[Antología de Vidas] Volumen I: Cosas del corazón

IV: «Ramé»

(...) Muchas cosas no son bonitas hasta
que piensas en lo bonitas que son (...)
Fragmento extraído del libro
Las Almas de Brandon;
de César Brandon Ndjocu.

     Esta noche siento que me desvelaré para siempre, por eso me atrevo a dejarte algunas peticiones como si se tratase de un legado en palabras. Sé que te has acostumbrado a ser un trueno, pero reconozco que a pesar del estruendo y del susto nunca dejaste de iluminarme; quiero que me escuches con la misma atención que le prestas al descenso de las hojas de los árboles, porque yo desde aquí te he visto, y sé perfectamente cómo lo haces.

     Vida...

     Déjame respirarte mucho, que te voy a extrañar. Por favor, déjame vivirte más, que voy a echarte de menos. Quiero besarte en la próxima estación de invierno, si me dejas, si me lo pides... ¿Me regalarías la oportunidad de apreciar la luna una noche más? Aún no he tocado sus cráteres y ahora creo que no los tocaré jamás, pero bueno, los llevo dentro, porque yo también tengo agujeros por todas partes.

     Déjame adaptarme a tus silencios; es que cargo con la tediosa certeza de que perderé el habla y la audición (por sólo mencionar dos de los tantos sentidos), y a donde voy no se permiten ecos ni tampoco suturas, así que enséñame cómo amar sin musitar palabra alguna.

     Vida...

     ¿Dejarías que esta terrible loca pueda cantar otra canción, aunque sea la última? Aceptaré que reproduzcas la melodía que más te guste, porque a fin de cuentas, contigo a mi lado la voz se me llena de cosas.

     Por favor, dime que podré observar otro atardecer de la forma más ridículamente hermosa que exista, y si lo prefieres te autorizo a ir desplumándome con la caída de sus tonalidades; y cuando llegue por fin la noche me apagas y me escondes entre las estrellas.

     Dime que (al menos) mi recuerdo volará por los aires; deja que tu mundo se quede con él. Espero que puedas llevarme contigo a todas partes... Sí, lo digo porque siento que las cenizas recorren tus brisas y las almas transaccionan de piel en piel.

     No me creas poco esperanzada cuando recurro a ti para pedirte que me dejes amar y sentirme amada, porque te aseguro que no es así. De hecho, como otro símbolo de rebeldía te haré una última petición, y todavía espero que la cumplas... Por las buenas, por las malas o por favor: más allá de hacerme el amor, hazme la vida.