Abre bien los ojos

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La escuela parecía estar vacía, solo él y el sonido de su respiración era lo único que podía percibir. Caminó por los pasillos de la escuela con calma, no esperaba encontrarse a alguien en realidad, no sabía adónde estaban los demás, tampoco le importaba mucho, los iba a encontrar de todas formas.

Salió a la cancha, caminó por las duchas y los vestidores hasta que le pareció oír un ruido, venía de una de las casillas. Se acercó con sigilo y esperó a que el sonido se hiciera presente de nuevo. Ahí estaba, parecía un leve lloriqueo. Abrió la casilla con brusquedad, una por una hasta encontrarse con Nick, el chico parecía morir de miedo con ambas manos sobre su boca para opacar sus lastimeros gemidos de angustia y aquellas lágrimas que corrían por sus mejillas humedeciendo sus bellos ojitos.

–Te encontré –Nick intentó empujarlo, pero Klaus había sido más rápido. Lo tomó del brazo y lo arrastró fuera de la casilla.

–Tengo una jodida vida por delante, no me puedes matar...

–¿Y te gusta la vida que llevas? ¿te gusta vivir una vida miserable siendo el juguete sexual de cientos de chicos? ¿te gusta que te golpeen y dejen marcas en tu cuerpo? –la expresión en el rostro de Nick se acentuó por un momento, Klaus sabía que estaba confundido–. Vives en tu propio infierno, pero te despiertas todas las mañanas para venir a ser parte del mío.

Klaus soltó el brazo de Nick, el chico cayó al suelo, se hizo un pequeño ovillo en una esquina y mientras temblaba pareció entender que aquel era su final, miró a Klaus acercarse a él, lo único que pudo hacer en ese momento fue cerrar los ojos con fuerza.

–¿Ahora no quieres verme? Después de todas las miradas de asco y decepción que me diste, como si fuera un maldito perro de la calle, me miraste tantas veces y ahora te niegas a verme... ¡mírame cuando te hablo! –tomó a Nick por la cabeza y presionó sus ojos con sus pulgares de manera tan fuerte que el chico comenzó a gritar y forcejear para quitárselo de encima pero la fuerza de Klaus por alguna razón parecía ser mayor a la de cualquier persona en ese momento. Entre más presión ejercía Klaus sobre los ojos de Nick más sentía que se saldrían en cualquier momento, hasta que finalmente uno de sus ojos brotó fuera de su cuenca, segundos después lo hizo el ojo faltante–. Espero que con eso te quede claro que no debes mirarme de esa manera nunca más –sacó la navaja que llevaba consigo y comenzó a clavarla repetidas veces en el abdomen de Nick hasta que sintió que el chico dejó de moverse. Miró su pecho cubierto de sangre esta vez inerte, supo que debía estar muerto desde hacía algunos minutos así que se levantó y salió de los vestidores.

No había dado ni un pasó fuera de la cancha cuando le pareció ver a alguien en la entrada. La persona se acercó a él, cuando estuvo lo suficientemente cerca se dio cuenta que se trataba de Marco, aquello le hizo sentir un poco mejor. El chico lo miró de pies a cabeza, Klaus estaba cubierto de sangre y llevaba una navaja consigo pero aún así Marco le sonrió y lo tomó de la mano, le hizo entrar a la escuela sin decir una palabra y Klaus obedeció, realmente no tenía pensado lastimarlo, ni siquiera se le había pasado por la cabeza.

–Sé donde esta Carl –lo miró–, te acompañaré de ahora en adelante –Klaus no dijo ni una palabra, soltó la mano de Marco y siguió caminando–. Klaus... –cuando se volteó, Marco lo tomó por la cintura y dejó un pequeño beso en sus labios–, quise dártelo desde el primer día en que te vi.

–No vengas conmigo.

–Esta en el aula 8-C –como si esperara que Klaus dijera aquellas palabras, Marco salió corriendo en dirección contraria perdiéndose en la oscuridad de la escuela. Después de un rato sus pasos se habían disipado, el silencio lo llenaba todo otra vez.

De camino al segundo piso Klaus se topó con el almacén de utilería, pensó que sería divertido cambiar un poco su plan inicial así que entró y tomó una barra de metal un tanto pesada para su gusto, pero aquello debía servir. Una vez que se vio delante de aquella puerta, respiró profundo y tocó. Realmente no esperaba una respuesta, solo quería que supiera que la muerte había tocado a su puerta de la manera más amable posible. Cuando abrió, el chico estaba en el fondo del aula, su lloriqueo era tal que Klaus podía oírlo desde donde estaba parado. Dio un paso adelante arrastrando la pesada barra de metal y la dejó caer.

–Siempre me caíste bien... ¿por qué tenías que juntarte con mis agresores? ¿tan poco te importaba yo?

–¿Los mataste? –dijo con lágrimas en los ojos.

–Incluso te preocupas por ellos ahora.

Tomó la barra del suelo y corrió hasta Carl, le dio un golpe en la cabeza que hizo que el chico cayera de rodillas y luego terminara de caer al suelo. Parecía estar inconsciente pero Klaus no lo iba a dejar así tan fácil. Continuó golpeándolo tan fuerte como quiso, en el cuerpo, la cabeza, podía oír como partes de sus huesos crujían ante el impacto. Qué poco le importaba. Tomó a Carl por el cabello y lo levantó dejando al descubierto su blanquecino cuello, enterró en un extremo de su garganta la navaja sin titubear y la atravesó hasta el otro extremo con mano firme, la sangre comenzó a brotar como una pequeña fuente cubriéndole las manos y parte de la ropa de aquel líquido tibio de olor peculiar y cuando el cuerpo de Carl finalmente quedó vacío, Klaus le dio una patada y este cayó al suelo sobre su propia sangre.

–Carl... –Klaus levantó la mirada, Simon, en la puerta, lo miraba horrorizado, echó a correr y Klaus corrió detras de él sujetando la navaja en su mano.

Un par de salones después Klaus ya había alcanzado a Simon, le encestó una puñalada por la espalda, el chico cayó y rodó por el suelo antes de intentar levantarse de nuevo pero Klaus ya estaba clavándole la navaja una segunda vez, en esta ocasión cerca del estómago. Su carne era blanda, más que la de Nick, quizá porque el chico no hacía tanto ejercicio, en realidad no lo sabía y tampoco le importaba mucho, solo era un vago pensamiento que había cruzado por su mente en aquel momento.

–Tú fuiste el que inició todo esto. Si tú no hubieras iniciado aquel rumor tal vez mi vida no fuera una completa mierda en este momento y tú no estarías aquí... probablemente no me estas escuchando ya, pero quería hacertelo saber de todas formas. Toma esto como tu regalo de cumpleaños, sé que cumpliste hace un par de días.

–Solo era una broma... ¿cómo iba a saber que se saldría de control? –dijo con un hilo de voz.

–Aún si sabías que iba a salirse todo de control de igual manera hubieras publicado ese video ¿o me equivoco? no te importa la vida de los demás, mucho menos la mía, solo lo hiciste para burlarte de Alex y hacer que yo me sintiera mal por un rato, pero hiciste toda mi vida imposible.

–Lo lamento...

Klaus rio.

–No, yo soy el que lo lamenta –se arrodilló a su lado y lo tomó por el mentón, introdujo su mano dentro de su boca, Simon intentó en vano retroceder, cuando Klaus pudo finalmente tomar su lengua, comenzó a pasar la navaja a traves de ella.

Era difícil desprender la lengua del cuerpo de aquel chico, el órgano estaba resbaloso y se movía mucho, era casi imposible pero cuando presionó la navaja contra su lengua una vez más y sintió como esta dejaba de moverse, supo que lo había logrado. Miró la lengua de Simon en sus manos, estaba cubierta de sangre y lentamente se tornaba de un tono más oscuro. El chico por el contrario aún agonizaba delante suyo. Se acercó a él y puso el filo sobre su cuello.

–Es solo para asegurarme que no hables mierda de los demás en el otro mundo –dijo señalando al pedazo de lengua a su lado y cortó su cuello con un corte limpió y recto. Simon ni siquiera se inmutó. La sangre que escurría de su cuerpo formaba un pequeño charco alrededor de su cabeza, su pecho ahora estaba estático y sus labios pálidos le avisaban que había muerto ya.

JAQUE MATEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora