4.

7 2 0
                                    


— ¿Dónde está Eunji?.— cuestionó Hwang al menor, el cual se dedicaba a cambiar el vendaje de su herida, sin decir una sola palabra al respecto.

La noche anterior, Hyunjin había perdido el conocimiento justo después de ser acostado en una mesa, sirviendo de camilla improvisada. Seo por su parte estaba preocupado por el chico y no paraba de gritarle a Jeongin que hiciera algo. Si bien el mas bajito había estado en incontables situaciones peligrosas y por supuesto varias veces había visto cómo enemigos daban su último suspiro antes de dejar el plano terrenal, no le causaba tanta preocupación como ver a aquel chico inocente de esa manera.

Changbin podía ser un criminal, pero ¡Vamos!, que aún tiene sentimientos.

Por otro lado estaba Yang, tratando de mantener la calma y reprimir sus impulsos de darle un puñetazo a Seo directo en la nariz.

— ¡Haz algo ahora!.

— No soy un maldito enfermero, idiota.

— Eres químico, algo debes saber sobre el cuerpo. ¡Yo que sé!.—

— Exacto ¡Soy químico, imbecil!. Yo hago tus malditas drogas, no atiendo heridos.— gritó totalmente exasperado.— Además, nisiquiera me he graduado.

El menor pasó sus manos por su rostro con pesadez y observó la herida del chico. La bala evidentemente estaba dentro del músculo pero por suerte esta no había tocado ninguna arteria importante ya que el sangrado no era tan grande cómo pensó. Puso manos a la obra y con el material de curación que milagrosamente había encontrado por ahí procedió a atender al chico que poco a poco recobraba el conocimiento. Su madre al ser enfermera le había enseñado una que otra cosa y ahora hacía su mayor esfuerzo por recordarlas. "No me falles ahora" pensó.

                   [...]

—Te pregunté algo.— Hwang insistió, estaba sumamente molesto, pero más que nada, asustado. En menos de 24 horas ya le habían disparado, había escapado de la policia, se había desmayado, le habían sacado una bala de la pierna, y aparentemente también lo habían secuestrado. "¡Hoy es un increíble día para estar vivo!" irónicamente pensó, ya que por poco pudo haber muerto. Y por cierto ¿¡Dónde estaba el idiota que le disparó!?

El que se dedicaba a la herida del chico se mantenía callado, de nuevo tratando de mantener la calma ante el parlanchín chico que no paraba de preguntar por su amiga. Jeongin era una persona que se irritaba con facilidad, se relacionaba con la menor cantidad de personas posible, y no hablaba más que cuando era necesario.

— ¡Maldición!.— Hyunjin gimoteó de dolor después de que el peliazul atara con fuerza la venda que cubrían los puntos que ahora tenía en la pierna.

— Trata de no hacer fuerza, el disparo te desgarró tejido por la cercanía del impacto, tuve que suturar la herida.— dio unas palmadas en la pierna del chico y este de nuevo lloriqueó de dolor. Yang sonrió burlonamente, se había dado cuenta que el umbral del dolor del mayor era baja, ya que probablemente se había desmayado por el dolor y no por la pérdida de sangre.

Mientras tanto, en una habitación al otro extremo de la gran bodega, Eunji permanecía atada a una silla, no podía  contabilizar cuantas horas llevaba dentro, sólo sabía que sus muñecas ardían por la presión que las cuerdas hacían sobre estas. Había gritado tanto pidiendo ver a Hyunjin que ahora su garganta dolía con fuerza, resignada a no tener respuestas, se limitó a guardar silencio y probablemente esperar a que lo peor pasara.

Dope Lovers [Han Jisung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora