Un 5 de abril del año 2000, nació un niño, de ojos cafés, grande-como se dice en termino médico-, y una cabellera café oscura, que casi llegaba al negro más puro, este pequeño no había sido fruto del amor verdadero, si no del amor carnal, donde los cuerpos necesitados del placer acuden para satisfacer esa estúpida necesidad, aun siendo así, aquel niño, nació con la alegría y vida reflejada en sus ojos, con una preciosa sonrisa, enmarcada en un par de hoyuelos que le daban un aire de ternura divina.
Muy a pesar de eso, el pequeño tuvo complicaciones, por su gran tamaño necesitaba más vitaminas con las que nació, así, una semana quedándose en aquel amplio hospital, fue llevado a su casa, que recién había comprado la semi-feliz pareja, que a pesar de tener un tesoro en brazos, no lo habían deseado, y mucho menos: la madre, quien, ni por error, cargaba al niño, que triste era llevado por su padre en brazos, al entrar a aquella gran casa, su casa, su habitación, su nueva vida…
Un año había pasado, el niño creció más alto y más fuerte que su hermano mayor, con su nueva capacidad de hablar, y un poco de caminar, expresaba siempre cariño a sus padres y hermano, pero aún más, a la mujer que le dio a luz, pero ella, ni en cuenta lo tomaba, estaba muy ocupada… siendo la buena madre para SU hijo…
A la corta edad de 3 añitos, el niño era ya muy independiente, comía solo, hablaba, a veces, solo, caminaba solo, y su mente era ocupada por la inocencia de niño, que alguna vez, todos tuvimos, excepto, cuando ella llegaba, desde que tenía dos años, había desarrollado un poco de odio a su madre. ¿Por qué? Te preguntaras. Bueno, la cosa era así, después de aprender a caminar bien, la mujer decidió que el niño debía “apoyar” en casa, bajaba la ropa, en una canasta que era de mayor tamaño a él, de aspirar, barrer, sacudir, limpiar el auto, y al principio, el niño era feliz, feliz porque ayudaba a su querida madre en algo, y no era un estorbo, como lo era su hermano, pero todo cambio, cuando el primer golpe fue lanzado.
Él, por el peso de la canasta, se había caído escaleras abajo, regando así, toda la ropa que traía dentro esta, la mujer al ver tal pendejada por parte de su estúpido hijo, decidió que había que hacerlo ver lo estúpido que era:
-¡Maldito idiota! ¿!No puedes hacer algo bien!?- le gritaba mientras lo levantaba bruscamente del suelo- Ahhh, mira la niñita ya va a llorar- decía al ver que a ese niño, le salían lágrimas de dolor. Ahí, ahí fue donde la primera marca en la piel del niño fue puesta, de un solo golpe, al niño se le partió el labio, dejando una cicatriz debajo de este, la cual a simple vista no era visible, pero si te fijabas bien, la podías ver, una cicatriz hipertrófica, de esas que tienen exceso de tejido…
Los años habían pasado, y el niño ya había crecido, tenía 6 años para ese entonces, el niño era un renegado social, que no hablaba ni jugaba con alguien, a penas y lograban que saliera al receso de su escuela, los niños se burlaban de él, ya que, estaba solo, las niñas no le hacían caso, y su única compañía era su imaginación, que, muy a parte de lo demás, le proporcionaba una diversión y risa tremendas, que hacían que todo el mundo le viera como un bicho raro, pero no hacía caso, su mente se encargaba de eso.
Cada que acababa la escuela, la mujer iba a por él, y por parecer la madre buena, le preguntaba:
-¿Cómo te fue hoy?- le decía a penas y mirándolo.
-Pues bien, hoy tuve clas…- comenzaba.
-Sí, si claro, dime hijito… ¿A ti como te fue hoy?- le decía a su hermano mayor, el cual comenzaba una larga platica hasta la casa, donde el chico no era participe…
Cuando el niño llego a 2do de primaria, decidió dejar de ser el chico renegado, y dejo salir a flote su personalidad extrovertida, que a pesar de lo ocurrido, le daba amigos y buenos compañeros de a montón, pero no era suficiente, aun odiándola, deseaba más que nunca, amor, amor marital, por esta falta misma, en tercer grado de primaria, se había vuelto bulímico y anoréxico, su cuerpo no quería comer, y el, mucho menos, ya que bueno, se sentía demasiado obeso para agradar a su madre o a su hermano, que constantemente, se burlaban de su sobrepeso, que por lo mismo decidió bajar de peso rápidamente, si quieres una mentira, ahí te va: su madre al ver que su hijo no estaba bien, lo recibió con amor y cariño, y llevándolo a un doctor, donde aprendió a amarlo… pero eso no sucedió, la verdad, fue que: la mujer seguía burlándose de él, haciéndole sentir peor…
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