—Pues si su departamento está al lado este de la ciudad, no creo que vayas a odiarlo del todo— dijo Jennifer, la mejor amiga de Hope desde la preparatoria. Su melodiosa voz estaba teñida de pizcas de diversión—. Creo que independientemente del idiota de Ashton...
—Se llama Asher—interrumpió Hope, corrigiéndola por la quinta vez.
—El idiota de Ashonian— Jennifer la ignoró. Una risa cálida como el sol de verano salió de lo más profundo de Hope pues estaba segura que nadie en el mundo se llamaba así—, no importa si les dieron un departamento en el lado este. ¿Segura que no quieres que vaya contigo? Puedo ir a pasar las primeras semanas allí sin problema.
Hope negó con la cabeza, provocando que mechones de cabello salieran de su mal hecho peinado. Se había quedado pintando hasta altas horas de la madrugada, tratando de calmar sus crecientes nervios mientras se perdía en colores brillantes y brochas que parecían hechas para sus delicados dedos. Hope se durmió tarde, por lo que no escuchó el despertador en la mañana y se quedó dormida dos horas más de lo que había planeado originalmente.
Casi cuarenta minutos de distancia entre el departamento y su casa era algo que no le agradaba para nada y más porque todas las tiendas de arte que frecuentaba no estaban para nada cerca.
Aún con el celular entre su oreja y hombro, Hope logró abrir la puerta de la que sería su nueva residencia por los próximos meses—.Oh, Dios, Jenn—suspiró Hope, impresiona por la cantidad de belleza que podía encontrar en cada rincón del lugar.
Paredes grises con muebles del mismo color y cojines cafés fue lo primero que vio. Justo enfrente se encontraba un gran librero negro con una televisión más grande que una ventana justo en medio. Había sillas, plantas, hasta una chimenea integrada a una columna que estaba fusto al lado de la sala. Entre ese mismo muro y la pared yacía una cobertura de cristal que dejaba ver las finas escaleras de color negro con barandal color madera oscuro que subían al segundo piso.
Había un arte que muy pocos dominaban y ese era en de poner las cosas correctas en el lugar correcto. Le daba una elegancia increíble al espacio, haciéndolo resaltar y que fuera imposible dejar de admirar.
—¡Necesito una foto!— exclamó Jennifer, su voz más elevada.
—Claro que la tendrás— con pasos apresurados, Hope entró al departamento y cerró la puerta detrás de ella. Una sonrisa tomó dominio de sus labios mientras apretaba con mas fuerza la caja que cargaba.
Al parecer Melody no bromeó cuando dijo que iba a ayudarla a mejorar toda la situación con Asher. Si tan solo la chica de cabello morado supiera que lo único que hizo fue poner a dos desconocidos dispuestos a seguir siendo desconocidos entre elegantes paredes y lujos inmensos, no hubiera sonreído como lo había hecho.
—No, la necesito ahora. Mándame la foto ahora.
—Creí que estabas muy ocupada con Edgar—Hope molestó a su mejor amiga.
Edgar y Jennifer habían tenido su Primer Encuentro a principios de año. Hope aún recuerda estar en la habitación rodeada de plantas de su amiga, viendo pasar los minutos para que dieran las dos y pudieran ver el nombre que aparecería en la pantalla. Solo le tomó a Jennifer unos minutos en leer la información que aparece en la aplicación y para cuando terminó, sus ojos azules brillaban con esperanza. Para la primera semana que ambos—Egdar y Jennifer— pasaron juntos, Jennifer ya estaba empezando a desarrollar un crush en él. Lo demás se dio natural, o lo más natural que se podía.
Hope estaba feliz por su amiga, y Edgar era un buen chico; siempre buscando formas de hacer sonreír a Jennifer y de recordarle cuanto la amaba día con día.
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MOIRA
Romance"-Las almas gemelas no existen-ella dijo, remarcando cada palabra mientras miraba el eterno universo que eran sus ojos. -Tal vez no-respondió Asher, bajando su mirada a los labios de Hope, haciendo que el corazón de ella se acelerara mientras su cue...