Parte 5

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El día estaba lluvioso, Qi Rong se había ido primero y había dejado sin paraguas a Xie Lian. Así que tuve que irse sin este, mojandose en la mayor parte del camino.

La mala suerte siempre lo perseguía.

¿Mojarse trae consecuencias verdad? Y más si es por mucho tiempo, así que llegó empapado hasta la universidad, mientras los demás lo veían de una forma extraña. Sólo pensó es esconderse  en los baños en lo que quedaba del tiempo. Y así lo hizo.
Se miró al espejo y trató de secarse con algo de papel. Cosa que fue inútil ya que este sólo terminaba mojado además de que tardaría mucho en que su ropa se secara.

Se quitó la sudadera, y la sopló tratando se secarla, cosa que realmente era demasiado tonto.

Trataba de secar su ropa en lo que escuchó como la puerta se abría. No le tomó atención pues debía ser otro estudiante. Hasta que sintió unas manos sobre las suyas, y un leve peso sobre sus hombros. Levantó su mirada, viendo el espejo y Hua Cheng detrás de él
Sang Lang... ¿Qué haces aquí?.-Dio una pequeña media vuelta y quedó enfrente de él.

-Vi entrar a Gege mojado, supuse que debías estar aquí.-Y acomodó la chaqueta sobre sus hombros.

-Gracias, pero...-Antes de que pudiera decir algo más, la campana sonó.

-Deberías entrar, no llegues tarde.-Le dio una sonrisa leve y salió de los baños.

Suspiró y tomó sus cosas dirigiéndose hasta el aula.

Durante el resto del día sólo empeoraba, le dolía la cabeza y estornudaba.

Deseando que acabara su clase, cuando esto sucedió salió casi corriendo. Llegó hasta el pequeño departamento y lo primero que hizo fue cambiarse. No tenía ánimos, aún le dolía la cabeza y estaba sudando. Tan pronto se acostó en la cama quedó dormido.

No hasta que escuchó los gritos de su primo se despertó.

-¡Maldita sea! ¿¡Dónde está mi lapicero negro!? ¡Mocoso con el que comparto el departamento!...-Dejó de escuchar sus gritos por un momento, y se recostó de nuevo. Hasta que la puerta se abrió y vio su figura parada en la entrada.-Tú, ¡Regresame lo que no encuentro!

-No sé de qué hablas.-Xie Lian lo miró confundido, y aturdido por sus gritos.

-¿¡Me crees idiota!? Si no me lo regresas, te mataré y te...-Logró ver a través de el pequeño espejo, sobre su cabello aquel lapicero qué buscaba.

Después de insultarlo por algo que ya había encontrado, salió azotando la puerta.

-Si rompes la puerta la tendrás que pagar.-Aún sobre su cama, Xie Lian suspiró y salió en busca de alguna pastilla.

No había nada, absolutamente nada. ¿Opción? Después de debatir con si mismo, logró llamarle a Hua Cheng.

Mientras que cierto chico apareció de nuevo.

-No pondrá ni uno de su maldito pie dentro de este lugar.-Dijo buscando sobre una repisa.

Hasta que sonó la puerta y Xie Lian abrió.

-Aquí tienes Gege, ¿Cómo te sientes?.-Le extendió la caja y vio la ira de Qi Rong por detrás de ellos.

Antes de que el pudiera hablar, su primo se acercó.

-Él está bien, ahdoa largate.-Y con una sonrisa falsa le estrelló la puerta en la cara.-Te lo dije.

Mientras que Xie Lian se quedó parado, con la caja de pastillas en una mano mirando a su primo irse. Se aseguró de que hubiera entrado y abrió la puerta de nuevo.

Viendo a un Hua Cheng aún parado, con el ceño fruncido y apretando los puños.

-Lo siento, me disculpo en nombre de él.

Y es que de verdad sentía dolor de cabeza, entró al cuarto pequeño y volvió a recostarse en su cama.

-Deberías tomar la pastilla, así te sentirás mejor.-El chico de rojo dejó un vaso de agua sobre la mesita, y le extendió la pastilla.

-Sang Lang, gracias pero no quiero causar problemas entre ustedes.-Tomó la pastilla, y bebió el vaso de agua entero.

-¿Te duele algo más? Olvídalo, no me iré hasta que te vea mejor.

Al menos Qi Rong no se había dado cuenta de que lo dejó pasar ¿O si?

Xie Lian se durmió de nuevo, lo que su primo deseaba para correr a Sang Lang.

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La pasión de Qi Rong es azotar puertas. Amén por ti linterna verde.

Sonrisa Sincera (HuaLian) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora