había en los vestuarios y cambiarse por ropa limpia, se secó el pelo y se lo peinó, intentado hacerse algo de hueco entre las demás mujeres y niñas que querían arreglarse el cabello. Descubrió que en vez de competir por el espacio de los bancos y taquillas, las personas compartían y prestaban lo que tenían. Creando una sensación de compañerismo y hermandad propias de la Navidad. 

Lista para pasar el día encerrada en el aeropuerto se dispuso a comprar algo de comida. Encontró un Starbucks fue la primera vez desde que estaba ahí en la que se sintió sola, había un montón de personas por todas partes pero aún así ella sentía como si no tuviera a nadie en ese lugar. Como si fuera ella contra el mundo y nada más.

Pidió un café calentito intentando buscar algo reconfortante, el Starbucks era una cadena de restaurantes donde siempre se lo había pasado muy bien con su hermana en Washington DC. Aunque ahora que lo pensaba nunca había estado en un Starbucks con Steve. ¿Qué raro? Sabiendo que a ella le encantaba ir a por un café siempre que iban al centro, tal vez fuera porque a él no le gustase el café. 

— Una magdalena, del hombre de la barra — Un camarero sacó de sus pensamientos a Diana, desconcertada miró el plato, una magdalena de chocolate. Alzó la mirada y observó a las personas sentadas a la barra. 

Entonces le vio, estaba de espaldas pero se acordaría de ese pelo oscuro, de esos hombros anchos y de ese abrigo oscuro que llevaba. Era él, era Bruce Wayne. ¿Por qué carajos le habría invitado a una magdalena de chocolate a ella? 

— Podría llevarle un chocolate por favor — Sonrió Diana. El camarero asintió y se alejó a prepararle el chocolate a Bruce Wayne. 

Con una sonrisa divertida en los labios, abrió su libro y comenzó a leer mientras que desayunaba su café y la magdalena de chocolate por cortesía del playboy millonario. Tan centrada estaba en la trama de la historia, una increíble historia sobre un anillo de poder, elfos, magos y un señor oscuro; que no se dio cuenta de que alguien se había sentado a su lado. Cuando terminó el capítulo y fue a pasar de página fue cuando se dio cuenta de que el jefe y cara de Empresas Wayne estaba a su lado, ¡LEYENDO LA REVISTA QUE ELLA HABÍA COMPRADO AYER! 

Se atragantó con el aire ante la imagen que su mente no llegaba a procesar del todo. Bruce preocupado por la tos de Diana dejó la revista en la mesa y se giró para comprobar que se encontraba bien. 

— ¿Te encuentras bien? — Preguntó acercándola un vaso de agua. 

— Sí, sí, de maravilla... — Intentó encubrir lo que estaba sintiendo en ese preciso momento, que en su mayoría era vergüenza, ahora el pensaría que ella se creía todo lo que las revistas decían. — Vale no, bueno sí pero no, quiero decir estoy bien no me estoy muriendo de ninguna enfermedad chunga ni nada por el estilo, pero es que... No esperaba que tú estuvieses leyendo eso — Señaló la revista y Bruce sonrió aliviado de que ella se encontrase bien y solo fuese eso. 

Atrapados por Navidad. Wonderbat AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora