Jingle bells, shotgun shells, a baby on the shelf

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Creado por Shade Shaw Reilly

Todo comenzó con un simple encargo de rutina:

Esta vez no fue un Pecador buscando vengarse de los humanos, sino un diablillo de aspecto nervioso que daba la casualidad que vivía en el mismo ruinoso vecindario que el dúo dinámico M&M y que los necesitaba para hacer un golpe de represalia contra una pandilla de otros diablillos que se encontraban en una zona industrial aledaña. Millie al reconocerle (constantemente lo veía por ahí cada vez que ella paseaba con su marido de camino al humilde 'El Café de Shade' a la vuelta de su apartamento.) se le acercó y le dio un amigable saludo mientras Blitz le daba la tarifa habitual:

―Con la pinta de vagabundo de mierda que tienes, imagino que no tienes mucho que ofrecer, pero con la reciente escasez de clientes, habrá que aceptar lo que venga, ya salió una versión de colección de Lira Heartstring que papi quiere en su escritorio. ―repuso Blitzø colocando sus pies sobre la mesa de reuniones. ―. Así que ya escúpelo, nene: ¿qué hiciste para cabrear a esa pandilla?

―...Primero que nada, yo no hice nada. ―repuso a su vez el diablillo soltando un suspiro para luego mirar directamente al matrimonio. ―. Esos cabrones me robaron un cargamento de mercancía que iba a llevar a mi jefe... Quien de por si está muy enojado, pero dijo que no hará nada para ayudarme a recuperarlo, entonces vine para que lo hagan por mi, su fama de asesinos en el barrio es muy...

― ¡Oh bueno, nuestra reputación nos precede hasta en el estercolero donde vives! ― exclamó Blitzø dandose un golpecito en el pecho con orgullo, ignorando las miradas ceñudas del cliente y uno de sus empleados. ―. No es por presumir ni nada, pero he llenado cementerios enteros con mi...

 No es por presumir ni nada, pero he llenado cementerios enteros con mi

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―...Señor, está hablando de Millie y de mi. ―Le interrumpió Moxxie cruzándose de brazos.

― ¡Ah, si, bueno, ustedes también son buenos en lo que hacen, supongo!

―La señorita Millie llegó a superar a los psicópatas de la cuadra que llevan más tiempo viviendo allí en cuestión de número de muertos. Y la habilidad del señor Moxxie con las armas es muy conocida, si alguien del barrio necesita que le reparen un arma o comprar un poco de munición, uno sabe a donde ir.

― ¡¿Mierda, en serio?! ¡¿Y como es que no sabía nada de eso?! ―preguntó Blitzø mirando a sus empleados con indignación. Millie soltó una risita, mientras que Moxxie rodó los ojos.

―...Señor, si solo se limita a venir a espiarnos cada vez que estamos en la cama o en la cocina a comer de nuestra comida, entonces no tendrá idea sobre las otras cosas que hacemos fuera del trabajo aparte de hacer el amor y desayunar...

―Ay por favor Mox, no te des tanto mérito en esa parte: Si, haces que el misionero se vea medio emocionante, pero hasta ahí es...

―Señor Blitz, cuando irán a hacer el barrido de esa guarida? ¿Quiere mi dinero o no? ―le interrumpió el diablillo cliente con irritación. El ex-diablillo cirquero resopló.

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