2.

13 3 0
                                    

23:00

¿Cuál era el propósito de la vida?

A veces creo que es una mera coincidencia existir, que realmente no hay que encontrarle sentido a estar vivo, porque no hay alguno.
Pero otras veces, otras veces creo que jamás volveré a ser así de joven cómo lo soy ahora mismo, que debo hacer experiencias increíbles para tener algo que recordar de vieja, que el verdadero significado de vivir es disfrutar y ser feliz, y no encuentro eso en ninguna religión, ningun credo, ninguna profecía.
El sentido de vivir está aquí en el presente, en mi misma.

— Toma, de una.— tomé el pequeño vasito, lo choqué con el del pelinegro y lo tragué, sintiendo esa extraña sensación de hormigueo en mi boca, y mi garganta quemar.

— ¿Y Beomgyu?.— el chico me veía con mala cara. ¿Dije algo malo?

— Ya sabes, con Yeonjun.— Hyunjin era un chico bastante racional y sabía manejar sus emociones, pero al tratarse de esos dos, parecía salir de sus casillas.

— Creí que vendría.

— Se supone que lo haría, pero de seguro está muy ocupado ayudando a Yeonjun a matar a la rata a palos.— Su disgusto era notable y no pude evitar reírme de esto último.

— Ya. Deberías decirle lo que sientes.

— De que hablas, Gyu no me gusta, tonta.

— Yo nunca he dicho que lo haga, tú solo te delatas.— El chico rodó sus ojos y salió una pequeña risa de sus labios.

— Ya déjate de estupideces y vamos a bailar.

— Ve tú, esperaré a que el trago me haga efecto.

Levantó sus hombros con desinterés y se fue al centro de la pista, seguramente a hacer nuevos amigos, Hyunjin hablaba hasta por los codos.

La música resonaba en mis órganos, cosa que la verdad no me molestaba, el lugar estaba totalmente lleno de personas, algo poco común para un viernes de otoño, tal vez porque muchos universitarios habíamos terminado nuestro semestre, o porque hace un frío que te cagas y necesitas el calor corporal, aunque venga de extraños con los que terminas bailando, o encerrado en un baño.
Yo en cambio, estaba aquí tratando de darle un giro más interesante a mi vida.



[...]

                                                      1:00 am

— ¿Y ahora que?.

Ambos hombres vestidos totalmente de negro yacían en la barra de aquel bar, aparentemente olvidados por los hombres que habían solicitado una junta de negocios.

— Ya cállate Seo, pareces niño pequeño.

— Somos un par de idiotas en un bar de mala muerte, esperando a que unos ancianos entren por esa puerta, ¡se supone que nosotros éramos los atrasados!.

— ¡Que te calles Changbin!, tu no eres el que está en problemas.

— Cómo sea, iré a ver que encuentro.

El rubio sonrió ladinamente mientras se dirigía al grupo de chicas que desde hace algunos minutos no dejaban de mirar coquetas al par y murmurar entre ellas.
En cambio el pelinegro rodó sus ojos y negó con notable molestia.
Estaba a punto de tomar de su whisky cuando una voz femenina le habló.

— ¿Cita doble fallida?.
Giró su vista para encontrarse con una bonita chica casi de su mismo tamaño, el cabello a los hombros, y un sencillo vestido negro que entallaba su esbelta figura.
Pero Jisung era un hombre que difícilmente se dejaba llevar por una buena primera impresión, así que simple la ignoró para reanudar su ahora nueva su misión; terminar ese trago.

—Vamos, que no te juzgo.— la chica parecía no desistir. — Es normal ir en busca de Sugar Daddy's.—

El pelinegro abrió totalmente sus ojos con sorpresa y veía atónito a la chica. ¡Bingo! Ahora tenía su atención.

— Creo que se está confundiendo señorita, yo no...

— ¡Ya! Si es porque aún no sales del closet o tienes novia, descuida que tu secreto conmigo está a salvo.

Jisung se largó a reír.

— ¿¡Qué!?, la mente te va a mil por hora niña.— el pelinegro negó riendo.

— No soy una niña.— la chica rodó los ojos con molestia, acto que le dió una mínima pizca de ternura al pelinegro.

Lo que él no sabía es que la chica podía ser cualquier cosa, menos tierna e inocente.

— De igual manera, no venía a una cita doble.

— Menos mal, porque esos hombres no iban a aparecer.— su mirada inocente cambió de un segundo a otro a una burlona, algo que Jisung, por supuesto; no dejó pasar.

— ¿cómo estás tan segura?.— algo no iba bien ahí y él lo sintió.

— Digamos que en vez de invertir dinero en ustedes, prefirieron ganarlo.— las afirmaciones de la chica comenzaban a ponerlo en alerta. ¿Qué demonios estaba pasando?.

— ¿Quién mierda eres?.— la tomó con brusquedad del brazo.

— Me llamo Eunji, y es un gusto conocerte Han Jisung.—

— Debe ser una maldita broma, ¿para quién trabajas? ¿¡Eh!? ¡Contesta!.—

— Para ti, si es que aceptas, aunque no tienes otra alternativa.

Dope Lovers [Han Jisung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora