Capítulo 3: Idiotas

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Me desperté en medio de la noche. Estaba completamente ansiosa. Mi corazón latía con fuerza, la temperatura de mi cuerpo era más caliente que de costumbre. Quité las cobijas que cubrían mi cuerpo y me acerqué hacía la ventanilla para tomar un poco de aire fresco. Al abrirla un viento furioso me recibió dejando mi rostro libre de cabellos.  Un dulce olor a fresas llegó a mis fosas nasales.  Bajé la cabeza cruzando mis brazos.

No tenía preocupaciones, ninguna otra más que yo misma. Y a pesar de ello, sentía una enorme presión en el pecho. Alcé la mirada al escuchar el aullido de un lobo. Pero aquello había sonado tan fuertemente. Di un paso hacia atrás, parpadeé un par de veces más rápido, no podía dar crédito a lo que estaba observando, había una enorme bestia en una esquina de los árboles. Eso no podía ser un lobo, media casi lo mismo que la vieja  camioneta del tío Erick.

  —Abby—  me giré para hablarle. Cuando regresé la vista, la creatura ya no estaba.

Me recargué a un lado. Necesitaba pensar con claridad. De reojo note la hora en el reloj; 2.00 am, era más que claro. Debió haber sido mi somnolienta imaginación. A parte no hubiese podido ocultarse tan rápido.  Cerré la ventana con desespero, tranque el seguro para después recorrer la cortina. Me senté sobre la cama dejando encendida una pequeña lámpara en forma de panda que tenía Abby  a un costado.

[...]

—Tenemos que llevar provisiones, oh estos pastelillos son deliciosos—. Estábamos en un pequeño super de Roedville. La rubia estaba más que emocionada por la pequeña expedición que tendríamos en mi última semana aquí. Aún faltaban varios días, y para ser honestos, no estaba completamente segura de hacerlo.

Noté que nuevamente el nombre Larssen sobresalía de algunos establecimientos.

—¿Por qué la mayoría de negocios aquí, llevan ese nombre?

Mi prima se recargó en un congelador sacando un pote de helado con miel.

—La familia Larssen es dueña de casi todo aquí. Sus tatarabuelos fundaron parte de Roedville—.  Abrí mis ojos impresionada. No sabía que un pueblo tan pequeño podía tener tantos ingresos.

—¿Eso es curioso no crees?, ¿Cómo habrán fundado está ciudad?

—Dicen que los Larssen encontraron una Mina llena de diamantes y oro. Convirtiéndose en una familia adinerada de Pensilvania, pero, uno de los integrantes robó bastante dinero y se fue a algún lugar de Europa.  El bisabuelo de Rafael es uno de los fundadores— Abigail terminó de hacer el super. Así que empezamos a caminar a la caja.

— ¿Conoces a ese tal Rafael?— regresé al escuchar que mencionaba su nombre con despecto.

—Es el papá de Owen. Mi mejor amigo. Vamos al instituto juntos. Bueno íbamos, es mayor un año y recién se graduó— comentó desanimada. — Decidió tomarse un año para pensar que carrera estudiará. Al menos no seguirá los pasos del idiota de su hermano.

Terminaron de empacar las compras, ayudé a pagar una parte y tomé un par de bolsas para ayudar a la rubia.

—¿Él te cae muy mal?— Inquirí bajando las escaleras del estacionamiento.

—Owen es, vaya deberías conocerlo, es el chico más amable de todos. Ayudaba a todos en el instituto. Pero su hermano mayor, Adriel— negó con la cabeza suspirando. — Siempre se mete en problemas, a parte que dicen que asesino a un tipo en en bosque—. Me detuve ante la sorpresa de saberle. Este pueblo no tenía pinta de ser problemático. Todas las personas aquí me parecían totalmente amables.

PLENILUNIO; El lobo y la humana. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora