Capítulo Nueve

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— ¡Feliz Cumpleaños, Joaco~!

La casa se llenó de aplausos y victores, Joaquín sonrió complacido, mientras su amigo Diego lanzaba confeti sobre él, Eric sacaba fotos y Nikolás le gritaba al segundo mayor por intoxicar su pastel perfecto con papeles de colores inmundos, Eduardo reía por tanto caos y tanto griterío, a pesar que eran ellos cuatro de invitados, cinco con Joaquín.

Seis con Emilio.

— Joaquín, tengo tu primer regalo en tus veinticinco años— murmuró Eduardo cerca de su oído, se apartó para ver su rostro y sonreírle de forma encantadora al castaño más bajo, quien lo miró con ojos expectantes.

El menor sólo tomó sus mejillas y unió sus labios.

Diego gritó como colegiala, Eric alzó las cejas mientras sacaba fotos de eso también, y Nikolás comenzó a decir que dejara al niño en paz, que era momento de comer pastel y no de comerse la boca.

Emilio bajó la vista y la mantuvo en sus pies hasta que supo que el beso se había acabado, lo primero que hizo Joaquín fue mirar hacia él, con temor de que Emilio estuviera herido por aquello.

El rubio negó, sonrió de forma honesta.

— Es el indicado— dijo, y Joaquín pudo escucharlo perfectamente a pesar de que estaba al otro lado de la cocina.

Pasaron unos minutos luego del festejo de la canción de cumpleaños, en donde los cuatro se sentaron a esperar en los sillones de la sala a que Joaquín terminara de cortar el pastel.

— ¿Alguno habló con Airam? — preguntó Eric, con lo que los otros dos mayores negaron.

— No volví a hablar con él desde lo de Emilio— dijo Diego, directamente.

— Shhh— lo cayó Nikolás—. Joaquín se la está pasando muy bien y ahora tenemos a este chico para distraerlo, no arruinen esta noche— palmeó el muslo de Eduardo, se sorprendió por lo duro que estaba— ¿Cuánto ejercitas? — preguntó.

Eduardo se había quedado con lo anterior, así que frunció el ceño, algo ofendido por ser considerado una "distracción", no sentía ser eso.

— ¿Qué?

— Oh, no, no— Diego negó, agitando su mano—. No te lo tomes personal — añadió, sonriendo—. Es que... Joaquín ha estado muy mal al respecto y como no estarlo... Después de un año, pero, al menos te tiene a ti ahora, no sé que sean, pero hacen una linda pareja, le hace bien tener a alguien así de nuevo.

Eduardo se detuvo unos segundos a pensar pero terminó negando.

— La verdad, no estoy entendiendo, ¿Quién es Emilio? ¿Qué pasó?

Escucharon un plato caer y se volvieron con miedo hacia Joaquín, sabiendo que había escuchado.

El castaño levantó el plato con las manos temblorosas, rió de forma nerviosa y dijo un "Está bien, no pasó nada, no se rompió", antes de limpiarlo un poco y dejarlo en la mesa para acomodar una porción de pastel sobre este.

Sintió a Emilio abrazarlo por la espalda y se obligó a respirar mientras unas lágrimas amenazaban con caer, el rubio ajustó el abrazo, haciendo que Joaquín se tranquilizara un poco más.

— ¿Joaquín? — alzó la vista hacia Eduardo, quien estaba a un metro de él, con expresión preocupada—. Lo siento, ¿Estás bien?

Joaquín asintió sin más.

— Emilio es mi exnovio— dijo, hablando para Eduardo pero sin mirarlo directamente—. Hace un año, vivíamos en un edificio de departamentos, era mi cumpleaños, y estaba Airam, quién en algún momento fue mi amigo pero estábamos muy alejados para entonces... Mi cumpleaños fue una excusa para que no se encerrara en lo de sus padres por una noche.

>> Él tiene una depresión muy severa, y estaba en un mal día, así que lo estábamos ignorando y en un momento de la fiesta, desapareció, había ido hasta la azotea, en el último piso, eran un total de diez, planeando lo que crees que estaba planeado.

>> Emilio fue el primero en darse cuenta y fue corriendo desde nuestro piso, el seis, hasta la azotea, llegó apenas segundos antes que yo, había ido por el ascensor.

>> Airam había querido tirarse, Emilio lo salvó, pero terminó cayendo él... Y cuando llegué fue solo para ver lo peor.

Su voz estaba dura y sus mejillas estaban empapadas, en la sala, Eric, Nikolás y Diego discutían en lo bajo que deberían haberle contado a Eduardo antes de venir para evitar darle un mal rato a Joaquín, y que eran todos unos estúpidos.

Eduardo tomó un par de servilletas y se acercó a Joaquín con delicadeza, limpió sus lágrimas con suavidad, mientras su otra mano se posaba en su brazo y dejaba leves caricias.

— Joaquín, lo siento muchísimo— dijo el mayor, haciendo que Joaquín llorara un poco más con esas disculpas, que venían siempre que salía el tema—. Estoy seguro que Emilio te ama, donde sea que esté, y te cuida con todo el corazón, tienes un ángel para ti ahora, estás más que bien y protegido— acarició sus mejillas y Joaquín sonrió mínimamente.

Eduardo dejo un beso en su frente.

— Tienes a muchos que pueden acompañarte si te sientes solo, ¿Lo sabes no? — Joaquín asintió—. Bien, que no se te olvide, ahora me tienes a mí también— lo abrazó y Joaquín se dejó esconder en su pecho, abrazando su cintura.

Emilio sonrió y se sintió un poco mal por dentro, pero estaba feliz de que su Joaquín, pudiera ser feliz con alguien, alguien que estaba vivo y podía vivir con él.

Se acercó en silencio, colocando una mano en el hombro de Eduardo, haciendo que un escalofrío lo recorriera.

— Le rompes el corazón y te atormentaré el resto de tu vida— susurró en su oído, y los ojos de Eduardo se abrieron ampliamente.

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A esto solo le queda un capítulo y se acaba, a.

La Iris que no se llama Iris, les ama. ♡

Ghost of you || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora