☀️Cápitulo XXVI☀️

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DAMIÁN

Tres meses después...

No hay nada más reconfortante que llegar a casa sabiendo que alguien te espera con ansias, después de un largo día de trabajo y un estresante viaje en autobús en el horrible tráfico de esta ciudad. Me siento cansado y aún me faltaban varias cuadras para llegar.

El pito insistente de un auto me hizo girar con curiosidad, el vidrio fue bajado y lo primero que vi fue su larga cabellera castaña y luego una sonrisa en sus labios pintados de rojo como siempre.

—Hola Damián, qué gusto verte.

—Hola Susi. ¿Cómo va todo?

—Sube, te llevo y aprovecho para hablar de algo que te conviene mucho —Abrió la puerta del auto—. Anda sube. —El camino de dónde me deja el autobús a casa era algo largo y me sentía cansado, así que acepté y subí—. Cuéntame ¿Cómo has estado? Te ves cansado.

—Bien, bastante ocupado, estresado y si, algo cansado. —Me sinceré.

—Claro, imagino que ahora lo estás mucho más por tu hermanita, de eso quiero hablarte Damián. No te llamé porque quería hacerlo personalmente.  —Eso llamó mi atención—, como sabes, mis padres tienen una pequeña zapatería, hace unos días uno de los colaboradores renunció y hay una vacante.

—¿Me la estás ofreciendo?

—Si, la zapatería es pequeña, solo tiene doce empleados incluyéndonos, pero paga todas las prestaciones de ley, tendrás más tiempo libre para que lo pases con tú hermanita, tienes también la ventaja de que no usarás transporte, una hora de almuerzo que como estás cerca de tu casa, podrás usar y comer con la pequeña, incluso podrás llevarla y recogerla de la escuela, puedo hablar con papá para ese permiso y no se descontará de tu paga. Entonces qué dices ¿Aceptas?

—Es una oferta bastante tentadora Susi, pero antes de responder me gustaría consultarlo con alguien.

—Hum, la verdad creí que dirías que si, ¿Lo vas a consultar con quién? ¿Con tu, no-via? —Se notó el sarcasmo en eso último.

—Si, con ella.

—Oh vamos Damián, tu y yo sabemos que se opondrá, esto es algo que deberías decidir tú, después de todo es por tu bienestar, te beneficia mucho.

—Tal vez, pero igual quiero hablarlo primero con ella, además tú no la conoces para asegurar algo así —Detuvo el auto.

—Bien, háblalo entonces y me dices. Tienes hasta el medio día de mañana porque papá pondrá el anuncio después de eso.

—No te preocupes Susi, lo hablaremos hoy mismo.

—¿Hoy? ¿Ahora? —Asentí.

—Ella está esperándome en casa.

—Bueno pues ya no tiene que esperar más, llegamos —dijo mirándome muy seria, mi pobre corazón estaría apuñalado si sus ojos lanzarán dagas.

—Gracias por el aventón, buenas noches Susi —me despedí y bajé del auto para entrar a mi casa.

Al abrir la puerta ahí estaban las tres personas más importantes de mi vida, en pijamas arreglando la mesa para cenar, la más pequeña corrió hasta mí, le di un beso en la mejilla y recibí un dulce abrazo de su parte. La otra esperaba que terminara para colgarse en mi cuello y darme un beso en los labios. Saqué de mi morral tres chocolates que había comprado apenas salí del trabajo y se los di, solo me faltaba el de la tercera que aún estaba molesta conmigo porque en la charla que tuve con mi suegro aquella vez que me dio el sermón, yo también le di uno y prácticamente le pedí que dejara lo que sea que tenían y lo hizo, por más que ella ha hecho de todo para convencerlo de continuar, no   lo ha logrado, está enojada y casi ni me dirige la palabra.

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