3.

213 22 1
                                    

Mi madre lloraba de la alegría, parecía ser el día más feliz de su vida, tenía una sonrisa que juraba jamás volvería, por mi parte estaba en shock, no podía creer quien estaba frente a la puerta, mi mundo se congelo, era algo que sinceramente no esperaba, tenia maletas a un costado, y su sonrisa parecía ser autentica, sus ojos se miraban pacíficos poseían un brillo en aquella mirada a azulada que yo había heredado, al ver a mi madre, su cara se ilumino, sentía las ansias que tenia de ir y abrazarla, pero ella aun seguía en shock, me aparte de la puerta para dejarlo pasar, no dejaba de verla, mi madre fue desesperada hacia sus brazos mientras ambos lloraban.

Sentía que en cualquier momento podía vomitar. Había pasado apenas 1 año desde que habíamos abandonamos a mi padre, un increíble año donde podía estar en casa sin la preocupación de que en cualquier momento podría iniciar una pela, podía dormir tranquilo sabiendo que mi madre estaba alejada de tan horripilante monstro, por una vez en la vida me sentía completamente feliz, solo que una cosa me perturbaba, y era que mi madre no lo era.
Como ya lo había dicho, su felicidad dependía de mi padre, y sin él, parecía que su vida nunca estaría completa. Dolía más que otra cosa ver a mi madre sufrir por una mala persona, lloraba por las noches extrañando su presencia, se quedaba callada pensando si estaría bien en ese momento, a pesar de todos los daños que le hizo, ello lo amaba como el primer día que lo conoció.

Pero ahora el regreso...

Mi madre era una buena persona, nada egoísta y muy atenta ante la felicidad de los demás, siempre trataba de ser amable con los demás, brindaba apoyo cada que podía hacerlo, le encantaba ayudar a las personas que no tienen, es educada, respetuosa y muy abnegada, lo cual es un privilegio para mi ser su hijo, pero hay un solo defecto que tiene y es que puede llegar a ser muy tonta, su amor puede llegar a ser tan inmenso hasta cegarla completamente, haría cualquier cosa por mantener feliz a alguien, daba todo lo que podía para que alguien se sintiera alegre, intentaba no molestar a nadie, preferiría mil veces ser odiada a odiar, para ella, iba primero la felicidad de los demás antes que la suya, y eso empezó a ser un problema cuando mi padre comenzó a mal tratarla, mi madre no se quejaba por no querer hacerlo enojar, no protestaba porque tanto ella como yo, sabíamos que eso le causaba un enfermizo placer a mi padre. Mi madre cuando ama, lo hace con toda el alma, su amor es tan único y puro, que no merece ser recibido por nadie, pero ella decidió dárselo al ganador del premio ''Mejor villano de nuestras vidas'', nunca comprendí el porqué lo amaba tanto, y creo que era algo que jamás entendería.

-Ven aquí mi muchacho, dame un abrazo- me dijo mi padre extendiéndome un brazo, dando la señal que quería hacer un abrazo ''familiar'', pero yo ya no lo veía como parte de nuestra familia; ignore su gesto y fui directo a mi cuarto.

Pasando las horas pude escuchar como mamá y papa charlaban sobre su regreso, lo que logre entender fue que papa ya estaba ''curado'' por eso había regresado, había pasado todo este tiempo en una clínica para alcohólicos mientras tomaba clases del manejo de la ira.

-Comprendí los grandes errores que cometí y ahora regreso a ti pidiéndote perdón- podía escuchar como se lo decía con seguridad a mi madre- Te amo a ti y a nuestro hijo, son mi vida y jamás les haría daño- Bullshit -Estoy curado mi amor...¡ESTOY CURADO!

Como dije, el único defecto de mi madre era ser muy estúpida, una persona que lleva años siendo agresiva, alcohólica e impulsiva, no puede cambiar en un año, es imposible, por más que deseemos un cambio en nuestras vidas hay que comprender que no se logra todo de un momento a otro, tenemos que luchar hasta conseguirlo, tenemos que esforzarnos y sinceramente, no creía ni una palabra que mi padre decía.

Y ella creyó en todas sus mentiras...

Louis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora