—¡Ginny! —repitió Hermione por décima vez en lo que iba de la mañana. Se movía de un lado a otro caminando con rapidez y metiendo cosas a su baúl. Se acercó a la cama de la pelirroja y, en un acto de puro atrevimiento que ella jamás cometería, corrió las cortinas. La cabellera larga de Ginny estaba desparramada, y su cabeza descansaba sobre la esquina inferior de la almohada. —¡Despiértate, Ginny! ¡Debemos desayunar e irnos pronto!
Como primera respuesta, Ginny solo resopló, al recibir tanta luz de repente. Pasó una mano por su rostro y corrió algunos mechones de cabello que le estorbaban a la vista.
—Es domingo, Hermione, podemos llegar tarde a desayunar. Estoy segura de que la profesora McGonagall no va a darte más deberes si nos atrasamos un poco.
Hermione revoleó sus ojos. Ese domingo en especial, solo quería que todo sea perfecto. Esas vacaciones de navidad debían ser perfectas. Tres meses más tarde después de la finalización de la guerra, y luego de muchas idas y vueltas para la reconstrucción del colegio, las puertas de Hogwarts volvieron a abrirse, dispuestas a recibir a todo aquel que quisiera continuar con su educación. Desde que Hermione recibió una carta en la que se la invitaba a recursar su séptimo año, no dudó en aceptar; en un intento por olvidarse los horrores que había vivido los últimos meses, cubierta por una pila de libros en una mesa lejana de la biblioteca o por su simple deseo de terminar el colegio para estar conforme consigo misma. Estaba claro que no era lo mismo, en lo absoluto, porque faltaban dos de las personas más importantes en su vida, pero por lo menos aun tenía a Ginny, con quien había forjado una hermosa y fuerte relación de amistad. Ella es, sin duda, la amiga que nunca tuvo, con la que podía llorar sin vergüenza o podía hablar cosas más... íntimas (o por lo menos, cosas que no se animaba a hablar tanto con Harry y Ron).
Lo que sí era cierto es que Hermione deseaba con todo su corazón que se crease un momento oportuno para poder estar a solas con Ron. Él y Harry, a diferencia de ella, habían aceptado otra propuesta, la de Kingsley, de comenzar su entrenamiento como aurores. Desde ese momento, Hermione había tenido muy poco tiempo para compartir con sus amigos, únicamente durante las salidas a Hogsmade. Harry y Ginny pasaban mucho más tiempo juntos desde que habían regresado, cosa que no pasaba con Ron y Hermione, que no se animaban a hablar del beso, o de lo que sucedería a continuación con respecto a su relación. Si fuese por ella, no se hubiese resistido: habría vuelto a probar los labios de Ron incansables veces; se habría vuelto loca cada vez que se hubiesen separado, y él hubiese abierto tus párpados, dejando ver sus ojos azules, esos dos ojos que podían funcionar como dos grandes faroles que hacían todo más luminoso y colorido a momentos en los que parecía no haber una salida. Sin embargo, tenía mucho miedo de dar un paso en falso: ¿qué sucedía si el beso había sido solo un impulso del momento, y en realidad él no sentía nada por ella? ¿Será por eso que no se había atrevido a tocar ese tema mientras estaban en Hogsmade?
De cualquier manera, Hermione quería que todo fuese perfecto. Principalmente, porque le gustaba que las cosas salieran bien; o quizás, porque se trataba de la familia de Ron, de las personas que siempre la habían tratado como una hija, que la habían cuidado y que todavía atravesaban un momento muy duro en sus vidas: la muerte de Fred.
—¿Hermione? —preguntó Ginny mientras bajaban la escalera de mármol, dirigiéndose al Gran Comedor- ¿estabas escuchándome?
—¿Qué? No... —suspiró— Lo siento, Ginny. Estaba...
—Pensando en Ron —completó su frase y añadió una risa burlona. Hermione la miró indignada, con sus mejillas levemente rosadas (aunque aquello podría ser por el frío que venían sintiendo desde que abandonaron su cálida habitación)— Sé que te mueres por verlo hace semanas, ¡pero tranquila!, solo faltan un par de horas.
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El Primer Paso | Romione
FanfictionSe dice que existen los «milagros de navidad», y es la oportunidad perfecta para dejar que pasen; dejar que la magia y el amor, florezcan, algo que, tanto Hermione como Ron, desean desde hace mucho tiempo. Todo lo que ocurre en esta historia es de m...