𝟬𝟲

223 40 19
                                    

quise no hacer caso a mis sentimientos, pero cuando sentí mis ojos nublarse no pude contenerme más, tenía que intentarlo aunque fuera una última vez. camine hacia la entrada del local, y entre, jeno desde la entrada estaba dándome la espalda y al acercarme a él pude mirar como lo que bebía era el mismo tipo de té que le ordene en este lugar el día de nuestra primera cita. mi mano temblorosa se acercó a tocar su hombro, pero antes de que pudiera hacerlo jeno levanto su vista y sonrió.

pero no fue a mí.

aquella chica llego y se sentó frente a él.

—¿tarde mucho?. —pregunto la chica.

—no, está bien, descuida. —jeno respondió tranquilo.

—mi madre me llamo para preguntarme molesta donde había guardado el azúcar, ¿puedes creerlo?, imagínate que un día me llame en medio de emergencia y sea para algo así

—no creo que pase, igual si algo se complica sabes que siempre estoy ahí para ayudarte.

—lo sé, es bueno trabajar en el hospital contigo.

—hace mucho que no veo a tu madre, ¿deberíamos pasar a verla después de esto?

—si tu gustas, sabes que tus suegros te adoran, siempre que vayas a casa serás bien recibido. creo que te quieren incluso más que a mí y eso que soy hija de ellos. —bromeo la rubia, haciendo reír a jeno.

—no lo creo, tus padres te aman mucho, todos te aman, yeeun.

—¿hasta tú?.

—yo te amo más que nadie.

y aquellas palabras que tanto anhele escuchar finalmente pude. más me sentía tan triste de saber que no era a mí a quien se las decía.

lloré.

realmente lloré después de tantos años.

por mis mejillas resbalaron pequeños hilos de lágrimas y tuve que cubrir mis labios con mis manos para evitar sollozar. salí del local, intentando calmarme, seguir ahí no tenia sentido, pero a pesar de que ya no sintiera tristeza las lágrimas no pararon. caminé y caminé, hasta mi lugar de descanso, el sol estaba ya ocultándose a mis espaldas me transmitía paz. me hinque en el pasto, retire mi bufanda, la abrace y la olí una última vez antes dejar que la tela volara con el fuerte viento.

mi promesa a un seguía en pie después de tanto tiempo, no podía dejar a jeno a pesar de que hubieran pasado ya 7 años. él había dejado de ser un adolecente de 17 años, ahora era todo un adulto con 24 años, una carrera universitaria, trabajo y ahora una linda novia.

si él había podido dejarme ir, era momento que yo mismo me dejara ser libre.

una última sonrisa se dibujó en mis labios al recordar la última vez que jeno me dedico su sonrisa y como si el viento susurrara pude escucharlo una última vez decir mi nombre.

—siempre te amare, lee jeno. —susurré.






















aquí yace huang renjun, quien seguirá iluminando el mundo desde el más allá.
2000 - 2017









ᴰᵒⁿ'ᵗ 𝙇𝙚𝙩 𝙢𝙚 𝙜𝙤 ᝰ 𝘕𝘰𝘳𝘦𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora