Helluva Godfathers

Noche de (nada de) paz, noche de (sangriento) amor

El distrito Revolcafango (1) era como casi todos los demás en Imp City: Empobrecido, decadente y por ende peligroso. Muy pocos lugares se podían considerar relativamente seguros, y no era porque allí estarías a salvo, sino porque eran terrenos por así decirlo, neutrales, donde había un acuerdo tácito para evitar joderse los unos a los otros, aunque sea por un rato, so pena de recibir un balazo o puñalada por perturbar la 'paz'. Casi todos esos lugares estaban relacionados con comida, y el 'Café de Shade', no era una excepción; Digan lo que quieran de los diablillos, que son belicosos, desorganizados y demás, pero hasta ellos quieren disfrutar de su café con tostadas o panecillos en jodida calma y tranquilidad.

Dentro del humilde local de sillones viejos y piso de madera que al parecer fue anteriormente una casa de apuestas, a esas horas de la noche con los clientes habituales reunidos para la pequeña celebración, se respiraba un aire entre exaltado y cauteloso a la vez; Exaltado por el mismo espíritu de las fiestas, con algunas decoraciones alusivas al Krampus o al nacimiento del Anticristo en la Tierra... Y a la vez por la nueva invitada sorpresa, quien gemía débilmente, envuelto en un abrigo gris salpicado de sangre.

¿Y por qué el ambiente cauteloso? Porque afuera estaban rondando unos hijos de puta que venían de perseguir a dos de los invitados y clientes habituales del local, quienes acababan de salir para masacrarlos con propiedad ahora que tenían las manos desocupadas, dejando a la invitada inesperada que traían consigo en manos de los clientes del sitio.

―Habrá que darle algo mientras tanto, ¿alguien aquí de casualidad puede darle el pecho? ¿No? ¿Nadie?―preguntó una diablilla que la sostenía en ese momento, alta y de largo cabello claro que se elevaban en suaves rizos sobre unos cuernos en forma de tirabuzón; Esta torció la boca al ver las quedas negativas de los invitados-clientes.

―Oye Metis, creo tengo una bolsa de leche materna. Déjame calentarlo.―contestó la encargada del local, una diablilla bajita de complexión gruesa, cabello corto oscuro, cuernos de carnero y un cierto acento hispanohablante al hablar, quien se inclinó debajo del mostrador para buscarlo.

―No quisiera preguntar como coño tienes ahí una bolsa de leche materna, Shade...

―Ah, ya sabes: Trato de tener la mayor cantidad de ingredientes que pueda y una vecina me lo regala para no botarlo a la basura, es una puta vaca lechera.―explicó Shade encogiéndose de hombros, sacando una bolsa fría del refrigerador. ―...Más de un pervertido ha llegado aquí a preguntar si puedo servirle un latte con leche de mis pechos, como en ese meme estúpido de Internet.―agregó con un resoplido de disgusto.

―...Eww, voy a perder el apetito.―repuso una diablilla de contextura también gruesa y cabello gris oscuro sobre unos delgados que se rizaban hacia atrás, una cicatriz en un ojo y un hoodie de cráneo de lobo Yokai, recibiendo así el apodo de 'Skully'; Esta bebió un sorbo de su café mientras se inclinaba sobre la impávido impling recién nacida, que miraba alrededor como si tratara de entender dónde estaba o intentara buscar a los diablillos de antes. ―...Que pequeña es, ¿seguro que estaba en...?

―Sip, dijeron que la encontraron.―respondió lexus, uno de los pocos diablillos masculinos en la tertulia, que parecía una versión larguirucha de uno de los 'salvadores' de esta criaturita, con cabello banco y patas de cabra, solo que con manchas blancas en la cara. ―. ...Ya nos dirán más cuando terminen con ellos, si es que lo hacen, supongo. 

La mayoría asintió mientras contemplaban a la pequeña polizón succionar con ayuda de un termo que alguien les prestó, agregando una tetina improvisada hecha con un guante quirúrgico. Algunos hacían suaves ruidos de arrullo o trataban de limpiarle los ojitos amarillos de la suciedad y la sangre que tenía encima; A pesar del hedor que desprendía, no dejaban de tocar las protuberancias que serían sus cuernos o mover sus deditos para jugar un poco con ella.