Parte 2

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Cuida lo que dices Laia... puede que no siempre acabe igual de bien que lo imaginaste.

•••

— ¿De qué mierda estás hablando?

— Oh, créeme que si fuera tú no querría saberlo — dijo mientras reía y dejaba el móvil al lado de su, ahora vacío, plato de comida.

— Dijiste que no sabías quien te había contratado para esto — a si que una de dos, o me había mentido o se acababa de enterar.

— Eso fue antes de que me llamara de nuevo para saber como estabas. — volvió a hablar con ese tono de superioridad que odiaba mientras la curvatura de sus labios descaradamente comenzaba a subir. ¿Estaba burlándose de mi?

Sin poner ni una pizca más de interés en la conversación se largó de la sala pero no antes de que mi voz lo detuviera.

— Déjame irme

Leo paró en seco y se giró lentamente hacia mi dándome a entender que no quería pasar ni un segundo más hablando conmigo, pero eso me importó lo que viene siendo poco, o más bien nada.

— ¿Si señorita? ¿Algo más que pueda hacer por usted? ¿Quiere que... la lleve a sus aposentos, que le cocine el almuerzo o que le haga un hijo ya que estamos? — se burló de nuevo.

Incapaz soy de expresar con palabras lo poco que lo soporto. ¿Será que el chico trabaja de eso? ¿Dando por saco? Seguro que si, parece todo un experto.
Me intenté mantener rígida sin demostrarle las ganas que tenía de golpearlo, y hablé.

— Ábreme la puerta y déjame libre

— Ni que te tuviera aquí atada a una silla o algo por el estilo... — dijo, de nuevo, dándole la más mínima importancia a todo lo que salía de mi boca.

— Que me saques de aquí de una puñetera vez Leo — me levanté con todas las fuerzas que pude reunir, pero al parecer no fueron suficientes como para mantenerme de pie y me caí. Parece que lo que me había hecho inhalar no había salido por completo de mi cuerpo.

Me había golpeado la cabeza muy fuerte, tanto, que pensé que probablemente se me había abierto en dos, y mientras que intentaba ponerme de pie dos manos me ayudaron a levantarme.

— Creo que deberías descansar un poco más ¿no crees Clane?

Escucharlo decir mi apellido así hizo que una descarga eléctrica recorriera todo mi cuerpo, y no es que hubiera usado un tono provocador como de costumbre sino que había sonado casi como si... se estuviera preocupando por mí.

Aún así no abandone mi postura, tenía que salir de ahí cuando antes porque... ¿que se suponía que me esperaba después de aquellos dos meses?

— Déjame — le aparté las manos de mis esqueléticos brazos — Sácame de aquí ahora Leo, hazlo

Él me miró sin retirar ese aura de preocupación tan evidente que lo envolvía, intentó hacerme cambiar de opinión una vez más; descansa, come algo, piénsalo mejor... pero lo negué todo, quería salir de allí cuanto antes.

— ÁBREME — dije pausadamente mirándolo fijamente.

Y de repente, como si por arte de magia fuera, ese sentimiento de preocupación desapareció dejando a la vista uno completamente diferente. La ira, el enfado, la prepotencia... hablaron por él.

— ¡Bien! ¿Eso es lo que quieres? ¿Qué te abra la puñetera puerta? Genial.

Salió de la sala con aire decidido y volvió a los pocos segundos con una pequeña llave dorada, anticuada y oxidada en la mano.
Me agarró firmemente por la muñeca y me arrastró hasta la puerta principal. Introdujo la llave con fuerza en el cerrojo y la abrió dando lugar a un hermoso paisaje repleto de exóticas flores y un pequeño riachuelo del color azul más bello que jamás había presenciado.

Dos manos ya conocidas se colocaron en mi espalda y me empujaron con decisión hacía fuera, dejándome caer sobre la fina hierba que, desgraciadamente, no había amortiguado la caída.

— Diviértete en el medio del bosque Laia — me miró enfurecido dándose la vuelta con intención de cerrar la puerta de golpe, pero no sin antes hablar de nuevo — Ah, y por si te da por ir a buscarlo dale recuerdos a Eric.

Y con eso cerró dejándome sola en medio de la nada sin apenas abrigo, sin comida y sin lugar para dormir.

Me lo debería haber pensado mejor antes de decirle que me dejara irme.

IRROMPIBLES © -Toda la Verdad-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora