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-¡VERONICA NO PUEDES HACERME ESTO! ¡ERES MI ESPOSA MALDITA SEA!

La voz de mi padre era tan fuerte que juraba que lo podían escuchar los de la otra colonia, se miraba tan patético como estaba de rodillas rogándole a mi madre por una segunda oportunidad; termine de sacar nuestras pertenencias del lugar al que ya no llamaría ''hogar'' aunque en realidad nunca lo fue.

-¡POR FAVOR QUÉDATE! ¡TE LO SUPLICO! ¡CAMBIARE LO PROMETO!

Pase a un lado de mis padres para poder subir todas nuestras cosas en la parte trasera de la camioneta, sus gritos sonaban cada vez más desesperados y necesitados que hasta en un momento me pregunte si estábamos haciendo lo correcto en dejarlo solo. Mi padre estaba pasando por muchos problemas, ahora no solo era alcohólico, sino que también había caído en el mundo de la lujuria, era asqueroso el comportamiento que mi padre había adquirido con el paso de los años, de hecho todo fue tan repentino e inesperado. Mi padre había conocido a un tipo que en mi opinión le hacía competencia a mi padre por el puesto de ''El hombre más desagradable del mundo'' llamado Mike, un día el llego a la casa y lo presento con tal emoción que era como si hubiera encontrado a su hermano perdido, por la forma en la que miraba a mi madre, Mike se había ganado el odio inmediato por mi parte. Hubo unos meses en los que no se salía de la casa, siempre estaba con papa bebiendo cervezas, gritando vulgaridades y diciendo obscenidades sobre cualquier mujer que miraran, hasta que se fue haciendo cada vez más frecuente, fue una época desagradable; con el tiempo papa desaparecía varias noches seguidas y no llegaba hasta las 4 de la madrugada, lo que ponía preocupada a mi madre, había noches enteras en las que ella no dormía por la simple desesperación de saber si mi padre se encontraba bien, fueron unos meses difícil, mamá no podía cuestionarle nada por el simple hecho de que si lo hacía terminaría con una marca sobre ella. Todo fue horrible por varios meses, hasta que un día vi como le afectaba todo esto a mi madre, su piel se volvió pálida, tenía unas ojeras horrendas y su ropa le quedaba inmensa, estaba pasando por un tipo de depresión que la hacía tener esos enormes cambios en su aspecto; así que un día simplemente lo decidí, salí de mi casa y espere a que mi padre saliera para poder saber que era lo que tanto ocultaba; salió al rededor de las 10 de la noche y comencé a seguirlo, a esas horas mi madre ya me había marcado para que regresara a casa.

-¡LOUIS WILLIAMS TOMLINSON! TE QUIERO INMEDIATAMENTE EN LA CASA, SI NO VAS A VER COMO TE VA A IR.- gritaba furiosa mi madre tras el teléfono.

-Lo siento mamá, llegare tarde, te prometo que estaré bien, confía en mí.

-¿Pero a dónde vas que es tan importante jovencito? Tienes que hacerme caso, soy tu madre.

-Lo sé mamá, no quisiera desobedecerte, pero ya estoy harto, estoy cansado, solo buscare algunas respuestas.

-¿De qué ha...

No la deje terminar, colgué la llamada y apague mi teléfono, el frió de la ciudad era cada vez más intenso y yo solo traía una vieja chamarra de cuero, esta sería una larga noche.

En fin, esa noche seguí a mi padre hasta un club nudista, que no era del todo legal, cuando vi a mi padre entrar a ese lugar, me sorprendió el hecho de que no iba solo, aunque ya me imaginaba quien era su acompañante; pude identificar que ese no era un buen lugar cuando no tuve problemas para entrar, a pesar de haber un guardia en la entrada, pase sin ningún problema. Era un lugar oscuro alumbrado con luces neón por todas partes, había una parte del lugar que estaba más apartada donde era un poco más oscuro, y estaba pintada con un color rojo desgastado, la música estaba tan alta que creía que mis oídos se reventarían en cualquier momento, el lugar apestaba a una horrible combinación de licor y cigarro, había muchas personas en ese lugar, mujeres con pocas prendas pasaban sin ningún problema y unas cuantas bailaban arriba de un escenario usando lencería barata; era un lugar desagradable, pero mi único objetivo era saber donde se encontraba mi padre y sobre todo que es lo que se encontraba haciendo en ese lugar, trate de pasar atreves de la gente pero era demasiado complicado, choque con un hombre de unos 30 años con traje negro, me sonrió, una sonrisa tan falsa, tan egoísta, sabía que si seguía hablando con el terminaría en problemas, me ofreció algunos ''servicios especiales''.

-¿Te interesaría divertirte un poco esta noche?- gritaba para que pudiera oírle, su voz era tan morbosa que daba asco el tono que usaba.

-Lo siento, solo estoy buscando algunos amigos.- me excuse, quería alejarme de él lo más rápido que pudiera.

-Está bien niño, pero te daré esto- de su saco, tomo unas fotografías y me las dio.- por si a ti o a tus amigos les interesa, bastante económicas, cualquier cosa puedes encontrarlas en la zona roja.- El tipo se alejo de mi, observe las fotografías que él me había dado, todas eran de mujeres, que juraba que no tenían más de 18 años, estaban completamente maquilladas y usaban una clase de lencería que no dejaba nada a la imaginación. ''Bastante económicas''. Mire hacia la zona roja, no podía creer en qué lugar me encontraba.

Practicaban la prostitución, y estaba seguro de que eran menores de edad. Todos mis pensamientos habían desaparecido en aquel momento cuando lo mire, mi padre estaba en primera fila observando a las ''grandes artistas'' que se presentaban en el escenario, traía una cerveza en la mano y con la otra le aventaba billetes a una persona que juraba que era hombre, así desperdiciaba el dinero mi padre, el dinero con el que apenas vivíamos bien, se los arrojaba a alguien de sexo dudoso, me sentía furioso, impotente, alguien muy familiar llego a su lado y le hizo una simple seña. Mike. Mi padre sin pensarlo dos veces se levanto y fue tras de él, lo seguí con la mirada, mientras empujaba a cada persona que se le atravesaba, se dirigía a la zona roja...

Esa fue la gota que derramo el vaso, cuando regrese a casa esa noche fue la vez que vi a mi mamá mas enojada, pero todo cambio cuando le conté todo lo que había visto, ella me creyó, nunca le di un porque desconfiar de mi. Lloro por semanas, hasta que un día se levanto, tomo nuestras maletas y comenzó a empacar todo, y pues bueno, ahí estaba mi padre suplicando perdón y yo subiendo las maletas para comenzar una vida mejor.

-Verónica, te lo suplico, no se vayan, no me dejen, son todo lo que tengo en mi vida.

Mire a mi padre, jamás lo había visto de tal manera, sus ojos completamente rojos, su cara empapada de lagrimas, arrodillado a la falda de mi madre, gritaba como un niño pequeño al cual le habían quitado su mejor juguete, estaba destrozado, arrepentido, pero a la vez tan pacifico, mi padre estaba alterado, pero no había recurrido a la violencia si no a la lástima, daba lástima ver a un hombre mayor destrozado por el miedo de ser abandonado. Subí al auto, esta faceta de mi padre no era normal, sabía que en cualquier momento cometería alguna locura y sacaría de nuevo su tan conocida furia. Mi madre vio mi desesperación por desaparecer de esa incómoda situación.

-Lo siento Dave, pero ya no soporto estar más a tu lado- las palabras de mi madre le lastimaban mas a ella que a él.- Has arruinado nuestra familia, ya no puedo mantener a mi hijo cerca de ti ¡APENAS TIENE 15 AÑOS!

-PERO ENTIENDE YO LOS AMO, no puedes alejarme de mi hijo ¡ES MI HIJO!- tenía miedo de que en cualquier momento podría hacer algo indebido.

-Tú eres el que has provocado esta decisión ¡estás enfermo! no permitiré que alguien como tu arruine nuestras vidas

Mi madre se subió al auto y cerró la puerta con seguro, en seguida mi padre apareció en la ventanilla y la golpeo hasta que mi madre la abrió.

-Cambiare, te lo prometo, no te vayas.- sus palabras parecían ser de un completo arrepentimiento- Te amo...

-Yo también te amo, pero no puedo seguir mas con esto- se tenso en el asiento, y apretó fuertemente el volante -acepta que tienes un problema, cuando lo hayas solucionado, tal vez podamos ser una verdadera familia.

Prendió el coche y arranco dejando a mi padre con las palabras en la boca, voltee
hacia atrás para verlo una última vez, agarro una piedra y la lanzo hacia el carro de mamá la cual pego en la defensa; sabía que en cualquier momento se pondría agresivo.
Observe a mi madre, parecía fuerte, decidida, estaba orgulloso de la decisión que al fin había tomado, pero estaba destruida, ella lo amaba mucho, lo cual le dolió tanto la partida. Pude ver como una lágrima resbalo por su mejilla.

Lo dejo...

Pero había hecho lo correcto.

Louis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora