3. AU | Tierra Uno

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Batman: Earth One (o Tierra Uno) es una historia 'Elseworld' escrita por Geoff Johns

Batman: Earth One (o Tierra Uno) es una historia 'Elseworld' escrita por Geoff Johns

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El presidente, Oswald Cobblepot, estaba en su oficina tranquilo y fumando cuando escuchó que se abría la puerta de delante suya. Acto seguido, sus guardaespaldas tiraron a un hombre que llevaban arrastrado al suelo.

—Se encontraba merodeando en las afueras —explicó unos de sus hombres, para así marcharse al recibir un gesto y dejar que su jefe se encargara a solas del extraño.

Se acercó hacia el susodicho con un aire escabrosamente amenazante y una sed de sangre que crecía por momentos al observar la posición tan frágil en la que se encontraba su presa.

El hombre se apoyaba débilmente en el suelo con sus manos y respiraba con dificultad. Oswald no pudo visualizar su rostro por una capucha verde oliva que portaba, así que la bajó con crudeza.

La vista que recibió fue de lo más interesante; el hombre no tenía un aspecto ni muy arreglado ni cuidado, pero en cambio poseía un gran signo de interrogación negro, como si fuera una especie de tatuaje excéntrico, que además cubría la mitad de su cara.

Aún teniendo la mano en su capucha, la bajó de nuevo; para darle la sensación de que no estaba interesado en él y que por lo tanto no iba a hacerle daño ni golpearle —( 
ya se había llevado una buena tunda por parte de sus hombres—, para al instante atacarle con una patada en el estómago y, a su vez, clavarle la punta del paraguas que portaba en el mismo lugar del ataque.

—¿Qué hacías merodeando por mi edificio? —gritó.

—Hmph —se resistió el extraño por el golpe, intentando, con una gran dificultad y casi fallando en el intento, expresarse—. No te estaba investigando a ti —dijo entre pequeños quejidos.

—¿Ah, no? —insistió mientras clavaba con más fuerza la punta del paraguas.

El hombre exprimió un jadeo de dolor, que tampoco serviría de aviso a nadie cercano ni de la calle por las paredes insonorizadas de la habitación del presidente.

—El… murciélago —escupió.

Oswald detuvo la tortura, aunque sin mover el afilado paraguas, y se congeló por escuchar aquella palabra que, casualmente, tanto llevaba rondando por su cabeza últimamente. 
Inconscientemente le llevó a pensar en aquél hombre que se vestía de dicho mamífero alado y que tanto había intervenido en sus negocios los últimos días. Una brillante idea apareció en su mente.

—¿A quién has dicho que buscas? —le preguntó, acercándose a él para que escuchara bien lo que le decía.

El hombre escupió pequeños rastros de sangre de lo abatido que se encontraba, y no tardó demasiado en pronunciar lo que Oswald esperaba escuchar.

—Batman.

Oswald supo que estaban interesados por la misma persona, aunque no por qué.

—¿Y por qué buscas a ese tal Batman? —Cobblepot sabía que actuar como si supiera a la perfección de quién estaba hablando sería dar un paso en falso por su parte si esperaba que el otro le arrojara información. Ya había extorsionado a demasiados hombres, y sabía cómo funcionaban sus mentes.

—Es un “héroe” enmascarado… —respondió, levantando la mirada mientras se encontraba totalmente tendido en el suelo—. Y yo le voy a quitar esa máscara que lleva.

A continuación, la débil vista del hombre observó cómo el presidente le tendía la mano.

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Acto seguido, los dos villanos empezaron una conversación que avanzó en pasos totalmente inesperados; Oswald entró en confianza con el susodicho, el cuál le contó que se llamaba “Edward”, y ahora hablaban de forma civilizada al lado de una chimenea. 
Su enemistad por el autoproclamado justiciero de Gotham les había unido de forma gratificante.

—Entonces, ¿hay trato? —preguntó Edward cuando le dio la sensación de que no había nada más que sacar de la conversación por el momento.

—Por supuesto —respondió Oswald—. Tendrás tus explosivos y demás, siempre y cuando sólo los uses contra el superhéroe.

—¿Con qué otra cosa los usaría, si no?

Edward sonrió a la par que daba su respuesta, y Oswald entonó una, en respuesta, por lo bajo. La satisfacción de haber encontrado un aliado en un terreno tan complicado era, cuanto menos, plenamente satisfactorio.

Aunque al que más le ilusionaba esta idea parecía ser a Edward.

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Edward portaba su habitual capucha y caminaba con seguridad hacia la mansión del presidente, y llevaba con él la emoción de desear transmitirle a Oswald que ya tenía todo preparado para empezar a presionar al murciélago aún más de lo que Cobblepot había hecho. Habían estado hablando los últimos días en teléfono, por una conexión escondida, y sus conversaciones le habían llenado de un agradable sentimiento que ni siquiera Edward sabía que poseía.

Sin embargo, cuando se acercó a la fachada del edificio, lo que había en la acera ocasionó que empezara a temblar.

Se escabulló rápidamente en la oscuridad, y llevándose una mano a la boca, se calmó progresivamente de la tan desagradable imagen que había observado de la única persona, a parte de él, a la que le tenía un mínimo de aprecio. En cuestión de minutos, escuchó el característico sonido de Batman dejando un edificio, que provenía de las ventanas más altas del ayuntamiento, y que probablemente él únicamente conocía por haber estado observando y estudiando al justiciero durante tanto tiempo.

Todo aquello, con un específico fin que se incrementó a gran escala cuando se percató rápidamente de que Batman era el culpable de la muerte de Oswald Cobblepot.

Y aunque antes había perseguido al murciélago con el afán de encontrar la respuesta al acertijo definitivo, ahora estaba furioso. Su batalla personal con Batman había comenzado justo en aquél momento.




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Riddlebird Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora