Capitulo 29

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Desperté sumamente temprano en la mañana, Michael y los niños seguían dormidos asa que me levante de la cama con sumo cuidado para no despertarlos, tome mis cosas y fui al baño del cuarto de Michael. Tras tomar una ducha me vestí y termine de arreglar, dentro de unas horas viajaría nuevamente a Alemania.

Baje las escaleras y al pie de esta estaba Michael con una sonrisa, los niños estaban en sus brazos con una cara de sueño que me da mucha gracia.

- Buenos días mis bebes – digo y les doy un beso a cada uno.

- ¿Y yo? – pregunta Michael y rio suavemente y niego con la cabeza y me mira con indignación.

- Mami... - me llama Elijah.

- Si...

- ¿Te iras? – pregunta haciendo un lindo puchero.

- Sí, pero pronto estaré aquí con ustedes, lo prometo – digo y el asiente con sus ojos inundados de lágrimas – Ey bebe, no llores, necesito que me prometan algo – dije y ambos niños me miraron con atención – necesito que me prometan que cuidaran de su padre y no se despegaran de el – les dije y ambos asintieron acurrucándose en el pecho del hombre que amo.

- Los llevare a la cama, espérame aquí – dijo Michael y yo solo asentí.

Vi como camino hacia la habitación y salió de ella cinco minutos después.

- Te van a extrañar – dijo cuando llego a mi nuevamente.

- Lo sé – dije con una sonrisa.

- Yo también te voy a extrañar – dijo y lo mire... lo mire y lo mire... me acerque y junte sus labios con los míos, lo iba a extrañar, no quiero irme de su lado, no quiero dejar a los niños, pero debo buscar a Mark y traerlo a Rusia.

- Yo igual – dije al separarme de él.

- Te llamare por la noche, si algo anda mal recuerda que...

- Debo llamarte cuanto antes – lo interrumpí y el simplemente asintió con una sonrisa – debo irme – dije y le di un último beso para alejarme sin más que decir.

Al llegar a la puerta me encontré con Dan quien llevaba mi bolso, ambos salimos de la casa y nos montamos en la camioneta, debíamos ir al aeropuerto.

No paso mucho cuando un mensaje llego a mi celular.

"Estoy esperando que vuelvas a la casa, ¿no crees ya que es hora de hablar?"

- Mark

Menos mal y ya sé dónde está, llegare directo al punto, sé que no será cualquier cosa, debo llegar y hablar con el cordialmente luego lo llevare al lugar donde rogara por su muerte.

(***)

Aterrizamos y baje del avión junto a Dan, en la pista nos estaba esperando un auto con instrucciones de a donde debía ir.

No negare que mis nervios van de mal a peor, ver estas calles, y ver que cada vez estoy más cerca de llegar a Mark me pone mal, es revivir todo lo que pase, no quiero volver a pasar por esto, ninguna mujer debería vivir lo que yo, nadie se merece eso.

Veinte minutos después llegamos a la que fue mi casa durante un buen tiempo, bajé del auto tan solo con mi cartera y llaves en mano, el auto de Mark estaba estacionado afuera por lo cual pude deducir que estaba en casa.

- Te llamare, dejare la llamada abierta y podrás escuchar la conversación, apenas diga tu nombre entras a la casa, la puerta estará abierta, y si por mala suerte Mark la cierra la tiras – le dije a Dan y el asintió.

Camino rápidamente hacia la puerta y entro con sumo cuidado de no hacer ruido, escucho el sonido del televisor el cual proviene de la sala donde se encuentra Mark sentado viendo un partido de futbol, esta de espaldas a mí por lo cual aún no se ha dado cuenta que estoy allí, en la que alguna vez fue mi hogar o al menos eso quería hacerme creer, porque en efecto todo fue una mentira.

- Me estabas esperando... aquí me tienes – dije y él se giró rápidamente sorprendido hacia mí.

- ¡Maldita perra! – dijo levantándose rápidamente del sofá con... con un cuchillo en la mano derecha – ¿dónde están los mocosos? – pregunta confundido acercándose lentamente hacia mí, pero yo no retrocedo cosa que le sorprende aún más.

- En un lugar seguro, muy lejos de ti – dije con una sonrisa.

- ¡¿Dónde demonios están mis hijos?! – grita y rio secamente ante la hipocresía y falsedad de este hombre.

- Tus hijos?! ¡Por dios Mark no seas ridículo! ¡Esos no son tus hijos! – dije.

- ¡Claro que lo son! ¡Yo los crie! – dijo notablemente enojado.

- Esos no son tus hijos, ¡y tú no los criaste!

- ¡¿Dónde están?! – pregunta alterado.

- ¡Están con su padre!

- Ellos no tienen padre, el desgraciado no se hizo responsable, ¿de verdad crees que me voy a creer lo que me dices? – dice con burla acercándose más a mí, de mi espalda tomo el arma la cual apunto a su cráneo, la verdad no pretendo dispararla, pero si intenta algo, como menos un brazo saldrá lastimado.

- Si no lo quieres creer es tu problema Mark.

- A ver, y quien se supone que es el imbécil de su padre, que yo sepa nunca me quisiste decir quién demonios era – pregunta y sonrió.

- No sé si has escuchado de Michael Vasiliev, el mafioso ruso, ¿te parece conocido el nombre? – pregunto y el niega confundido – bueno, ese es el padre de los niños a los cuales llamas mocosos bastardos, el mafioso ruso más peligroso, ese mafioso que maneja muchos grupos de narcotráfico, drogas, armas, dinero y una vida de delincuencia, el mismo hombre que no sabía de la existencia de los niños, el mismo hombre que me mando a buscarte, ya que quiere conocer al mal nacido que me amenazó con matar a mis hijos, sus hijos...

- ¡Yo... eso es una maldita mentira!

- No Mark, no es mentira – digo acercándome con una sonrisa y en un movimiento rápido tomo el arma y golpeo fuertemente su cabeza dejándolo inconsciente – ¡Dan! ¡Recoge a este imbécil! Es hora de volver a casa – digo y Dan me mira extrañado.

- ¿A casa?...

- Si, a casa... - respondo con una sonrisa ladina.

Por lo visto llegaré antes de lo pre visto a casa...

Por lo visto llegaré antes de lo pre visto a casa

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El Secuestro De Thalia  (Vasiliev libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora