-Alex, anoche fue increíble. Quiero repetir, cada noche si hace falta.
Le miré a los ojos, me veía a mí, reflejada, contemplando esos ojos que me precipitaban al vacío.
Le besé, me daba igual la gente que estuviera mirando, sólo quería sentir sus labios en los míos, su fragancia, su todo.
-Llámame luego a ver que planes se te ocurren para esta madrugada. Le dije.
-Te los diré. Sonrió.
-Alexis, ¿subes con nosotras? Me dijeron mi grupo.
-Ya voy. Le di un pico a Tomás y subí con mis chicas.
Estuve todas las clases pensando en la maravillosa noche que había pasado con él.
Acabó la clase y me fui con Mer, Ammeline, Alma, Lena y otras amigas más, a Sol a dar un paseo.
Las miré a todas, estaba orgullosa de ellas, tenía una suerte tremenda de tenerlas.
A las ocho volví a casa, me duché, hice algunos deberes y me acosté.
A las dos de la mañana sonó el despertador. Mire por la ventana, estaba Tomás, como la noche anterior. Me vestí, haciendo el mínimo ruido y bajé.
Me abalancé sobre él y le pregunté
-Bueno, ¿que se te ha ocurrido para hoy?
-Vamos a colarnos en el Retiro, y pasar allí parte de esta noche.