[᪥ Cap. 05 ᪥]

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¿Aunque sea en la imaginación?

— ¡Tía pero casi me arranca hasta el alma con sus plantas —  Dijo el joven de rulos sentado sobre la mesa de la cocina mientras comía una arepa de queso brindada por su tía, madre la joven que le persiguió por minutos con un par de plantas carnívoras — Jaja,cariño, Isabella responde a su manera tus bromas pero ve el lado bueno, mandaste a Toñito a la cama con una enorme sonrisa — Y es que así fue, Isabella le permitió durante el día descansar de ella, pero una vez regresaron a casa nuevamente, la señorita fue detrás de su primo, listo para ser usado como comida de plantas, pero para su fortuna sólo una de las plantas le rasguño con sus dientes su tobillo, con levedad, pero era una excelente excusa para comer una arepita calentita de su tía — Ánimo cariño, termina y ve a descansar.

Su tía era una mujer amigable que le regalo una caricia en su mejilla antes de irse a su habitación para descansar, pronto comenzarían los días de decoración de sembrinas para la navidad en toda la zona y sería un día totalmente atareado para los Madrigal...sin mas, el joven termino su merienda nocturna sintiendo su tobillo mejor, bajo de la mesa relamiendo sus labios aun con sabor a arepita, casita apagaba las luces conforme Camilo avanzaba directo a las escaleras pero la puerta de entrada al enorme hogar intentó abrirse.

—.... — Camilo quería ignorarlo, claro que si, retomo su camino directo a las escaleras pero unos pasos se escucharon fuera de la puerta, no perdía nada con solo mirar un poco. Camino directo a la puerta pero retrocedió en el momento que la puerta incistio en abrirse causándole cierta incomodidad  — Casita...¿Ves alg...cierto, esto es cosa de Mirabel y la Abuela... — El intentar comunicarse con la casita como lo hacía su Abuela y Mirabel pero sabía que la conexión jamás sería la misma con el como le hubiese gustado para este momento de inquietud — Bien Camilo, calmate y- ¡con un demon.... — La puerta nuevamente intentó abrirse, pareciendo ser forzada desde afuera y es que quizá alguien del pueblo estaría ahí ¡pidiendo ayuda!, aun que se supone que deben quizá gritar por la ayuda no se escucho nada más que la puerta. En un suspiro de valentía y gallardía tomó la perilla y abrió la puerta recibiendo el  frío viento de la noche en su rostro moviendo sus largos rulos conforme movía la cabeza de izquierda a derecha, asomándose en busca de cualquier cosa que hubiera intentado entrar en la casa.

— ¿Buenas noches? — El chico salió levemente de la casa en busca de más pero al no encontrar nada simplemente rodó sus ojos, sintió como si hubiera perdido parte de su tiempo así que simplemente se giro para entrar nuevamente a la casa y poder irse a descansar, antes de poder tomar la perilla nuevamente para cerrar la puerta escucho como los árboles que habían por el bosque que estaba detrás de casita se movieron con brusquedad y de un momento a otro...su cabeza revoto contra la ahora puerta cerrada de casita antes de caer al suelo comenzando a ser arrastrado por los pies por todo el cemento llegando al jardín de flores que seguía destruido.

— ¡M-MAMÁ! — ¡Y es que ni siquiera el sabe que pasó!, un viento cerró la puerta en su cara y este mismo hizo que revotara de forma aún más fuerte lograndolo tumbar al piso, sus uñas comenzaban a encarnarse en el césped al notar que pronto llegaría al bosque, con el miedo corriendo al 100 por sus venas escucho un animal relinchar y soltar aire frío directo en sus pies, la confución y el enojo golpeó con mejor fuerza su cabeza haciendo que pensara de una vez por todas convirtiéndose en un niño, sus prendas y pies se hicieron pequeños y logró que la fuerza que lo arrastraba lo soltara y le permitiera correr de nuevo a casita donde está, ya le esperaba con la puerta abierta mientras los pisos de la entrada se movían de arriba para abajo, intentándolo animar a correr aún más rapido para que entrará en la casa, maldito sea el momento en el que se le ocurrió salir, y una vez más cerca de la puerta tomó su forma real para aumentar la velocidad de sus pasos pero antes de por lo menos tocar los pisos de la entrada escucho el quejido de un caballo, con los pulmones rogando por oxígeno se giro de forma rápida para mirar detrás de él notando que la fuerza que lo jalo era el fuerte osico de un caballo, un caballo negro parado a dos patas traseras demostrando superioridad, como si estuviera siendo retado, el asombro le dejó en el suelo, su cabeza estaba en blanco que ni siquiera se preocupo por sí mismo o el ruido de los pisos aún moviéndose demostrando la inquietud de casita.

𝑇𝑢 𝑇𝑎𝑚𝑏𝑖𝑒𝑛 𝑇𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝐸𝑙 𝐸𝑛𝑐𝑎𝑛𝑡𝑜...  [Camilo X Tn] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora