☀️Capitulo XLIII final.☀️

1.8K 126 85
                                    


KIRA

En el pasillo de este hospital se puede sentir la impaciencia que nos consume  a cada uno de nosotros. La incomoda silla empieza a cansarme y el silencio de Cindy a preocuparme, no ha dicho nada  desde que regresó con Tania. Nada de esto ha sido facil, para ningúna de nosotras, pero yo he intentado mantener la calma por mi bebita, no quiero lastimarla.

Tania se siente impaciente, no ha dejado de observar el ascensor esperando a que sus puertas se abran y Sebas salga de ahí. Viajó ayer en la mañana a Medellín con Mauricio y hasta anoche nos acordamos de avisarle. La Vi levantarse y correr hasta él cuando por fin su deseo se cumplió, se acurrucó en su pecho y él la abrazó con fuerza. Los observé hasta que vi al doctor salir.

—Doctor, por favor. Digamos algo.

—Tengo buenas noticias, apareció el donante, logramos estabilizarlo y ahora solo hay que esperar cómo evoluciona.

—¡Gracias Dios. —Sentí la euforia en mi corazón. —¿Puedo verlo Doctor? —pregunté llena de ilusión.

—Lo siento, pero hoy no se podrá, vayan a casa, descansen y vuelvan mañana. —respondió el doctor y siguió su camino.

—¡Doctor espere! —el doctor detuvo sus pasos—. Quiero darle las gracias a la persona que dio su sangre para mi esposo. ¿Podría decirme dónde está?

—Lo siento, se ha ido sin nuestra autorización.

—Dígame su nombre entonces, por favor. —Insistí.

—No tengo esa información, el donante no quiso revelar su identidad, esa fue su condición para hacerlo, tampoco quiso cobrar el dinero que ustedes ofrecieron.

—¿Un donante anónimo? ¿Qué no tiene que dejar su información para poder donar? —preguntó Tania.

—Así es, pero este caso era de vida o muerte y esa fue la única condición que puso para donar —respondió el doctor.

—No sé ustedes, pero yo tengo curiosidad de saber quién fue la persona que donó su sangre, ¿Por qué no quiere que sepamos quién es? ¿Por qué lo hizo? Por dinero o fama no fue, eso está claro —cuestionó Gonzalo.

—Qué importa quién o por qué haya sido Gonzalo, lo importante aquí es que Damián está fuera de peligro. —dijo Sebas.

—Si. Gracias a Dios, al doctor y al donante misterioso, Damián está bien, pero Juan no, parece que lo olvidaron. —dijo Cindy con dolor mientras derramaba algunas lágrimas.

—¿Cómo dices eso Cindy? Por supuesto que no nos hemos olvidado de papá, era nuestro padre y lo amábamos.  Estamos devastadas, igual que tú, pero eso no quiere decir que no sintamos emoción por la salud de Damián.

—¿Y yo no entonces? —protestó con molestia, creo que pensó que le reprochabamos.

—¡Oigan!, a todos nos duele su partida, puede que no tanto como a ustedes, pero estoy segura que Juan querría verlas contentas y unidas, no en discordia. —intervino Susi.

—Susi tiene razón. Ahora debemos estar juntas. Perdón. —Me disculpé.

—Tambien lo siento. Ya es tarde, vayamos a casa. Mañana debemos alistar todo para el... ¿Me puedo quedar contigo y la Meli, Kira?

—Claro, es tu casa Cindy, no tienes que pedir permiso.

—Yo también me quedo con ustedes, no quiero estar sola en esa enorme casa —dijo Tania.

RAYO DE SOL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora