Introducción

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     De no estar mal mi recuerdo, tenía doce años cuando escribí la primera palabrita que comprende este compendio de historias, y trece cuando me cansé por primera vez y dejé dormir a mis sueños (sin programarles un despertador)... Catorce años cuando los traje de vuelta, quince cuando los reanudé mentalmente y dieciséis cuando me dije a mí misma que los tomaría en serio.

     Después volví a renunciar y los hice a un lado (perdóname pasado; lo siento), pero las pertinentes dudas se disiparon cuando (antes de concluir una extensa charla) alguien me dijo: "No te quedes con todas esas historias por contar. Conviértelas en una antología de vidas, de muertos o de otras cosas vivientes, pero no desistas".

     ¿Quién soy? A menudo yo también me formulo la misma pregunta. Digamos que soy tú, pero en otra dimensión; una adolescente emprendedora de las emociones en montaña rusa, una mente inquieta, una garganta en reposo bajo las letras, un sinfín de defectos y alguna que otra virtud. Soy un granito de arena en el desierto, un subconsciente en proceso de madurez, un imán pequeño para las dudas grandes y un gato al que aún no ha matado la timidez ¡Ah, no! La curiosidad.

     Vengo siendo algo así como el resultado de la determinación de mi padre, la exquisita sensibilidad de mamá, la taciturna pero sorprendente fortaleza de mi hermano y la fidelidad de todos mis perritos. Soy lo que todavía no sé; soy polvo, soy antes, soy después. Ahora soy "Brett", pero también soy "Mai", "Maitesucha" o "Maitecita"... Y claro, en el más serio de los casos, soy, pues: Maitée Daniela Rodríguez Figueroa.

     PD: yo tampoco me dejo fuera ningún apellido.

     PD de la PD: gracias por entrar aquí.

[Antología de Vidas] Volumen I: Cosas del corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora