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Escuchaba disparos por todas partes, gritos y llantos por doquier, gente corriendo mientras yo estaba detrás de la barra acostada sobre mi pecho y las manos atadas por la espalda, mientras veía cómo Hyunjin luchaba por seguir despierto, había recibido un impacto de bala en la pierna y estaba desangrándose con rapidez. Todo era un desastre, y era mi culpa.

30 minutos antes

Jisung ni siquiera pudo responder cuando la policía entró abruptamente por la puerta del bar, y en ese momento supe que todo se había ido al carajo.

Me sabía el plan de la policía cómo la palma de mi mano, tenía meses estudiándolo, robándole la información a mi padre y a su unidad de investigación. ¿Porqué justo tenían que entrar antes de tiempo?

Los disparos se escucharon y el pelinegro me empujó detrás de la barra mientras me tiraba al suelo y me ataba con algún tipo de cuerda improvisada.

— Eras una maldita policía en cubierto, ¡¿no es así?!.— la boca de su pistola presionaba con fuerza mi cabeza y temí por mi vida.

— ¡Claro que no, idiota!.— la histeria comenzaba a apoderarse de mi cuerpo.

— ¡¿Entonces que mierda es esto?!.— alzó la arma y disparó repetidas veces a los agentes de la policía.

— ¡Era un operativo para atraparte!.— Grité.— ¡ellos saben que eres el subjefe de la mafia en Incheon, Jisung!.—

— ¡Eunji!.— lo escuché gritar.

— ¡Hyunjin!.

Corrió a toda velocidad a mi encuentro, hasta que lo vi caer y gemir de dolor.
Jisung le había disparado.

— ¡Idiota!.— las lágrimas resbalaban sin cesar de mis mejillas, ahora probablemente Hyunjin estaba muerto. Traté con todas mis fuerzas de soltarme del agarre del pelinegro, cosa que no funcionó.

— Dame una buena razón para no matarte ahora mismo.— recargó su arma y volvió a pegarla en mi cabeza.

— ¡Venía a advertirte sobre esto! Tus supuestos socios te traicionaron ¡te vendieron a la policia!.— lloraba histerica.— Además conozco este bar completamente, soy la única que puede sacarte de aquí con vida.

— ¡Malditos hijos de perra!.

No nos quedaba tiempo, si la policía se acercaba un poco más todo acabaría.
Un rubio llegó corriendo mientras disparaba.

— ¡¿qué mierda es todo esto Han?!.

— No hay tiempo de explicar, ¡tenemos que irnos!.

El pelinegro me levantó con brusquedad y me obligó a caminar mientras seguía disparando. Hyunjin seguía despierto tratando de parar el flujo de sangre con sus manos, no podía dejarlo aquí, no había manera.

—  ¡Déjame llevarlo! ¡Porfavor!.— fui sobre mi amigo tratando de levantarlo, Hyunjin gritaba de dolor por cada movimiento que hacía.

Los dos chicos armados se vieron entre si, el rubio en un acto rápido le sacó la camisa a Hyunjin y la rompió para después atarla fuertemente alrededor de su pierna, formando una especie de torniquete, entre los dos ayudamos a Hyunjin a ponerse de pie y logramos caminar mientras el pelinegro nos hacía guardia y seguía disparando.

Conocía una salida de emergencia secreta en el almacén del bar, solo debíamos pasar por las puertas que lo conectaban con la barra, y así lo hicimos.
Con un poco de suerte, no habrían policías esperándonos ahí.


[...]

Camino a incheon, un auto conducía con total tranquilidad. Yang Jeongin un estudiante universitario de último semestre se dirigía cómo todas las noches a aquellas bodegas a completar otra jornada laboral, hasta aquí todo se escucha bien, hasta que te das cuenta que lo que hacía no era precisamente legal.

Estacionó su auto enfrente del callejón que daba a la entrada del lugar, y con toda la tranquilidad del mundo bajó y se aproximó a la entrada, cuando escuchó los neumáticos de un coche rechinar en la esquina de la calle por venir a toda velocidad. Mal estacionado y con dos hombres totalmente fuera de si, bajaron del auto, eran Jisung y Changbin.

— ¡Rápido Niño!— el mayor de todos gritó mientras le pedía al menor que se acercara.

Jisung sacó con brusquedad del coche a una chica, mientras Changbin ayudaba a otro notablemente mal, el pantalón lleno de sangre, piel pálida y los labios ligeramente azules, las piezas encajaban rápidamente en la mente de Jeongin, ahora tenían en su poder a dos civiles, y uno de ellos podía morir si no se le atendía rápidamente.

Con agilidad entre Jeongin y Changbin cargaron al pelinegro, mientras Jisung lidiaba con una histérica chica al ver cómo su amigo poco a poco perdía la consiencia.

Una vez dentro del lugar, la chica perdió de vista a su amigo al ser encerrada en una habitación, mientras que él luchaba por mantenerse despierto, observando el rostro del nuevo chico que le gritaba cosas que no lograba escuchar.

— No cierres los ojos, estarás bien.

Dope Lovers [Han Jisung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora