ARCANE ONE SHOTS

SILCO

-TE QUIERO-

Silco me llamo a su oficina, al entrar lo encontré con un par de heridas en el rostro -¿Me llamaste?- le pregunte mientras entraba y el me señalo la silla frente a el.

-Necesito tu ayuda- "necesitar" era una palabra poco usada, me quede cayada para que el continuara -Es Jinx, necesito que la encuentres a ella, recuperes el orbe y elimines a su hermana – enlisto a lo que yo lo mire con una ceja levantada y salte del asiento para comenzar a caminar por la oficina -Y ¿Por qué no se lo pides a Sevika? Estoy segura que le encantara ayudar -rodé mis ojos al nombrar a esa mujer tan desagradable.

-No, tu eres en la única en quien confía para esto- me dijo acercándose -El plan nunca funcionaria sin ti o sin Jinx- acuno mi mejilla en su mano -Las necesito a ambas.- Cerré mis ojos y asentí -Encuéntrala y tráela de vuelta a casa.

Las explosiones en el puente me indicaron donde se encontraba la peliazul, corrí con mi látigo en la mano y al llegar me encontré con los cuerpos de los vigilantes por todo el lugar, escuche disparos y golpes. Al acercarme encontré a un tipo de piel oscura y cabello blanco atacando y golpeando a Jinx, comencé a correr en su dirección, pero de un momento a otro se detuvo antes de terminar con ella, cuando menos me di cuenta Jinx había activado una de sus granadas -Jinx No!- alcance a gritar antes de que el artefacto explotara, la onda de expansión me arrojo hacia uno de los pilares del puente, mi espalda golpeo y pude escuchar algunos de mis huesos quebrarse para que despues mi cabeza se estrellara contra el mismo pilar, al caer mi boca se lleno de sangre y no tarde mucho en quedarme inconsciente.

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Silco fue uno de los primeros en escuchar de la explosión, por lo tanto uno de los primeros por no decir el primero en llegar a la escena.

 Esperaba encontrar todo menos los cuerpos de las dos personas mas importantes para el, primero encontro a Jinx quien seguía respirando a pesar de la explosión, pero mas adelante encontro el cuerpo de la otra joven que a duras penas seguía respirando sobre un charco de sangre que salía de su cabeza, apresurado y como pudo las llevo con el doctor y las coloco sobre las mesas de operaciones – Sálvalas- le ordeno con la respiración entrecortada.

 El doctor las examino apresuradamente y asintió al terminar el chequeo de Jinx pero titubeo al ver el estado de la otra -Hare lo mejor que pueda, pero antes de empezar debo preguntar ¿Estas listo para perderlas?- Silco se quedo cayado mirando a ambas jóvenes en las mesas -son fuertes- fue lo único que dijo antes de que el doctor lo dejara inconsciente.

Despues de un procedimiento exhaustivo, Silco despertó para encontrar solo a una de las chicas, se levanto aun mareado y con una navaja amenazo al hombre -¿Qué le hiciste a Jinx?-le pregunto sujetándolo de la camisa, el doctor sin inmutarse le respondió

-Le salve la vida- y se zafo del agarre del otro para despues mirar a la otra joven -aunque temo decir que por ella- la miro con un deje de tristeza -no hubo mucho que hacer -termino de decir bajando la cabeza -a menos que quieras recurrir a otras opciones- le dijo señalando al enorme espécimen que se encontraba dentro del cilindro de cristal conectado a varios tubos y Silco negó.

-No, no le puedo hacer eso yo...- no termino por que se vio interrumpido por los gritos de la joven, se acerco con rapidez y la desato de las correas que la mantenían sujeta a la mesa, sus ojos se habían vuelto de un tono violeta con pequeñas venas de color azur rodeando sus parpados y con dificultad hablo.

-Lo siento, lo siento, lo siento- salió de sus labios mientras lloraba y Silco sujetaba su cabeza – intente evitarlo pero...- no la dejo terminar.

-No, no. Lo lograste, la encontraste- la joven soltó un sollozo ante el dolor y el inevitable hecho de que sus minutos estaban contados, lagrimas de color rosado corrían por sus mejillas mientras Silco la sostenía.

-Tengo miedo- solo de la nada haciendo que el hombre la sujetara aun mas fuerte sin lastimarla.

-Estoy aquí, no te voy a dejar.- Le aseguro sosteniéndola mientras la joven sollozaba

-Te quiero- soltó la chica débilmente haciendo que el hombre se separara un poco para mirarla al momento en que la joven soltaba un ultimo suspiro. Silco presencio como la vida dejaba los ojos de la chica mientras su cabeza caía con la mirada perdida y un grito doloroso dejo la garganta del hombre al mismo tiempo que se aferraba al cuerpo sin vida de la joven.